Excitación luego de una lectura...

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Cómo era costumbre de la pareja, se acostaron a dormir uno al lado del otro. El mayor acurrucándose de su lado y la menor buscando una pose cómoda para leer las historias guardadas en su biblioteca.

La menor optó por leer el libro D'slove, al ir leyendo las partes sexuales su excitación crecía de a poco, más y más. Cuando llego al capítulo final, se percató de que, al igual que a los varones, su excitación comenzaba a dolerle; optó por la salida más "fácil", masturbarse, debido a que su pareja se encontraba dormida. Comenzó a mojar sus dedos en su propia esencia para luego subir hacia su clítoris y mover sus dedos de forma circular y rítmica, a la vez que introducía otro par de dedos en su interior.

La joven se sumergió tanto en su placer que no notó que algunos ruidos salían de ella y estaban comenzando a despertar a su pareja...

Este al verla de espaldas a él y al escuchar los sonidos decidió... "Ayudarla".
Se acercó a ella, poniendo una de sus piernas sobre las de ella y su mano izquierda sobre la de ella para detener sus movimientos. Ella dio un pequeño sobresalto, no se esperó que su amor pudiera despertar. Ella estaba por voltearse hacía él, cuando esté susurró a su oído:
–Amor, ¿Otra vez leíste de esas historias?... Sabes lo que tienes que hacer si te comienzas a sentir excitada... Creo que mereces un "castigo" por no hacer lo que debes...– Ella sintió su sonrisa burlona, pero no sé negaría a su pareja, lo deseaba y en demasía; había decidido masturbarse para no despertarlo, sabía que ambos necesitaban estar bien descansados para sus trabajos, y esa noche llegó su límite de abstinencia.
Su pareja comenzó a besar su cuello mientras reemplazaba sus manos por las propias más masculinas y de dedos más largos.
De a poco los gemidos escapaban de su boca, notaba y sabía lo que su pareja hacia, la estaba llevando al límite para que "suplicara" por hacer el amor. Pero ella sabía jugar ese juego también y podía notar en su trasero, gracias a la posición en la que estaban, la gran y creciente erección de su novio; la sentía apretarse entre los cachetes de su culo, sentía las palpitaciones que está daba a medida que la sangre se dirigía allí en señal de excitación.
No soportaba más esa tontería de toques vainilla, ambos necesitaban más y lo sabían. Tomando la iniciativa, ella se tiro hacia atrás dejando a su pareja de espaldas en el colchón con ella arriba. Quitó las manos de su novio de su intimidad y se sentó sobre su regazo cara a cara, luego comenzó a besarlo con fervor mientras tomaba una de sus manos y las dirigía hacia su trasero.

Su amor al percatarse de lo que quería y, sabiendo que hacían unas buenas 4 semanas en las que no tenían acción, decidió complacerla sin demasiados juegos previos

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Su amor al percatarse de lo que quería y, sabiendo que hacían unas buenas 4 semanas en las que no tenían acción, decidió complacerla sin demasiados juegos previos.
Él manoseaba sus cachetes traseros, mientras ella toqueteaba todo su pecho, abdomen y sus brazos.
Los pijamas comenzaron a estorbar, ella le quitó esa playera de aquella banda, él le quitó la camiseta que conservaba de su equipo de básquet. Ambos quedaron igualados. Solo faltaba la ropa de la parte inferior.

Volviendo a acercarse a su cuello y antes de seguir devorándose, susurró:– Adoro que no uses ninguna clase de sostén para dormir, nos lleva más rápido hacia donde queremos...– Ella estando de acuerdo con sus palabras volvió a besarlo con el mismo o incluso mayor fervor que antes.
A medida que el beso avanzaba sus posiciones iban rotando hasta que ella quedo debajo de su cuerpo, admirando expectante como su pareja retiraba sus prendas inferiores con paciencia y delicadeza en sus manos, pero con una lujuria y pasión creciente en sus ojos. Ella de forma traviesa y sin palabras lo reto a quitarse de forma sensual el único elemento que tapaba su desnudez.

No era la primera vez que veían el cuerpo desnudo del contrario, pero ambos se observaban con la misma admiración y deseo con la que se miraron en su primera vez juntos.

–Sigo sin creerme del todo que tu cuerpo sea tan hermoso, que vos seas tan hermosa a pesar de todo...–
–Y yo sigo sin creer que puedas ver hermosura en dónde otros ven fealdad... Sabes que tengo cicatrices, estrías, estás admirando mis senos caídos como si fueran perfectos y acaricias mí abdomen voluminoso como si fuera terso y plano... Lo siento cariño, pero yo no veo esa belleza de la que hablas... Solo la veo en ti, en tus fuertes brazos que me cargan siempre aunque no lo necesite, en tu pecho que es el refugio de mí vergüenza o de mí llanto, en tus labios que le dan caricias a los míos y al resto de mí cuerpo, veo una grandísima belleza en tus ojos que me miran con amor y con la ilusión de que soy una mujer perfecta...–
–Oh, cariño, claro que eres perfecta. Eres perfecta porque eres tú. ¿Sabes dónde veo yo tu belleza? La veo en tus cicatrices porque me muestran lo fuerte que eres y lo mucho que has luchado para ser quién eres, la veo en tus estrías que me aseguran que eres real y no una ilusión, porque ellas son la marca del tiempo y de los cambios en tu cuerpo; la veo en tus senos que siempre están dispuestos a darme acogida cuando estoy muy cansado o solo cuando necesito que me mimes un poco, porque detrás de ellos se esconde tu precioso corazón hecho de diamantes; la veo también en tus ojos que me transmiten todo aquello que no quieres, no te atreves o no sabes expresar con palabras... Cada parte de ti es belleza, y quiero que aprendas a verla, quiero que te ames a ti misma muchísimo más de que amas a cualquier otra persona... Quiero que veas lo hermosa y maravillosa que eres... Amor mío, quiero que te ames y seas feliz ante todo...–
A pesar de que todo había comenzado por la lujuria termino con el amor. Ella comenzó a llorar, no podía creer que ese hombre fuera real y fuera su esposo desde hacía 3 años. Sus votos matrimoniales fueron similares a lo que se decían en ese momento. Él la abrazo con todo el amor que sentía por ella, soltando algunas lágrimas también, sentía tan injusto que una mujer tan hermosa como su esposa hubiera sido lastimada de tal forma que no podía ver con claridad lo hermosa que era. Se conocían desde hacía 8 años y él siempre intentaba ayudarla a amarse a si misma.
Ambos decidieron solo recostarse uno al lado del otro en total desnudez, tanto física como sentimental. A ninguno de los dos les gustaba llorar enfrente del contrario, pero ahí estaban, mirándose a los ojos mientras derramaban lágrimas saladas que quemaban la piel.
—Cariño, tú también sabes que yo no soy perfecto... Tengo mis defectos también... También tengo estrías y cicatrices, tengo miedos y dudas, tengo tanto en mí mente que solo logra despejarse cuando pienso en ti, en lo mucho que te amo y en lo mucho que me amas, porque cada día me das más amor, me haces sentirte en lo más profundo de mí alma, a veces me da miedo y pienso "¿Qué sería de mí sin ella?" Y luego vienes de la nada, me besas y me dices un te amo que calma mí mente y corazón y que vuelve a enamorarme aún más... Te amo, tanto que duele y que pesa, pero es un dolor placentero que arde y excita...
Él volvió a besarla con delicadeza y pasión, ella no dejaba de llorar y le devolvió el beso con ansias. Cuando se separaron ella lo miro y le dijo:—¿Sabes que acabas de decir mí mayor inseguridad con respecto a vos? Todos los días y a cada momento que no estás pienso "¿Y si dejo de quererme? ¿Qué será de mí si él ya no está para sostenerme?" A veces pienso que somos dependientes del otro, pero luego recuerdo que tenía el mismo miedo con mí familia, y me hace entender que te amo tanto o más que a ellos, y gracias a ti de a poco voy viéndome como soy y no como el monstruo que me dijeron que era... Te amo, puedo asegurarte que nunca me sentí así como me siento contigo y cada vez que te veo me inunda la ternura, el amor y la excitación, no hay momento en el que no te piense y siempre que apareces en mí mente me siento completa... Tú también eres mí dolor placentero...

Él dejo salir sus lágrimas y comenzó a besar el cuello de la mujer que amaba. Ella lo acercó a su pecho y le beso la frente, ambos párpados, la nariz, los mofletes, su mentón y por último volvió a pintar esos labios que parecían que tuvieran el elixir que la dejaba respirar. Él volvió a acorralarla contra el colchón mientras se besan. Los sentimientos de a poco fueron cambiando y calentándose. Frotaban su cuerpo con el del contrario con la intención de fundirse y amarse siempre, buscando el verdadero placer y la liberación ansiada. Ambos, esa noche, supieron que fueron de las pocas parejas que verdaderamente hicieron el amor.

 Ambos, esa noche, supieron que fueron de las pocas parejas que verdaderamente hicieron el amor

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