«Del sol, casi todas las casas» Pensó aquel hombre que miraba el atardecer desde su tejado, mientras más pasaban los minutos, más lo atormentaba aquel recuerdo. Aquel hombre era un hombre importante, nacido para ostentar el poder, criado para ostentar el poder, acostumbrado a el poder, de mirada ruda pero sensible. Él lo tenia todo; buen aspecto, un cuerpo impresionante.
Bajo del tejado y fue al pequeño bar en la esquina de la cocina, tomo un vaso de vidrio y tomo la botella que decía «Alma De Magno» su marca de brandy favorita, lo lleno por completo y lo bebió de dos tragos desesperados. Tres años, se repitió a si mismo, tres malditos años de silenció y amargura. Y las cosas seguían igual, y a pesar de todo, aún creía que podía tener el valor de pararse frente a ella y llamarla con el apodo tan tierno con el que solía decirle cuanto la amaba, sin duda había perdido lo mejor de su vida, nada podía llenarlo de felicidad más que aquella mujer de ojos verdes y piel pálida con quien había compartido tantos momentos agradables, momentos que daban paz.
Estaba decidido, tomo las llaves y subió al Dodge Charger 1970 que estaba estacionado fuera de su departamento. Eran las 7:00pm de la noche cuando arranco el auto y manejo hasta la casa de su amada, cuando llego, bajo del auto y camino hasta la puerta de la entrada e intento abrirla con las llaves que ella le había entregado pero cuando metió la llave a la cerradura no pudo abrirla, había cambiado la llave, sin más, toco la puerta esperando con ansias a que la puerta se abriera hasta que finalmente se abrio y dejo ver a una mujer de cuerpo hermoso, una piel tan suave y joven que portaba un vestido pegado al cuerpo que hacía que sus caderas resaltaran y que combinaba a la perfección con su piel blanca, era ella la mujer que le robaba el sueño y era la culpable de su sufrimiento, la mujer que le hacía sentir felicidad y que le causaba a la vez una profunda tristeza al no poder poseerla y tratarla con fragilidad y amor.
Ella miro de arriba a abajo a aquel hombre que alguna vez fue el culpable de sus noches tristes, el culpable de sus sueños rotos y creador de sus recuerdos más bellos, no sabía cómo reaccionar teniéndolo frente a ella, sus piernas temblaban, solo sé pregunto porque aquel hombre se animó a buscarla una vez más.
-Necesitamos hablar-Dijo él en un tono serio y con una mirada cálida. Ella no contesto, seguía helada ante el Adonis que tenía frente a ella. -Por favor- volvió a decir pero ahora con una voz temblorosa, las lágrimas empezaban a asomarse por sus ojos y su perfecta nariz comenzó a tornarse de un color rojizo. Ella lo noto y dió varios pasos hacía él, mientras más se acercaba más le llegaba el olor al exquisito brandy que desprendía su traje, puso su mano sobre el pecho de aquel hombre y lo miro a los ojos, esos ojos azules que la hipnotizaban y no la dejaban pensar con claridad.
-Vuelve conmigo-Dijo él con la voz entrecortada.-Yo te amo- dicho esto salió una lágrima de su ojo derecho y un sollozo casi inaudible.
-Si me amarás, no me habrías buscado-Dijo ella-Solo amas lo que hice por tí - Su voz se escuchaba triste y seguía en aumento sus ganas de llorar como si de una niña que perdió su juguete se tratase- Y ¿Sabes qué es lo peor? Que lo volvería a hacer una y otra vez con tal de verte feliz- Soltó un sollozo que tenía retenido, porque era cierto y aunque él la amara de verdad nunca demostró que le importara.Él la tomo de las mejillas y la miro a los ojos, quería besarla, quería probar de nuevo sus labios y hacer como si nunca se hubieran separado, pero él sabía muy en el fondo que hecho a perder esa oportunidad que ella le había dado. Se alejo de ella, se dió la vuelta y camino dispuesto a irse, pues haberse presentado de nuevo con ella había sido un error, aún que verla de nuevo fue un regalo, seguía tan hermosa como cuando la conoció.
-Espera - Dijo ella, él volteo y camino a paso desesperado hacía ella con esperanza. Un silencio los inundó, era un momento incómodo pero no iba a seguirle dando vueltas al asunto, la tomo por la cintura y junto sus frentes, sus respiraciones se mezclaban, los corazones de ambos latían con rapidez, un momento incómodo paso a ser un momento de desesperación, sus narices rozaban y sus labios estaban a nada de juntarse.
- Si vas a besarme, házlo ya - Dijo ella en un susurro, él soltó un suspiro y cortó la distancia que había entre sus labios, era un beso tan deseado, tan intenso y con una ternura inigualable, ambos cerraron los ojos para disfrutar aún más aquel beso tan anhelado, pasaron varios segundos para después separarse. Ambos los sabían, sabían que se necesitaban, sabían que haberse separado era un mero capricho y que aquel amor que ambos creían muerto solo estaba durmiendo para despertar en el momento que se volvieran uno, otra vez.
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Un Amor Rebelde. (Andy Biersack)
RomanceAndrew Dennis Biersack, un hombre talentoso, guapo, ojos azules como el mar que dan una mirada profunda, piel pálida, un hombre sensible pero rudo. Gissele Bridge, una mujer hermosa, inteligente, ojos verdes que dan una mirada tierna y tranquila, un...