Parte 13

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"Somos producto de nuestro pasado, pero no

tenemos por qué ser su prisionero."

~Rick Warren~


El día anterior Max había trabajo hasta tarde, por lo tanto, al día siguiente llego cerca del mediodía. Al ver el coche de Jocelyn no se sorprendió, sabía que iba a regresar al trabajo en cualquier momento. En realidad, no sabía si alegrarse o si molestarse con ella por ser tan necia.

–Hola cari. – se mordió la lengua para no llamarla cariño. –Hola Jocelyn, ¿no habíamos quedado que te tomarías unos días?

–Hola Max. –saludo Jocelyn, tratando de sonreír. –No tengo nada más que hacer, me hace más mal estar en el apartamento sin hacer nada, pensando y recordando cosas que no puedo cambiar. Me voy a sentir mucho mejor trabajando.

–¡Jocelyn, Jocelyn! –exclamo Max, pretendiendo estar perdiendo la paciencia por ella. ¿Por qué l eres tan necia, por qué no te fuiste a la playa o algún parque de diversiones?

–Porque no se me ocurrió. Pero si tú me acompañas, ahorita mismos nos vamos. –insinuó ella, con un poco de sarcasmo sabiendo cuál sería su respuesta.

Max no supo si estaba hablando en serio o si solo estaba bromeando. Volteo para verla y vio que ella estaba como si no hubiera dicho nada. No estaba esperando una respuesta de él, ni se estaba riendo. Eso le confirmo que Jocelyn lo dijo solo por decirlo.

El día del funeral, la fábrica cerro y todos los trabajadores fueron. Jocelyn trato de hacerse la fuerte pero no pudo estar ahí más de cinco minutos. Comenzó a sentir escalofríos al ver el ataúd, y al percibir el aroma de cera de velas, mezclado con flores. Salió sin despedirse de nadie cuando sintió que no iba a poder contener el llanto, si no pudo estar ahí, menos iba a soportar estar en el entierro.

Horas más tarde, Max fue a buscarla. Jocelyn abrió la puerta de su departamento con una gran sonrisa. Lo que le extraño a Max después de haber visto su rostro cuando llegaron al funeral.

–¿Estas tomando? –le pregunto sorprendido.

–Sí. En alguna parte del mundo son la cinco de la tarde. –respondió riendo al ver que miro la hora. –El accidente removió cosas dolorosas, una de ella es mi hermano quien también murió en un accidente automovilístico y la otra son cosas que en su momento no pude asimilar porque no tuve tiempo de hacerlo. –explico nostálgica.

–¿Gustas pasar? A tu propio riesgo, porque ya me tomé tres del seis que compré. Hoy va a ser el único día que me voy a permitirme recordar y sentir el pesar por mis muertos.

Max acepto y la acompaño aceptando una cerveza, sólo para que ella no terminara tomándose las todas. Ella sola comenzó a hablarle un poco sobre su hermano, hablaron de otras cosas y vieron un poco de televisión antes de que él se fuera. En el trabajo le llevo un par de días volver a ser casi la misma, aunque trataba de disimularlo, aun de vez en cuando Max la veía distraída y un poco triste con los ojos llorosos.

Un día mientras Jocelyn hablaba con Max en su oficina, él contesto su celular. Ella ya estaba acostumbrada a esperar en lo que él contestaba, y si veía que iba a tardar más, entonces se ponía a hacer otra cosa mientras él terminaba. Después Max la llamaba o ella lo buscaba para terminar lo que estuviera pendiente. Sin embargo, ese día escucho la voz de la mujer que le llamo y molesta comenzó a hacer ruido con sus dedos mientras él trataba de escuchar lo que le decían por teléfono.

–¿Me permites un momento? –le pregunto Max, sin entender porque su extraño comportamiento.

Ella enojada lo miro a los ojos, con la palma extendida golpeo el escritorio y salió moviendo la cabeza de lado a lado. No le importo dejar ahí los papeles y a Max sorprendió al ver la reacción de ella y lo molesta que se salió. Cuando Max termino con su llamada, la observo a través de las persianas que estaban abiertas y vio como estaba con la cabeza agachada sostenida por sus manos. Al acercarse la escucho haciendo ruidos con la boca.

Por CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora