Escondidas, ocultos, pasar de desapercibido... Todo esto ha creado en mi un sin fin de confusiones adentro de mi cabeza.
Como podríamos amarnos si todo lo que tenemos a nuestro alrededor es clandestino.
Todo es tan prohibido que hemos repasado los límites del sano juicio.
No recuerdo la última vez que me sentí tan adicta a un hombre: Un daño que nos podría causar si nos enfrentamos a la verdad de nuestro amor, un amor que rompe paradigmas, un amor repentino que nació de la nada... Me cuesta entender como hemos llegado hasta acá, que desenfrenado es oprimir este sentimiento tan deseable que surgió ese mes de Junio, cuando sólo mi silencio no se hacía estruendoso para no llamar de tu atención y caer sobre las consecuencias de esta adicción.