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     Rodeándose de gente inservible por el simple hecho de no querer estar solos.

       Cambiando constantemente de pareja, asegurando en cada una haber encontrado al verdadero amor.

       Tomando de juego los sentimientos y afirmando que el amor es pura mierda.

       Su suplicio de vida ya es un castigo suficiente, la respiración  les cuesta cuando la soledad aborda, no pueden ser sin otro, ni sonreír sin recibir una sonrisa de vuelta, necesitan ser vistos, admirados, halagados, saber que les está pasando, escuchando, queriendo, aún así todo sea mentira.

      Pero ellos insisten en seguir en la decadencia, en el masoquismo, insisten en seguir siendo recipiente que cualquiera puede venir a escupir cuando quieren pasar un simple rato.

Textos de mierda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora