Capítulo 2: Vendiste tu Alma por... ¿Quién? - Parte 6

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Era ya el periodo nocturno de hoy, lo que significa que es hora de la fiesta, por fin podré relajarme y olvidarme de esta situación por hoy, bajé las escaleras al segundo piso y llegué a la taberna, al parecer no era el primero en llegar, ya algunos ya estaban sentados en sus sillas.

Demon –Kire, ven, ¿jugamos póker mientras esperamos a que la enana nos atienda?

Damián -¿No vamos a empezar ahora?

Eneida –Espera a que lleguen todos.-le pega a Demon en la cabeza con un tarro de vidrio sin romperlo. –Y tú no me llames así.

Demon –Que delicada, bueno, ¿te animas?

Damián –No gracias, no se me da bien mentir.

Benedict -¿Te interesa un habano?

Damián –Muchas gracias.-me siento a fumar un rato.

Selene –Señorita, ya terminé de lavar los vasos, ¿qué hago ahora?

Eneida –Ve a cortar los limones, unos 50.

Selene –Como ordene.

Se abre la puerta y llegan más personas.

Sherry –Disculpen la tardanza, me estaba maquillando y no encontraba mi sombra de ojos.

Alice –Deberías moderar tu uso de maquillaje, menos es más.

Demon –Pero si se ve genial.-lleva Sherry a una silla junto a él.

Airis –Chicos, he preparado algo por si ustedes quieren alocarse un poco más, no será tan buena como mi producto estrella, pero cumple con su función.

Kengo –No gracias, con el alcohol me basta.

Airis –Vamos, prueba un poco, no causa adicción, no demasiada.

Kengo –Ya te dije que no.

Damián -¿Y qué preparaste exactamente?

Airis –Una versión básica de mi droga especial, la enfermería no tiene bicodin para darle más potencia, así que no hay peligro de sobredosis ni actitud descontrolada, solo un poco de euforia.

Eneida –Ni se te ocurra adulterar mis bebidas con eso.

Por fin, llegaron los últimos que faltaban.

Valentino –No esperen más, ya llegó por quien lloraban.

Debbie –L-lamento la tardanza, no sabía que ponerme.

Demon –Señorita Miller, no hay mucho de donde escoger, esos perros solo nos dieron copias de nuestra ropa normal.

Debbie –P-perdón, es que es la primera vez q-que vengo a un bar, mi p-papá no me dejaba ir.

Eneida –Pues papá no está aquí, así que siéntate y relájate.

Selene –Y chicas, si quieren un cambio de imagen, véanme mañana en el taller de costura, les haré algo genial como el vestido que le hice a la señorita.

Eneida –Ni sueñes que usaré esa basura de niña, no tengo 8 años.

Damián -¿Vendrán los demás?

Valentino –Obviamente Nicolás no vendrá, y dejé a Conner que lo vigile, ya que dudo que se quiera unir.

Benedict –Y Mahogany debe cuidar la entrada a la armería, por lo que no vendrá.

Eneida –Entonces podemos empezar.-llena un tarro con cerveza. –Para dar inicio a esta velada, empezaremos con algo básico.-sirve los tarros por toda la barra. –Solo les pido que no se vomiten en el piso porque no pienso limpiarlo, y si alguien se desmaya, llévenselo a su habitación porque no pueden dormirse aquí.

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