Era una hermosa tarde de otoño, el anaranjado de las hojas cayendo de los árboles y las gotas de lluvia a través de la ventana hacían más triste la despedida.
—Emi -Joaco susurro con los ojos cristalizados. —Te extrañare mucho, nunca me olvides.
—Nunca te olvidare Joaquín, prometo que nos volveremos a ver y que nos graduremos juntos de la escuela y bailaremos mucho como en esa película que adoras -Emilio se acerco a abrazar a su mejor amigo y compañero de aventuras.
—¿Lo prometes? -Joaquín estiro su puño.
—Lo prometo -Emilio junto su puño con el de su vecino, era su forma de cerrar sus promesas.
—Te quiero
—Y yo a ti
Los dos pequeños de tan solo 5 años unieron sus labios inocentemente, era la segunda vez que repetían esa acción después de haber visto a la hermana mayor de Emilio hacerlo con su novio.
Romina le había explicado a su pequeño hermano que eso se hacia para demostrar amor a otra persona y Emilio amaba a Joaquín así que decidió contárselo a su mejor amigo y ambos lo intentaron.
Esa tarde Emilio se iría de la ciudad por un trabajo que le habían ofrecido a su madre y no quería despedirse de su vecino y mejor amigo.
Esa noche el pequeño Joaquín de 5 años durmió con lágrimas en sus ojos por que su amigo se había ido.
(...)
11 años más tarde...
Era la última noche de verano, el Joaquín de ahora 16 años alistaba todo para que su dia de clases del dia siguiente fuera perfecto.
...
Joaquín se levanto y arreglo con su mejor atuendo, todo el verano había estado haciendo ejercicio para dar una buena impresión.
Salio de su casa con su mochila en hombro y una manzana en mano y camino a el primer día de preparatoria.
Al llegar se sentó en una de las bancas del largo pasillo, aun faltaban 15 minutos para la hora de entrada, se entretuvo un rato en su celular y en juguetear con el dije en forma de corazón que su mejor amigo de los 5 años le había regalado el día de aquella promesa, el último día que lo vió.
Pensaba en aquello, en la promesa que habían cerrado al pie de la ventana de la habitación color azul del Joaquín de 5 años. Pensaba si realmente la cumpliría aquel chico que desde siempre había tenido su corazón, cuando Joaquín cumplió los 12 y sabia que era realmente un beso, supo que al unico que le daría el honor de juntar sus labios con los suyos era a aquel niño que robo su corazón.
En lo que estaba centrado en sus pensamientos sintió como unas manos suaves tapaban sus ojos, no tuvo que pensarlo dos veces, hasta muerto reconocería la suavidad de el dueño de esas manos.
—¡Emi! -Joaquín gritó voletando hacía detrás de el para encontrarse con su mejor amigo.
—¡Joaco!
Ambos se unieron en un abrazo.
—¡La cumpliste! -Joaquín le sonreía sin dudar, amaba a ese chico.
—¿Creías que la había olvidado? Eso jamás -Emilio río.
—¡Te quiero!
—¡Y yo a ti!
Y unieron sus labios, ahora ambos tenian 16 y sabían lo que realmente significaba ese beso y nunca se arrepentirian. Era el inicio de la más hermosa historia de amor y de que la leyenda del hilo rojo es real.
