Si me preguntan cómo sucedió, no sé qué debería responder porque ni siquiera yo sé cómo pasó. Si me pongo a pensar, ya te había visto cerca de cinco veces anteriormente, mas en la sexta y en la séptima mi visión cambió. Puse mis ojos en ti, quizá de una forma en la que no debí hacerlo y ahora probablemente me duela, pero incluso si no sé de qué magnitud es el dolor, no quiero detenerme aún y creo que tampoco puedo.
Escribiendo, me di cuenta de las cantidad de veces que puse "no sé" y aunque quisiera cambiarlo, no lo haré, porque ese es mi estado actual.
No sé si deba detenerme ahora. No sé cómo pasó. No sé qué estoy sintiendo. No sé nada de ti. No sé qué estoy haciendo ni qué estoy diciendo. Tampoco sé por qué te hablo informalmente si no nos conocemos de nada. No sé si te darás cuenta y suponiendo que lo hagas no sé si te incomodé, pero realmente no quisiera hacerlo.
Quizá me afectó leer demasiadas historias del romanticismo, aquellas donde uno de los dos personajes se enamora a primera vista. Pero he de admitir que no es exactamente divertido ser quién se enamora del otro sin saber si eres correspondido o si moviste algo en el interior de aquella persona. Porque bueno, al principio algo se movió dentro de mí, pero ahora siento que sacudiste mi mundo completamente y es por eso que no entiendo nada.
Quizá no es en absoluto importante para ti, pero yo estoy completamente atrapada. Cada vez que pienso en ti me falla la respiración, siento cosquillear el estómago, incluso he llorado y me he quedado sin ganas de hacer algo.
No sé qué vi en las últimas veces... Tal vez fue tu cabello castaño claro cenizo, lacio, un poco largo, que a simple vista parece sedoso y a veces cuando caminas se agita leve y dulcemente, como las hojas de los árboles cuando las toca una brisa de verano y, que si no fuera extraño, lo tocaría para confirmar mi expectativa. O probablemente miré tus ojos oscuros que me parecen dulces y cálidos por más tiempo del necesario y advertí que tu piel clara hace que tu mirada resalte. También podría ser que puse mucha atención en tu rostro, viendo como te concentrabas para atender a mi pregunta, quizá en ese momento observé demasiado tu hermosa nariz, al tamaño y forma exactos para tu lindo y suave rostro, y también observé tus labios que se veían suaves. Tal vez, la última vez fuiste más amable conmigo y aunque quizá seas así de amable con cualquier otra persona, no sé por qué se sintió bien que fueras así conmigo, como si sólo hubiese sido para mi y para nadie más.
Ahora que lo pienso es algo extraño, por no decir demasiado, todo esto. Quiero decir, al principio me molesté porque estaba a punto de pedir algo, pero cuando pregunté tú te equivocaste y terminé volviendo a casa suponiendo que si volvías a atenderme al regresar por aquello que yo quería seguramente pensarías que mi situación económica es mala y sentí un poco de vergüenza al imaginarlo. Luego descubrí que no era necesario volver si no te hubieras equivocado la primera vez y me enfadé un poco. Tanto, que cuando volví porque necesitaba otra cosa de ahí, al verte sólo te saludé por cortesía y pregunté a alguien más, pero tú tomaste mi pedido y está vez lo hiciste demasiado bien, que incluso se sorprendí y te agradecí... Ya sabes, por protocolo, cortesía y porque en serio me gustó el hecho de que atendiste rápidamente a mi pregunta.
Desde aquella vez no dejó de pensar en ti. Memoricé tu rostro y creo que incluso tu voz, desde ese día trato de recordar todos tus movimientos porque es todo lo que tengo de ti. Trato de recordar la secuencia en la que ocurrieron las cosas y aunque pudiera ser algo enfermo, he pensado incluso en tu estado anímico, y creo que aquel día estabas un poco cansado, pero el gesto que hiciste en las últimas palabras que me dirigiste me pareció de lo más tierno.
En este punto quiero saber tu nombre, porque es duro hablar de ti y pensarte sin tener tu nombre. Y a causa de esto, comprobé una vez más que mi vida es un chiste porque me estresé tanto en querer saber tu nombre y buscar una forma que no fuera tan extraña y al final todo aquello valió para nada, pues no estabas el día en que decidí preguntar tu nombre puesto que lo pensé demasiado.
Me gustaría saber tu nombre porque podría hacerme sentir menos confundida. Pero cuando a veces lo pienso, creo que no es tan buena idea, porque probablemente después de eso quiera más y tal vez no pueda tener más, y sé que eso dolerá pero no sé si estoy dispuesta a soportar ese dolor.
Sin embargo creo que me atreveré a preguntar tu nombre... Espero que la vida me sonría... espero que la Luna me cumpla mi deseo.
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¿Esto es amor?
Non-Fiction¨No puedo decir las palabras así que te escribí [...]. Ahora vivirás durante siglos, puedo sentir tu pulso en las páginas¨ En otras palabras, anécdotas de una enamorada que no sabe a dónde llegarán sus sentimientos, que no sabe si quiere expresarlo...