único

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Dolía, dolía como un maldito infierno.

Su cabeza no paraba de doler, constante y fuertemente sentía las punzadas perforando cada lugar de su cerebro, contaminando cada pensamiento que tenía, haciendo que cualquier posibilidad de pedir ayuda disminuyeran a un cero.

Ante el dolor tan fuerte tuvo que tomarse del pelo, acariciando su cuero cabelludo esperando que eso logrará reducir el dolor que se extendía y aumentaba cada vez más.

Cada movimiento que hacía, cada sofocado grito que dejaba morir en su garganta finalmente lo habían hecho dar la cara al espejo del baño, lugar donde se había encerrado en plena madrugada cuando el punzante martirio había empezado a abundar en su cabeza.

Estaba totalmente perdido y hecho un maldito desastre.

Repentinamente el dolor se volvió un simple zumbido en su cabeza, molesto e irritante, pero, no tan doloroso como anteriormente habria sido. Eso hubiera sido un alivio, si no fuera porque el reflejo que tenía en frente le había dejado helado.

Tenía las marcas, en sus ya no tan regordetas mejillas, de las lágrimas que había dejado salir.

Se veía como un gusano.

Suavemente sus manos se retiraron de su pelo y buscaron apoyo en el lavado, dejó caer su cabeza hacia adelante y empezando a sollozar.

¿Qué diablos le estaba pasando?

Él no era así. Las cosas antes no eran así.

Todo antes era tan fácil, no importaba que  oscuro fueran, él las hacia tan fáciles.

¿En qué momento todo había cambiado? ¿Cuándo todo se volvió tan ridículamente diferente?

No le gustaban los cambios, no le gustaban los cambios que estaban sucediendo a su alrededor.

No le gustaba nada.

No le gustaba que Connie no estuviera ahí con él.

No le gustaba que Lars se fuera.

No le gustaba que Saide y su banda se separaran.

No le gustaba que todo lo que hacia tuviera un resultado contraproducente.

No le gustaba que lo vieran como un maldito niñato.

¡Estaba tan agotado!

Pero -siempre había un pero-, no podía quejarse, no quería ser una carga para nadie y lo que sucedió con el "cactus Steven" sólo habia complicado tanto las cosas.

Estaba mal, y él lo sabía. Lo tenía muy claro y no necesitaba a alguien que se lo remarcara, y mucho menos quería hablarlo con alguien, y es que, ni siquiera él podía ignorar el hecho de que había nombrado a las plantas con los nombres de sus amigos ausentes, no era normal.

Estaba muy mal. Y había llegado al límite.

Había llegado a su límite cuando le hablaron a Connie para que hablará con él, cosa que solo le dejó con más cosas en cabeza.

Aunque, irónicamente, recordar la voz de Connie le daba un leve plus de tranquilidad.

──Te la pasas repitiendo las cosas que Steven no es. Así que, ahora, ¿quién es Steven?

Había pasado tanto tiempo ayudando a las personas. Había pasado tanto tiempo ayudando a todos a descubrirse, a cambiar y a mejorar, que él había pensado que había hecho esas cosas junto a los demás.

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⏰ Última actualización: Mar 05, 2020 ⏰

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