Kill Kill

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Su sed de matar era insaciable,
él amaba destruirlo todo,
todo lo que se encontraba a su alrededor.

Sin piedad,
como él mismo.

Robaba vidas mediante un beso,
la forma más bella de morir.
la forma más sutil de ponerle fin a una vida,
como si no fuese nada.

Se alimentaba de pobres almas,
desoladas,
con un corazón genuino,
pero congelado a la vez,
gracias a las decepciones obtenidas por la sociedad.

Disfrutaba la sensación de probarlas,
las degustaba como si fuera el más fino de los manjares,
las digería como aquel alimento que uno espera con ansiedad,
se sentía satisfecho,
gozaba de plenitud.

Como quien dice:
Estómago lleno...

Hasta que lo conoció a él,
tan joven,
tan bello,
tan delicado.

Su sonrisa lo hacía sentir feliz,
irónico, ¿no?

No quería quitarle su vida,
pero tocaba.

Era su trabajo.

No comprendía,
como algo que consideraba como el más sencillo de los oficios,
se estaba convirtiendo en una tortura para sí mismo.

Paradójicamente,
no tenía el apetito,
no para él.

Death of himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora