༺𝔻𝕠𝕤༻

902 129 10
                                    

━━━━━ • ஜ • ❈ • ஜ • ━━━━━

Observó en silencio y prestó atención al reclamo de aquel niño, sus ropas eran muy parecidas a las de el señor Jiang, por no decir que eran iguales, solo que en una versión miniatura.

—Jiang Cheng no discutiremos sobre esto. Ya está tomada una decisión.—

No, ese no podía ser el señor Jiang. El tono de voz serio y autoritario que estaba usando la tomó por sorpresa pues no era el que escuchó en el pueblo, tal vez se estaba equivocando de persona.

Pero al final no fue así, pues cuando una silueta alta pasó frente a la puerta del gran salón pudo ver claramente al líder del clan. ¿De verdad alguien que mostraba amabilidad podría lucir así de serio? Asustaba el cambio.

Una vez que el mayor paso, el niño se quedó de pie en un intento por contener las lágrimas de la rabia que le provocaba el tener que ser separado de sus perros. Giró su cuerpo con intenciones de intentar irse a otra parte de toda la inmensa residencia por lo incómodo que podía volverse la situación.

Jiang Cheng entró al salón con el ceño fruncido, pero al notar a la niña sentada a un lado del trono que lo miraba con atención rápidamente limpió sus lágrimas, su orgullo no le permitía llorar frente a ninguna mujer... Bueno, tal vez solo frente a su madre y su hermana.

—¿Tu quién eres y qué haces en mi casa?—

Pregunto estrepitosamente, al observar las ropas de la niña se dio cuenta que tenían ese característico color violeta de su clan.

—No tengo nombre. ¿Cómo te llaman a ti?—

Fue su turno de preguntar aunque no haya dado la respuesta que el pelinegro esperaba. Se levantó del escalón para acercarse hasta donde estaba el niño, este retrocedió poniéndose en una posición rara para ella que la hizo reír.

—¿Por qué debería darte mi nombre? Además, aún no me dices que haces en mi casa.—

—Ah... no estoy segura, pero el señor Jiang y la señora de adorno bonito dijeron que estudiaré culturación.—

Jiang Cheng lo miró confundido, esa niña no sabía ni pronunciar bien las palabras para la edad que tenía.

—Querrás decir cultivación.—

La corrigió y esta asintió repetidas veces con una sonrisa.

—Eso, eso.—

Su plática hubiera seguido, de no ser porque se escuchaban pasos firmes provenientes de uno de los pasillos y que poco a poco iban acercándose hasta ellos.

Ambos miraron como Madame Yu entraba a la sala, mirándose tan imponente.

—Madre.—

Murmuró Jiang Cheng mientras juntaba sus manos para hacer una corta reverencia, acto que la niña intentó imitar, no muy bien, pero lo había intentado.

La dama de ropas violetas contempló a ambos menores, notando que la menor ahora estaba vestida de forma decente para entrenar y que los ojos de su hijo estaban levemente rojos.

—A-Cheng, ¿Por qué has llorado?—

Preguntó, el niño respondió a su madre con la verdad.

-¡Padre me quitará a mis cachorros! ¡Todo porque a Wei WuXian le dan miedo!-

Dijo con dolor y enfado, recalcando su molestia por el nuevo niño y por el hecho de que su padre quisiera correr a sus perros.

-¡¿Tu padre sobrepuso a ese niño?!-

꧁༻𝓒𝓾𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓵𝓸𝓼 𝓵𝓸𝓽𝓸𝓼 𝓯𝓵𝓸𝓻𝓮𝓬𝓲𝓪𝓷༺꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora