A d v e r t e n c i a:
Para entender mejor la historia, se sugiere leer el primer os "bajo tus alas" ya que ambas historias están sumergidas en la misma dimensión, tiempo y espacio.
Just enjoy it.
Pateo una roca, mientras intentaba despejar su mente, quería olvidar todo, que su corazón dejara de sentirse de ese modo, ya había perdido a JaeBeom, no debía seguir con ese sentimiento tan vacío, tan derrochador, como si se estuviese ahogando.
Miró como esa pequeña roca siguió un camino recto, como si intentara guiarlo a algún lugar, la observó y se encogió de hombros, no tenía nada que perder, no se vería del todo estúpido si seguía una roca, la tierra de los humanos era lo suficientemente extraña y seguir una roca iba a ser lo menos raro que podía haber visto.
Pronto se vio a si mismo atrapado en una especie de callejón, su cabello, el cual parecía haber perdido vitalidad, en ese mismo lugar que no parecía de en miedo para nada, le regreso un poco de color. El lugar se sentía lo bastante familiar y cálido, casi asemejándose a una calle adoquinada, con casas con pequeños balcones y flores adornando estas, los rayos del sol cayendo de manera celestial, era totalmente parecido ese sentimiento a estar en el cielo, tanto que la sensación lo sobrecogía un poco.
-Te estábamos esperando.- Mark dio un salto, topándose con un chico de cabellos rubios y ojos celestes, la imagen autentica de un ángel, pensó en ese momento que sería su fin y lo llevarían de vuelta para enfrentar su destino, pero por alguna extraña razón no tuvo miedo, en cambio ese chico le daba una sensación pacifica y adorable, casi infantil.
-¿A mi?
-Sí.- sonrió, dando a notar ese reflejo en sus ojos casi despampanante, un brillo especial y único.
-Creo que... debo de irme, creo que te equivocas de persona.- le sonrió, y dio unos pasos hacía atrás, topándose con otro cuerpo, el cual lo sostuvo, causando que saltara por el susto, pero sintiendo esa sensación cálida en cuanto lo miró a los ojos.
-No, creo que no nos equivocamos, creo que deberías entrar con nosotros.- le invitó quién lo sostuvo.
Una pequeña comunidad.
Al menos ahora eso entendía, entendía que no era el único, había más de uno que había cedido sus alas por alguna razón.
Cuando los ángeles solían tener una característica que los diferenciaba de los demás esa era una clara señal de lo propensos que eran por terminar de ese modo, ya sea el color de su cabello, alas, ojos, proporciones corporales, lo que fuese, pero debía hacerte ser diferente de los demás.
-No te van a decir que eres propenso a esta situación.- habló el más corpulento.- por si llegas a pensarlo, por cierto mi nombre es Jackson.- sonrió, su cabello era castaño, sus facciones parecían querer hacer competencia con las de un arcángel, excepto por su altura la cual era un poco más baja de la promedio, pero en realidad lucía demasiado perfecto, con esos ojos castaños y la piel un poco más tostada de lo normal, con un brillo espeluznante, casi como si su piel fuese el mismo cielo, nunca había visto algo así en su vida.
-YuGyeom.- saludó el más alto, el cual fue quién le dio la bienvenida de alguna manera, esos ojos azules destellantes, eran totalmente hermosos, simplemente se sentía hipnotizado a verlos por mucho tiempo.
-Tampoco creas que somos un ejercito de personas.- entró alguien más.- por lo menos somos unos diez, no más.- su presencia se sentía distinta, no como la de los otros dos ángeles caídos, esta presencia se sentía distorsionada, como si peleara entre sentirse como un humano y como un ángel, como si estuviera en un limbo.