Parte 2

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                                                                          2 Iker

El Seat Málaga de finales de los 70 estacionó sobre la hierba de una amplia parcela. El extremo este daba a un riachuelo. Se trataba muy posiblemente de una de las casas mas grandes de Altamira San-Cristobal. 

Iker Turner fue el único que pudo contener la consciencia, a parte del conductor Leroi. Después de continuar la marcha, solo recorrieron medio kilómetro pero los acompañantes de la parte trasera continuaron vomitando hasta que los tres acabaron amontonados en la parte trasera sin dar señales de vida. 

Iker Turner salió del vehículo. Se postro delante de la puerta y de pronto en su cabeza brotaron pensamientos escalofriantes. Recordó en ese instante al ver las putrefactas maderas y sucias ventanas, el hecho que encarnizaba aquel pueblo con el horror. El verano que Iker Turner cumplió 10 años, se quedo en casa de su Abuelo para ver el maratón de Porno de los 90, y no quiso ir al pueblo ese año. Una semana después, se entero de que su padre había muerto en extrañas circunstancias, en aquella casa. Tras unos momentos encerrado en sus pensamientos bajo la mirada del rostro sonriente de Leroi reaccionó. 

Subieron por las tres pequeñas escaleras que daban al porche de la casa, una de las cuales estaba partida en dos. Iker Turner llamo a la puerta con unos ligeros golpes a la roñosa puerta de madera. A cada golpe que daba desprendía una arenilla formada de polvo y madera. Nadie respondió. Al rato empezó a golpear mas fuerte, no mucho pero la puerta parecía que con esos golpecitos podría ceder. Miro a Leroi frunciendo el ceño. Saco una oxidada llave del bolsillo y la introdujo en la cerradura. Abrió la puerta lentamente y produjo un agudo chirrido. Se fijaron que las ventanas estaban cerradas a cal y canto, y que la única luz que iluminaba el amplio vestíbulo era la procedente de la entrada.

-Mira Iker.-Señalaba al mueble junto a la entrada. Una hoja doblada a la mitad y equilibrada sobre si misma, en la que ponía Iker Turner en grande. Iker Turner cogió el papel y tras darle la vuelta leyó en voz baja, lo suficiente como para que Leroi pudiese escucharle.-Iker, Somos Tus tíos, te dejamos la casa a tu cargo. Cuidad de la Abuela. Volveremos la semana que viene.

Los dos se miraron. Leroi que por entonces había parado de sonreír dijo- Iker... ¿tu abuela tenía un muñón verdad? La cara de Leroi era de lascivia y repugno a Iker para todos sus adentros. A Leroi de 19 años de edad le daba igual la edad de la mujer cuando se trataba de su mayor deseo sexual. Los mullones. Consiguió a medias la tarea de disimular en su rostro su asqueo. 

Todos tenían gustos sexuales peculiares y hace mucho, desde que iban al instituto prometieron que como amigos que eran jamás los criticarían en cuanto a sexo se refriera. Quiso decir mucho mas pero se valió con decir que con su Abuela NO. Iker Turner se tranquilizó un poco.-Levanta las persianas anda. Leroi empezó por la parte derecha y Iker Turner por la izquierda hasta que se cruzaron. Ahora Leroi sonreía mas aun se le caía la baba y tenia la mirada perdida. Decidió seguir su código de honor y no digo nada.

En la planta inferior se encontraba el gran vestíbulo, la parte mas amplia y llamativa de la casa, una cocina equipada con cazos y menaje de cocina a medio oxidar, dios sabría si era toxico. Un baño y  la sala de estar. Prácticamente vacía por el gran tamaño de esta. Aun así era reconfortante. Un amplio sofá para 5 o 6 personas compuesto de piel y acolchonado con plumas. Una vieja televisión que en ese momento estaba repleta de polvo. Estaba vagamente decorada con antiguos cuadros renacentistas, algunos católicos y algún que otro retrato.

Volvieron a salir de la casa a buscar el equipaje. Los muertos habían revivido. Kevin estaba haciendo flexiones, Markel estaba comiendo un bollicao, una de las razones principales de la convexidad en su estomago y de sus rebotantes pechos. Mientras Simon estaba semi desnudo helándose de frió. Simon les vio salir y se le acerco corriendo.-Abrid el maletero!-Grito por el camino. La ropa de Simon era la que mas vomitaba estaba, el traje de spider-man, pues no solo estaba manchada de su vomito si no de el de Kevin y Markel que le habían utilizado de reposa piernas. 

Fueron a paso rápido al coche. Leroi abrió el maletero y al ver su contenido los tres rieron. Galder estaba ahí tumbado masturbándose dándoles la espalda, que giro la cabeza levemente y siguió a lo suyo. Cogieron el equipaje y se dirigieron adentro sonrientes. La obsesión de Galder por la masturbación superaba por poco la de sus amigos, para el no había limites.

Entonces Iker Turner tuvo un escalofrió. Recodo que a Galder le encantaban las Abuelitas, como pudo olvidarse de ese importante detalle. Deseó fuertemente que eso no se convirtiera en una caza de brujas entre Leroi y Galder por ver quien se acostaría con su Abuela. Y aun le aterraba mas que lo hicieran los dos a la vez, por un momento se imagino entrando a la habitación de su abuela y ver a uno encima y otro debajo de su Abuela.

Entraron a la casa. Subieron las escaleras y cada uno se metió en la primera habitación que encontró vacía. Iker Turner dio a parar a la habitación de su abuela. Su abuela se balanceaba en la mecedora. Se dio media vuelta y su ojos consumidos por la edad, blancos, resplandecientes se dirigieron a el. Sonrió levemente.-Buenas tardes chiquillo te estaba esperando...

Iker Turner: El MonjeWhere stories live. Discover now