Única parte

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Disclaimer: Fic participante en el reto de la página "Ineffables Fanfickers"

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Beelzebub odiaba San Valentín, si debía elegir cuál era la peor festividad en todo el mundo sería aquella, posteriormente seguía Navidad con el nacimiento del "niño Dios".

El ver a todas esas personas demostrarse su amor en público le daba ganas de vomitar y, aún así, se hallaba en un balcón de Venecia esperando a ver quién sería el "afortunado" con quién se casaría.

Rió, aquella era una estupidez que solo realizaba por mero aburrimiento mientras veía al resto de las solteronas en el balcón, anhelando a un hombre que jamás vendría.

En aquella ocasión había decidido tomar la forma de una mujer, no había demasiadas diferencias en cuanto a su cuerpo masculino, había conseguido algo de busto y cadera que era demasiado imperceptible para su ser y portaba un vestido de flores, si, en efecto, llevaba un vestido de flores que haría que sus súbitos se riesen y tuviera que bañarlos en agua bendita.

— Este es el peor trabajo de todos, debí suponer que jugar con el jefe no sería algo bueno — Expresó con desprecio

Las horas pasaban con lentitud y nadie pasaba por el balcón de aquella casa de estilo gótico, varios quisieron pasar al ver a la dama de cabellos azabaches y piel blanca como la nieve, pero todo aquel que quisiera pasar sentía una extraña sensación en todo su ser y el olor a putrefacción inundaba sus fosas nasales que causaba que salieran despavoridos de aquella morada y su habitante.

Hasta que fueron las seis de la tarde.

Alguien caminaba a paso lento por las calles de Venecia, en sus manos llevaba su nueva adquisición la cual había obtenido después de horas de intentar convencer a ese sujeto, ahora con su adquisición en manos, podría ir a comer algo en alguno de los tantos restaurantes del lugar.

Seguía el camino recto hasta que un olor demasiado fuerte llegó a sus fosas nasales, debía dar un paréntesis admitiendo que siempre había tenido un sentido del olfato demasiado desarrollado al igual que un paladar distinguido que podría dar en el clavo a los ingredientes de cada comida que probará, hasta con los ojos cerrados.

Cerrando dicho paréntesis, debía de admitir que aquél olor podía ser demasiado fuerte pero atrayente, pensando que podía ser un restaurante cualesquiera, se acercó hasta llegar a un balcón, paso debajo de este apreciando la estructura gótica que poseía pero sin hallar ningún sitio por el cual comer, derrotado, decidió seguir su camino.

— ¡Hey! — Oyó gritar detrás suyo, volteó pero no logro ver nada, por lo que pensaba que aquello era producto de su imaginación hasta que llegó el segundo grito — ¡Aquí arriba!

Lo que vio le dejo deslumbrado, era una hermosa dama de cabellos azabaches que llegaban debajo de su oreja, con un vestido color negro de manga corta con un listón color rojizo en su vientre, parecía uno de esos vestidos de las damas de los años noventa sino fuera por la ausencia de un gran sombrero.

Si tuviera que usar una palabra para describirla, sería hermosa.

— ¿Necesita algo señorita?

— ¿Acaso no has visto por qué sitio has pasado? — Cuestionó la azabache y por fin entendió todo

Había pasado por debajo de su balcón un día catorce de febrero, sintió sus mejillas enrojecer y negó

— Perdone mi falta de respeto señorita, pero he de ser sincero diciéndole que no podría casarme con usted, no soy el hombre predilecto para usted — Se disculpó, sabiendo de antemano que sería severamente castigado si alguien sabía que un ángel se había casado con una humana, aún así la dama negó

El Balcón De Venecia (Beelzebub X Aziraphale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora