Era ya última hora de la tarde cuando abrió de golpe la puerta de su habitación en el hotel para entrar como si la persiguiese una leona enfurecida y temiese por su integridad física. Estaba arriesgando mucho, lo sabía, pero no estaba dispuesta a renunciar a Luisita sin haberlo dado todo de sí y su instinto la impulsaba a emplear su mejor arma. La conocía, conocía su cuerpo, sus reacciones y sabía perfectamente cómo hacer que volviese a despertar a ella. Amelia se quitó el abrigo, mientras recorría la habitación, todavía demasiado alterada como para pensar con claridad en lo que acababa de hacer. Días atrás, cuando había decidido mostrarle a Luisi su deseo con descaro, más incluso que cuando todavía eran solo "amigas, muy buenas amigas", con la intención de provocarla, no había previsto que también le iba a afectar a ella con tanta intensidad. Pero tampoco podía sorprenderse, ya le había sucedido antes, la diferencia entre aquellas noches en el Kings y estos días tan caóticos no era la incertidumbre por saberse correspondida, porque ahora también eso volvía a dudarlo. No, lo que hacía distintas las cosas era que ya se habían probado, sus cuerpos se reconocían, ambas sabían cómo encenderse las ganas y cómo apaciguarlas juntas en una cama... o en el tresillo del comedor de los Gómez, pensó Amelia y sonrió por primera vez desde que había llegado.
Unos golpes rápidos y casi violentos contra la puerta la sacaron de sus cavilaciones con tal brusquedad que el sobresalto le hizo dar un traspié. Ahí estaba. Durante unas décimas de segundo sopesó la idea de no abrir, podría quedarse allí callada y esperar a que se fuese, ya hablarían cuando estuvieran más calmadas las dos. Pero no, esa opción quedó descartada con un breve suspiro, le sobraban razones para abrir. Para empezar, estaba harta de esconderse del mundo, de que ambas hubieran tenido que negar su amor en público y vivirlo de forma clandestina como si hubieran estado haciendo algo malo. Además, Luisita estaba enfadada, bastante, según indicaba su forma de llamar, y eso significaba que estaba consiguiendo sacarla de esa especie de burbuja de autocontrol que había creado en torno a sí, Amelia quería su pasión y le daba igual si por el momento esta llegaba en forma de discusión. Así que abrió.
El puño de Luisi se quedó suspendido en el aire al abrirse la puerta. Al principio, se sorprendió al verse interrumpida en la descarga de su ira contra lámina de madera, pero luego sus ojos oscurecidos se centraron en ella y el cuerpo de Amelia tembló ligeramente, no de miedo, sino de excitación. Apretó los dedos que aferraban la manilla de la puerta todavía con más fuerza y se mordió el labio para contener las ganas de lanzarse sobre Luisita y devorar su boca en mitad del pasillo. En su lugar, se retiró a un lado cuando la rubia decidió entrar como un torbellino sin pronunciar palabra. Amelia cerró la puerta con lentitud exagerada, quizás buscando irritar más su ánimo o puede que tan solo quisiera coger aire para lo que se avecinaba de forma inminente.
—Me parece increíble, de verdad te lo digo —comenzó Luisi, realmente molesta, y Amelia ya no pudo darle la espalda por más tiempo—. Es que no me lo puedo creer, ¡vamos!
—¿El qué?
—¿El qué? Amelia, por favor. ¡Por favor! —Luisita respiró hondo y cambió de actitud a una más sosegada—. ¿A ti te parece lógico lo que estás haciendo? Porque sabes perfectamente lo que estás haciendo.
—Ya... —su mirada se tornó resignada y se encogió de hombros al ver cómo volvía a perderla dentro de aquella calma que le había dado la madurez—. ¿Qué quieres que te diga?
—La verdad, Amelia, quiero que me digas la verdad.
—La verdad ya te la dije, he vuelto de París por ti, porque me he dado cuenta de que no puedo vivir sin ti.
—Claro, por mí... —Luisi apretó los labios, le brillaban los ojos por las lágrimas contenidas, en su interior una vorágine de sentimientos luchaba por tomar el control y derribar el muro que tanto le había costado construir durante todos aquellos meses en que se había sentido abandonada por el amor de su vida.
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Deseo
FanfictionBreve historia sobre cómo sería la reconciliación entre Luisita y Amelia cuando esta decide regresar de París