Avanzaba por la carretera en mi carro hasta mi casa para celebrar mi cumpleaños número dieciocho.
Tenía mi cabeza llena de ideas y dudas sobre mi futuro, la incertidumbre llegaba a cada rincón de mi mente agobiandome y preocupándome cada vez más.
La carretera había pasado a un segundo plano, ahora el foco de mi atención estaba en mi razonamiento e inconscientemente empecé a acelerar más, solo reconocía mi casa a una cuadra de distancia el resto de objetos parecían retroceder a toda velocidad, pequeñas manchas a la distancia. Menos una de la que no me di cuenta de su cercanía hasta un fuerte impacto sobre la parte delantera del carro.
Aquel objeto en realidad era una persona que iba a pasar la calle tranquilamente, pero yo interrumpí su recorrido al no ver la luz roja en el semáforo que tampoco noté. Sin embargo no logré procesar toda esta información y lo único que pude hacer fue quedarme en el asiento del piloto mientras las personas se amontonaban alrededor.
Cuando reaccioné a los gritos provenientes del exterior el cuerpo inconsciente de la persona que atropellé estaba siento introducido en una ambulancia. Luego mi vista se dirigió hacia un policía de tránsito que cada vez se acercaba más; la solución a lo que se aproximaba sería la misma que aplicaba al resto de mis problemas, huir.
Llegué llorando a mi casa, intentando lograr pronunciar al menos unas cuantas palabras coherentes para explicar a los presentes lo sucedido. El policía de tránsito no tardaría en llegar, después de todo escasamente me alejé una cuadra de él.
No faltaron las palabras de consuelo, las cuales no arreglarían nada. Me decidí a aceptar las consecuencias de mis acciones, sin embargo en aquel momento una resolución parecía lejana. En ese exacto instante entró el policía.
Anunció que la víctima se llamaba Martha Caicedo y que debía de ir a un tribunal, pero no importaba que yo, Natalia, podría ser procesada sino que el nombre de mi madre también es Martha Caicedo, agregando el hecho de que nadie la había visto desde mi llegada.
Maté a mi madre, un hecho irreversible que podría haber sido diferente por pequeños detalles, así como si yo hubiera prestado atención o ella hubiera salido cinco minutos antes de la casa para comprar lo que hacía falta en la comida.
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Desastre inesperado
Short StoryHistoria corta. Nat era una chica normal, con las mismas preocupaciones de cualquier adolescente que pronto será un adulto. Pensaba que las consecuencia de sus acciones venían sólo cuando hacía algo totalmente malo, sin embargo con que una sola deci...