I. Primera vez en UA

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El primer día de clases siempre es una experiencia interesante. Lo más importante para un estudiante nuevo en su primer día es dar una buena primera impresión, de esta forma se facilitará el hacer amigos y la ansiedad social disminuirá de forma considerable en cuestión de horas...

—Muy bien, clase. Antes de empezar con la lección debo darles un comunicado.—dijo Aizawa en voz alta para llamar la atención del curso de héroes. Todos a su alrededor guardaron silencio para escuchar lo que su profesor tenía que decir.—El día de hoy se unirán a la clase dos estudiantes nuevos. Ambos fueron recomendados para el curso de héroes, pero por razones personales no habían tenido la oportunidad de incorporarse a las clases desde el principio. Espero ver el espíritu del compañerismo entre ustedes y... les aconsejo no juzgar los libros por su portada.

La última frase del desaliñado profesor alertó a los estudiantes de un segundo a otro. ¿A qué venía ese comentario? ¿Por qué tanto misticismo?

La gran puerta del salón se deslizó abruptamente hacia la izquierda dejando ver una silueta colosal. Dos hombres uniformados ingresaron al aula a paso firme y en silencio, escoltando a un par de chicos que lucían diminutos junto a ellos. El primer detalle que saltaba a relucir en tan peculiar escena era el hecho de que los más pequeños iban esposados, pero no con las esposas tradicionales que utilizan los policías para desempeñar su labor, o las esposas con peluche rosa que no pueden faltar en el cajón del sadomasoquista; los jóvenes llevaban las manos a sus espaldas, inmovilizadas por grandes cubos metálicos que a simple vista se sabían pesados, la mitad inferior de sus rostros estaba cubierta por gruesos bozales de cuero negro que tenían candados en las hebillas, sus brazos iban fijos a sus costados con arneses bien firmes y en la cadera llevaban cinturones metálicos que se conectaban a los bozales a través de un hilo plateado, realizando un recorrido en línea recta desde el abdomen bajo hasta el cuello, impidiéndole a los gemelos levantar la cabeza siquiera.

Todos estaban boquiabiertos por semejante espectáculo. Tras un suspiro de cansancio por parte de Aizawa los agentes de policía procedieron a retirar las medidas de seguridad que mantenían inmóviles a los chicos. Las miradas crédulas de los futuros héroes no daban crédito cuando en un descuido uno de los policías dejó caer los cubos de las muñecas del chico al suelo y todo el edificio se sacudió de forma violenta.
Una vez hubieron despojado a los estudiantes de toda atadura, los agentes se despidieron del profesor con una reverencia y se marcharon sin más.

—Bien, ahora preséntense.—ordenó Aizawa con evidente fastidio.

Por primera vez desde que llegaron, la clase 1A comenzó a analizar a los nuevos con algo de temor. Ahora que los miraban a detalle estaban más que sorprendidos con su imagen: la chica tenía un brillante y largo cabello tan blanco como la luna, al igual que sus cejas delgadas y pestañas frondosas, y sus ojos eran de un gris muy pálido. Llevaba puesto el uniforme de la UA y tenía semblante aburrido (aunque sólo dejase ver la mitad superior de su rostro, ya que la parte inferior estaba cubierta por una máscara negra dentada), como si la entrada triunfal que acababa de hacer no fuese la gran cosa. Por su parte, el chico tenía el cabello de un negro carbón muy profundo y sus ojos eran exactamente iguales a los de la chica. También llevaba puesto el uniforme y su oreja izquierda estaba a rebosar de perforaciones, pero lo más llamativo de su persona era la radiante sonrisa que enmarcaba su rostro, dejando ver unos blancos y bastante pronunciados caninos que le daban una apariencia salvaje. Resultaba más que obvio que ambos eran parientes y era muy difícil quitarles los ojos de encima. ¡Parecían sacados de una revista!

—¡Mi nombre es (YN)_____, espero que nos llevemos bien!—se presentó el pelinegro con energía sin disminuir ni un poco la sonrisa con la que llegó.

—(YN)_____, un placer conocerlos.—secundó la peliblanca con una reverencia y un tono neutro bastante formal.

—Ya tendrán tiempo de hablar con sus compañeros más tarde. Ahora tomen asiento y estén atentos a la clase, ya discutimos la dinámica: si yo les hago una pregunta y no conocen la respuesta, suspenden la materia completa.

Los gemelos Ackerman asintieron al unísono y se aproximaron a los asientos libres. El pelinegro se ubicó frente a un chico pecoso con el cabello rizado  y lo saludó con un gesto de peace and love en los dedos para tomar el asiento de adelante. El pecoso respondió al saludo con una sonrisita nerviosa y se sonrojó ligeramente. Al sentarse, un chico con el cabello rubio de puntas -quien ocupaba el asiento de enfrente- giró sobre sí mismo para lanzarle una mirada extraña.

—¡¿Quién dijo que podías sentarte aquí, mierda?!—bufó el rubio con la mandíbula apretada y el ceño fruncido.

—¡¿K-Kacchan?!

—¿HA? CIERRA LA PUTA BOCA, NERD DE MIERDA

—¿"Kacchan", eh? ¡Es un placer conocerte, espero que seamos amigos!— chilló el pelinegro con emoción, ensanchando aún más su sonrisa.

La cara del rubio al oír un apodo que detestaba, viniendo de un desconocido, era todo un poema. El peliverde se petrificó de miedo esperando la reacción explosiva de su amigo de la infancia, pero antes de que éste pudiera replicar el profesor ordenó silencio.

Mientras tanto, la albina yacía imperturbable en su asiento. Detrás de ella se encontraba un chico con el cabello bicolor y delante había otro chico con la apariencia de un cuervo. Los tres eran tan silenciosos que resultaba cómico verlos en línea, y la peliblanca sentía alivio por no haber elegido el puesto que tomó su hermano, no soportaba los gritos.

Así dio inicio la estadía de los gemelos Ackerman en UA. Lo de dar una buena primera impresión había quedado descartado mucho antes de que se les ocurriera.

The Ghoul kyōdai (BNHAxReader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora