AU Escolar Karmaland

Primer Capítulo - 1

Primera impresión

XX/XX/1995

Un joven de cabellos castaños oscuros se encontraba cargando sus múltiples cajas hacia la pequeña casa que recientemente había comprado con sus ahorros, finalmente había conseguido el dinero suficiente y un trabajo estable para irse de casa de sus padres, los amaba pero necesitaba tiempo para el mismo; tan distraído se encontraba en sus pensamientos que no notó el haber agarrado mal una de las cajas ocasionando que la misma tirará casi todo lo de su interior. 

- Ah joder.- suspirando se agacha para poder acomodar todo de nuevo hasta que se vio interrumpido por un par de manos blanquecinas que tomaron una de las libretas que él iba a agarrar. 

- Deja te ayudo en esto.- la profunda voz del desconocido se hizo presente en sus oídos dejando escalar un estremecimiento, cuando levanta la mirada un par de ojos castaños le reciben con una cálida mirada y una agradable sonrisa. 

- Un gusto nuevo vecino, soy Borja, pero puedes llamarme Luzu.- se presenta frente al más bajo mientras le ayuda a acomodar algunas cosas dentro de la caja. 

- Bueno hola, soy Raúl.- contesta con una amable sonrisa mientras acomoda lo que faltaba en la caja, la cual al ya estar llena es levantada por el chico delante de él. 

- Te ayudo, un gusto conocerte Raúl, espero podamos ser amigos, si tienes algún inconveniente u ocupas ayuda puedes preguntarme, estoy en esa casa de ahí.- con algo de dificultad señala la casa blanca al lado derecho de su nuevo lugar. 

- Muchas gracias por eso Luzu, no es necesario que me ayudes, no están pesadas las cajas.- insiste el muchacho mientras levanta una de las pocas cajas que quedaban. 

- No hay problema alguno Raúl, me gusta ayudar.- contesta con una gran sonrisa mientras entra a la casa del castaño, mientras el mencionado miraba directamente hacia donde se dirigía, algo en él le daba confianza y una extraña sensación de calidez. 

Después de haber metido todo en la casa pasaron el día acomodando ciertas cosas entre platicas comunes y un descanso para comer en la tarde, aún después de haber acomodado gran parte de las cajas el mayor se quedó un momento con él solamente para pasar el rato y quedar un día para conocerse mejor; bueno no sabe qué más puede conocer de él castaño, trabaja en una pequeña empresa como diseñador o tester de videojuegos, tiene 23 años, tres más que él, habla euskera e inglés fluidamente, tiene un hermano mayor, le gusta el surf, es soltero. No entiende por qué le toma tanta importancia a lo último, no le gusta su vecino, claramente no le gusta, el no es gay y si lo fuera, Luzu saldría corriendo si supiera quien es en verdad. 

- Fue un gusto conocerte Raúl, recuerda que puedes hablarme cuando lo ocupes.- despide el mayor con una de sus cálidas sonrisas encontrándose a un pie fuera de la casa del muchacho. 

- Digo lo mismo Luzu, nos vemos después.- se despide del mayor con una sonrisa viendo como salía de su patio y se dirigía a la casa de al lado con suma tranquilidad, antes de entrar a su propio hogar puede ver cómo le dedica una última sonrisa haciendo latir su corazón como loco. 

- OK, tal vez sea un poco homosexual.- admite entrando a su casa, la cual se sentía vacía sin las risas de su vecino, dejando ver su verdadera apariencia, un joven chico slime amarillo con los ojos negros como el carbón, debía olvidarse de su ahora amor platónico, nadie quiere a un híbrido monstruo como pareja. 

XX/XX/2002

- Me gustas Auron.- tres palabras, tres palabras fueron suficientes para dejar paralizado al híbrido, y no suficiente con la declaración, le llamó por aquel apodo con el que hace poco se presentaba gracias al videojuego Final Fantasy X, Luzu nunca le había dicho así, debe de estar bromeando. 

- Vamos Luzu, no es tiempo para bromas.- trata de evadir el tema mientras se levanta a dejar los platos de la cena en el lavabo. 

- No, no es una broma, Raúl.- un escalofrío recorrió su espalda al escuchar su nombre de esa forma tan seria. 

- Te amo Raúl, desde el momento en que te vi bajando de tu auto, y el pasar tiempo contigo me ha hecho saber que en serio te amo, con locura, eres todo lo que quiero, con quien pasar el resto de mi vida, te conozco como a nadie, me conoces como a nadie, Auron, Raúl, te amo.- mientras hablaba se dirigía a abrazar al menor por la espalda aprovechando que se encontraba contra el lavabo en estado de shock. 

-... No, no me conoces…- aquellas palabras dejaron confundido al castaño, peor aún cuando frente a sus ojos veía cambiar sus rebeldes cabellos oscuros por un color dorado y una textura fuera de lo común, no solamente su cabello cambió de color, su piel por completo se tiñó de todos dorados, parecía miel. El mayor no sabía qué decir, menos aún cuando el castaño voltea a verlo pudiendo apreciar un par de cuencas negras, vacías como un agujero profundo, con una especie de líquido negruzco bajando por su mejilla dejando un leve rastro grisáceo en el dorado de su piel. 

- Este soy yo Borja, soy un híbrido, y no cualquiera, soy un monstruo joder, soy un puto monstruo, ¿quién amaría a un--?.- las palabras se vieron interrumpidas gracias a un par de labios delgados sobre los suyos. 

Luzu le estaba besando. 

No era un beso cualquiera. 

Podía sentir amor, calidez, confianza, comprensión, ternura y mucho más con un simple contacto labial de no más de un minuto.

- No me importa que seas un híbrido Auron, o que seas un humano, lo que sea, yo te amo a ti, amo a Raúl Álvarez por quien es, no por cómo se ve.- el primero en hablar después de separarse fue el mayor con una sonrisa comprensiva, debía admitir que aquel aspecto era algo que hacía ver más adorable al chico. 

- Pero, soy un monstruo.- sigue insistiendo con las mejillas rojas de vergüenza, y antes de que siguiera hablando el castaño vuelve a unir sus labios en un corto beso. 

- Es lo que menos me importa, Raúl, ¿quisieras ser mi novio?.- acaricia la mejilla del híbrido limpiando de paso las pequeñas lágrimas que caían de sus negros ojos. 

- Claro que quiero ser tu novio.- acepta antes de abalanzarse a un suave beso lleno de amor.