Mi Pequeño Príncipe [NamJin]

Único Capítulo

Después de una largo día de trabajo, recorriendo su territorio junto con los guardias en busca de alguna anomalía, de revisar las armas y municiones, de hablar con la gente del pueblo y de revisar a los caballos, sumando el entranamiento después de todo sólo quería descansar. Llegó a sus aposentos con cara larga y muy sudado sólo para encontrarse con las señoritas del harén en su cama.

-- Disculpe nuestra insolencia nuestro señor, pero pensamos en que estaría muy cansado y lo que único que necesitaría sería un poco de distracción -- Dijo una rubia quitándose su vestimenta dejándola desnuda. NamJoon sólo suspiro mirándola, estaba tan cansado y aburrido que eso ya no le causaba nada por más que se esforzara.

-- Lo siento pero hoy no tengo ganas de nada y si me disculpan me gustaría dormir. -- Dicho eso les dio la espalda mientras se quitaba su saco de terciopelo. Las chicas indignadas y avergonzadas se fueron.

Cuando se acostó sólo falto que apoyará su cabeza en la almohada para dormirse. Eran aproximadamente las 3 de las mañana cuando los guardias golpearon su puerta.

-- ¡Señor! ¡Tenemos intrusos!

Sólo tardo un segundo para levantarse y cambiarse, corriendo siendo guiados por sus guardias. Se sorprendió bastante cuando fue sólo el almacén de comida encontrando saqueado y que solamente se habían llevado pan y leche, mucha leche y agua. Pensó que si se trataban de ladrones ¿Por qué no se llevaron la plata fina que tenían los cubiertos o los platos de oro que estaban a solo una habitacion de ahí?

Otro guardia llegó con ellos después de unos minutos de revisar el lugar diciendo que unos chicos habían huido pero que uno lo tenían en las jaulas con... ¡¿Con un bebé?! Se dirigieron rápido hacia allí siguiendo el llanto y los arruyos tembloroso. Cuando el rey llegó hasta ahí se llevó una gran sorpresa al ver de quien se trataba.

-- ¿SeokJin?... -- El nombrado levantó la mirada y juró ver un brillo en sus ojos antes que se llenarán de lágrimas sus ojos.

-- L-lo siento mucho Nammie... -- Soltó un sollozo abrazando al bebé que se había calmado un poco.

-- Llevalo a mi aposento...

-- Pero señor...

-- ¡Ahora! -- Demandó mirando al guardia que se atrevió a dudar.

En cuanto volvió de a sus aposentos después de calmar al pueblo y mandar a los soldados que revisarán los terrenos se encontró con Jin y su bebé junto a ventana, el bebé se había dormido y él miraba para afuera.

-- Su señoria lamento haber hecho tanto tumulto -- Se giró fijando su mirada en NamJoon.

-- ¿Qué pasó? -- Se acercó a él arrodillandose a su lado.

-- Mi padre murió Nam. Lo asesinaron y me quisieron matar a mi también... -- Su voz se quebró un poco, después de unos segundos se recuperó -- Querían a mi bebé también... Unos cuantos logramos escapar. Están destruyendo todo y mi madre tiene miedo, me mando con unos soldados hace días pero teníamos hambre y tu reino estaba cerca... Nammie lo siento, no quise robar pero mi bebé necesita comer...

NamJoon llevo su vista al bebé en brazos. Su piel era un canela suave, sus ojitos estaban cerrados e hinchados por llorar. Su nariz era chata, un poco levantada y redonda en donde estaban los orificios nasales. Sus labios eran redonditos y gruesos de un color rosa claro, se parecían a los de Jin.

De pronto recordó cuando Jin fue de visita a su reino con su familia, fueron a forjar un trato para no pelear entre ellos y unirse si en un futuro alguien reclamaba sus tierras. Él ya era un Rey y Jin el hijo del Rey Kim Hyung, se enamoraron de inmediato pero no podían estar juntos, no hasta que Jin fuera mayor y se convirtiera en Rey. Eso no les importó porque se vieron a escondidas todo el tiempo que pudieron, una noche fueron hasta sus aposentos donde Jin le regaló su flor, se amaron esa noche y decidieron que se casarían pero al otro día el rey se llevó a Jin cuando unos maleantes habían entrado al pueblo y estaban rompiendo los bares y negocios. Nisiquiera tuvieron tiempo de despedirse como era debido. A los meses le llegó un mensaje que se había comprometido, eso lo destrozo. Desde tanto no lo volvió a verlo hasta ahora.