• Nada •

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Joseph

Abrí el chat y de inmediato empiezan a sonar las notificaciones de privados, una tras otra. Decidí silenciar las notificaciones y comencé a leer lo que me habían escrito. Ignoré los bots, los mensajes que no me convencían y me dediqué a responder a aquellos que podrían servirme.

Ingresé nuevamente al chat con la chica que hacía unos minutos había propuesto para hacer un chat hot o una llamada.

Aarón: Hola, ¿cómo estás?

Anna: Cachonda...

Directo al grano. No me preguntes de dónde soy, ni cómo me llamo, ni a qué me dedico”

Me gustan los que entienden esa parte y no hacen preguntas insustanciales. Sabíamos a lo que veníamos.

Aarón: ¿Qué haces ahora?

Anna: Estoy en la cama. Acabo de llegar a casa, me he desnudado... Estoy en tanga. He llegado bastante cachonda.

Me envío una foto, la primera. Una foto sugerente, bien vestida con ropa provocativa o en ropa interior.

Aarón:  Bufffff... estás buenísima.

Bueno eso no era del todo cierto y aunque si me gusta un cuerpo bonito, no quería ser ese superficial que todos odian, pero si nos estábamos metiendo en este rol, debía “complacer" a la otra persona.

Al principio era solo descripción. Luego me di cuenta de que una imagen valía más que mil palabras.

Necesité ir un paso más allá.

“Necesito oírte. Oír tu voz excitada, oír tu mano alrededor de tu coño moviéndose dentro y fuera. Que me escuches gemir y eso te encienda aún más”

Acción y reacción.

Acciones idiotas para un idiota desesperado que, con que hubiera otra persona que lo jodiera todo y se desilusionara. Como dije, acciones estúpidas, para alguien tonto.

Aarón: ¿Quieres que sigamos por teléfono?

No se lo pensó dos veces. Estaba encantada con la idea de oírme mientras me masturbaba. Me dio su número y a continuación la estaba llamando en oculto:

—Hola — hablé bajito. Tengo una voz que en lo personal no me gusta, pero que a muchos lo hace y quiero creer que era una buena jugada.

—Hola, ¿qué tal? —la escuché jadear. Su voz, delicada y demasiado aguada, con toques de sexualidad.

—Bien... mirando tus fotos. Me has puesto a mil —se hace audible el sonido de su mano al moverse, dentro y fuera. Al verbalizarlo se ha activado de nuevo. Jadea.

—¿Te gustan?

—¡Joder! ¿Qué si me gustan? estás buenísima Dios… —mi voz estaba tan desanimada, aún así, quería sonar lo mejor que podía.

—¿Tienes alguna foto de esas delante?

—Sí, las estoy mirando. No puedo dejar de tocarme... ufff...

—Mmmmm —los sonidos que emitía de alguna manera me activaron a mí también. Habló con voz entrecortada— Imagina... que me tienes así, en esa posición. Mastúrbate contra mi foto... Quiero que te corras sobre mí.

—Uffffff... joder, sí... que zorra... Dios. Buffff... que culito tienes ... Mmmmm. —Deberían darme mi Oscar a mejor actor, que hasta yo me lo creía.

—¿Te gusta, papi? ¡Dios estoy súper cachonda! Como me pone oírte así... Mmmm... quiero sentirlo todo dentro. —Bufó al otro lado de la línea— Mmmmm... sí, dame, fóllame.

—Ufff... sí, así, gímeme perrita. ¡Dios cómo me pones! —escuché cómo se masturbaba frenéticamente, cómo jadeaba y murmuraba guarradas de lo cachonda que estaba.

¡Joder! Parecía que el autoconvencimiento me estaba funcionando, aunque no como quería y solo con pequeñas sacudidas. Nada que una película porno no pudiera hacer y eso era frustrante.

—Uffff sí, joder sí, vamos córrete —los movimientos de su mano se escuchaban más fuerte, al igual que sus jadeos y gemidos—. ¡Aaaaah joder! ¡Síííí, me voy a correr!

Lamentablemente, eso no es lo que pude decir respecto a esto pues no sentí nada, ni siquiera lo que comúnmente sentiría, y eso me frustró. Quería romper todo e irme a dar una ducha relajante, había seguido su estúpido jueguecito y lo único que me trajo fue mas incomodidad y mas dudas. Sobre todo, no sabía qué coño hacer, estaba bloqueado, quería maldecirla a “ella”, quería gritarle por ser como es, quería renunciar a Aarón, no concebía la idea de tenerla cerca, quería que dejara de escribirme, quería que dejara de preocuparse por mí, quería que dejara de apoyarme en todo, quería que me odiara así como yo estaba logrando hacerlo. Era frustrante autoconvencerte de algo que estaba más que claro que no se iba poder hacer y lo peor era saber qué, si hubiera sido ella la de la llamada, hubiera tenido el mejor orgasmo desde hacía mucho tiempo.

¡Mierda! y todo para empeorar, al extremo de mi pantalla podía ver una burbuja de chat con uno de sus característicos mensajes que ella siempre me mandaba. Quería mandarle a la mierda, quería insultarla hasta que se fuera por su propia voluntad, pero, otra parte de mí no quería perderla. Esa parte la cual no le importaba ser su amigo por siempre, esa que quería hablar con ella hasta las altas horas de la madrugada, esa que en el fondo sabía que estaba perdidamente enamorado de la chica que administraba a Erin. La misma que ni siquiera sabía su nombre o conocía su rostro. Era patético lo sabía, pero odiaba que me gustase más por el cómo era por dentro, sabía que como sea que fuera en el exterior, sería solo un complemento y que no me importaría tampoco si resultase ser un hombre, a decir verdad me da igual si terminaba siendo un unicornio, me gusta como es y solo la quería a ella.

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