¿Puedo Besarte?

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Tus increíbles ojos violeta, ojos que para mí son descritos como el lenguaje divino del amor, que comparten una calma inesperada después de un gran dolor, la paz inevitable cuando me miro en ellos.

Quiero estar siempre a tu lado para contemplar esa mirada que trae calma a mi existir, porque son tus ojos la pureza e inocencia de una niña en la cual no hay mentira ni engaño, son dos tesoros preciosos que tranquilizan mi ansiedad, son tus ojos los que hablan cuando el silencio nos atrapa y no los quiero perder.

"¿Tengo algo en la cara?"

Cuestionaste con un aspecto desorientado.

¿Qué querías que hiciera? Mis mejillas captaron ese color rojizo. ¿En qué estaba pensando cuando me quede prendida en tus luceros? Lo que me daba más pavor era contestarte, puesto que no era nada buena mintiendo y al segundo me atrapabas.

"N...no es nada Maki, solo pensaba. Mejor cuéntame... ¿Cómo te fue con tus padres sobre lo nuestro?"

Fue mi verdad a medias, como siempre intente ocultarme con otra pregunta, prestándote así una sonrisa nerviosa y colocando algunos mechones de mi cabello tras mi oreja como un acto inquieto mío que se volvería algo muy obvio para ti, solo que mi error era cuando finalmente me daba cuenta de mi acción inconsciente.

"No intentes cambiarme el tema. ¿Pensar en qué? ¿Por qué piensas en otras cosas cada vez que estamos juntas? Si hay algo que te preocupa puedes decírmelo, para eso soy tu novia".

Me lo reclamaste con tus infladas y adorables mejillas rojizas, amaba ese color en ti, se te veía tan bien como un decorado, ¿cómo podías ser tan adorable y linda cada vez que te enojabas?

Por alguna razón extraña, me daba ganas de depositar un beso suave encima de ese sonrojo, pero tal vez te molestaría y lo menos que quiero es parecerte fastidiosa.

¡Oh Dios! A veces no podía creer lo tan fantasiosa que podía yo llegar a ser, si supieras cuantas cosas no sabes de mí, quizá me veas como alguien tan indefensa y extraviada en temas como el amor, pero la verdad es que podía llegar a ser lo contrario, aunque mi retraído y cobarde comportamiento me lo negaba.

"Ya te dije que no es nada".

Sonreí con calma, me estaba sin duda divirtiendo con tan pequeño acto, quería seguir viendo ese bonito rojizo. Sigo insistiendo que jamás he conocido a alguien que le quedara tan perfecto ese color. Debería decirte que yo solo pienso en ti y solo en ti, eres la persona en la cual me concentro y aún en mis noches cuando duermo te pienso, así es también cuando estas lejos, pues te siento, y tu perfume dulce y agradable viene a mí como un incienso.

"Cuando estés conmigo deberías de olvidarte de tus deberes en casa... así... como...".

"¿Así como...?"

"Mmmh...* Así como yo también lo hago cuando estoy contigo".

Te costó hablar, aquello lo acompañaste con un bufido cruzando tus brazos y desviando tu mirada, ya no podía ver tus púrpuras.

Mis ojos se abrieron con un leve impacto, aunque después solo me limite a sonreír de nuevo.

No sé si me lo pediste o me obligaste, el problema es que no me molestaba en lo absoluto tus reclamos y los obedecía como una mascota fiel a su dueño.

UmiMaki|•|One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora