"Dime que me amas por última vez." ─ Taekook.

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Estoy a tu lado disfrutando de la calidez que emana tu cuerpo; nos encontramos sentados en el sillón rozando nuestros cuerpos mientras miramos una película, esto ya era como una rutina para nosotros. Embobado miro tu rostro, tu belleza, cada parte de ti, pensando si esto es un sueño o si es una realidad, escucho tu cálida voz hablándome y eso es lo único que logra sacarme de mi ensoñación.

─ Hyung ─ conocía esa mirada y eso era lo que me preocupaba ─, tengo algo que decirte.

─ ¿Qué pasa pequeño? ─ me miró tal cual niño apunto de llorar, mi corazón se encogió.

─ Es muy importante y quiero que entiendas que pase lo que pase siempre contaré contigo, porque realmente confío en tí.

─ ¿Sí? ─ estaba algo confundido porque no sabía de lo que trataba este tema.

Sonrió un poco antes de intentar hablar, pues apenas su boca soltó una frase su voz se quebró, me partía el corazón verlo de aquella manera.

─ Ayer fui al hospital para revisar mi estado de salud – paró un momento antes de continuar – y como lograste ver, cuando volví a casa estaba un poco triste – me miró con los ojos llorosos – pero con tu sonrisa, besos y abrazos me animaste el día, aunque nunca te llegué a contar lo que me pasaba ─ cabizbajo agacha su cabeza mirando sus manos.

─ Cuéntame lo que está pasando de una vez por todas jungkook ─ ya me estaba desesperando por no saber qué era lo que estaba ocurriendo.

Volvió a mirarme, y sentí temor al notar opaco el brillo que era característico de sus lindos ojos.

─Taehyung, yo padezco de cancer.

─ J-Jungkook... ─ solté un murmuro casi ahogado. Las lágrimas acariciaban mis mejillas hasta caer completamente, eso no podía estar pasando, no.

─ Perdón por no decírtelo antes, no sabía lo que era hasta hace un par de días. El doctor me dijo que si me sentía mal volviera al hospital, en verdad lo siento.

Mi mano acarició su cuello suavemente, y yo negué, susurrando que no era su culpa mientras me escondía en su cuello y sobaba con mi nariz la zona.

─ Hyung... ─ no dejaba de sonreír. ─ hace cosquillas.

─ Me gusta ver tu sonrisa, conejito ─ sonreí, dejando un beso sobre su frente haciéndole que sus cachetes tornaran un rosa claro.
─ Recuerda que estaré a tu lado todo el tiempo que necesites y te amaré hasta que el tiempo se acabe. – corté la pequeña distancia que había entre nosotros hasta que nuestros labios se juntaron y formaron un cálido beso. Mis labios acariciaban los suyos con lentitud y sin nada de fuerza porque quería demostrarle cuán dulce es mi amor por él a través de mis besos.