La desicion de Misaki Parte I

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El sol de media mañana brillaba intensamente en los patios y en los pasillos de la Universidad M, más allá Tokio con su ritmo incesante de idas y venidas, no existe el descanso para esa cuidad conde todo se mueve a ritmo acelerado, todo el mundo, o al menos una parte, de las personas se empeñaba en trabajar dando lo mejor de sí. Mientras tanto en el salón 503 los estudiantes del cuarto año de economía también se esforzaban en su examen final: Takahashi Misaki era uno de ello. El año terminaba y el invierno ya estaba instalado, faltaba poco para la navidad, pero todo eso poco importaba ahora, después de cuatro duros años y no sin contratiempos y sufrimientos, después de luchar desesperadamente con ingles con las clases de literatura del "Demonio Kamijou" solo faltaba ese último paso para poder terminar y recibirse. No sería ese año y es que si todos los milagros se le daban oportunamente su tesis final sería evaluada a principios del siguiente año, justo a mediados de abril. Ya iba a la mitad del examen, había resuelto los puntos teóricos explicando las teorías de Smith y Keynes, siempre centrado en la macroeconomía de Estados Unidos y Japón, dando ejemplos de la aplicación de ambas en los dos países, esa parte estaba bien ahora se concentraba en resolver los problemas prácticos aplicando una complicada fórmula, la que en un 70%, estaba seguro que era la correcta para ese caso en particular, o eso esperaba. Fuera más problemas esperaban, y eso distraía la mente del joven de 22 años: su hermano y sus insistentes vistas sorpresas y as preguntas cada vez más frecuentes; su tesis que todavía estaba a medias e una montaña de datos; su nuevo trabajo el que empezaría una vez aprobada la dichosa tesis, era una especial fuete de estrés, esperaba poder adaptarse rápido, ser un trabajador normal y muy en el fondo deseaba destacar una vez en su vida para... para bueno, para ser mejor partido. Y relacionado con eso, estaba lo de Injuin- sensei, el hombre no dejaba de insistir sin importar como le dijera que no, eso sería un problema mucho mayor en el futuro. "¡Nii-cha sálvame!" pensó "¡Ya basta, concéntrate! Ahora estas en el examen y solo te que la mitad del tiempo" sus ojos volvieron a la hoja de papel frente a él.
Unos pisos más arriba el Gran Usami Akihiko- sensei estaba nervioso ¿la razón? Misaki, por supuesto. Esa mañana el pequeño estaba tan preocupado que se le quemo el desayuno y ni siquiera protesto cuando, sin aviso lo abrazó por detrás y comenzó a besarlo. El castaño se había enfocado tanto en las últimas semanas, repasando una y otra vez que casi no le había hablado de otra cosa, incluso llegando al extremo de pedirle ayuda, solo para verificar que lo que pensaba estaba bien, eso lo había sorprendido. "Por dios Misaki, solo relájate y ten un poco más de confianza." Si lograba hacer eso sin duda pasaría y podría terminar su tesis en paz que ya tenía empezada. Por cierto en eso también el escritor había quedado sorprendido, no es que dudara de la inteligencia de su lindo niño. Tal vez a veces sí. Pero la idea era realmente buena: sobre como la discriminación latente en la sociedad japonesa implícita en todo, hasta en la publicidad disminuía las ventas al excluir a las minorías de festejos colectivos como en San Valentín. Ese definitivamente era su amado, él siempre estaba sorprendiéndolo. El peli-plata estaba tan nervioso esa mañana por su Misaki que no fue capaz de volver al departamento para terminar el manuscrito, a pesar que solo que quedaban cuarto días para la fecha límite y le faltaba más de dos tercios por escribir. No terminaría a tiempo, Aikawa-san sin duda alguna se molestaría como de costumbre e iría a su casa gritar y fastidiar. Mujer insoportable. Pero qué importancia tenia eso cuando su pequeño estaba preocupado. Se quedó en la universidad para estar con él apenas saliera del aula. Mientras tanto mataba el tiempo en la oficina de Hiroki
-¡Muévete!-su amigo le estaba gritando desde hacía un rato- ¡Que te muevas, demonios!- el profesor tenía las manos llenas, una impresionante pila de papeles que trataba de poner en el escritorio que ya estaba totalmente cubierto de libros.
-No vas a poder poner todo eso ahí a menos que quietes algo primero- respondió el autor con tono irritantemente tranquilo, indiferente a la actitud de su amigo.
-Deja de ocupar espacio ¿Por qué sigues aquí? Tengo una montaña de exámenes que calificar, esta la época de mayor trabajo para mí ¿Por qué sigues aquí? ¡Te dije que te fueras!- grito, si hubiera tenido las manos libres le hubiera lanzado algo.
-Si te molesta que esté aquí, finge que no estoy. Solo necesito ver unos libros. Tu colección es cada vez más impresionante.
-¡Deja de mentir y de fastidiar! Ya llevas dos horas en mi oficina y no tocas ni la portada de uno ¡Deja de fastidiarme! ¡Quítate del camino!
-Que grosero- se limitó a responder pero no se movió ni un centímetro. Su mente volvió con Misaki. "Sé que puedes hacerlo."
Mientras tanto, y pesar de lo que las leyes de la física pudieran decir, Hiroki acomodó la pila en uno de los extremos del ya sobrecargado mueble, logrando que no se cayera al piso haciendo ademan de atajar en el aire y caminando lentamente para atrás como si la reverenciara, salió solo para volver minutos después con otra pila idéntica.
-¿Cómo está tu novio, Hiroki?- se le ocurrió preguntar para distraerse y tiempo pasara rápido, uso el tono mas despreocupado que pudo, con el único fin de divertirse mas.
-¡¿Queeee?!- exclamo el castaña al tiempo que todo color de vida lo abandonaba, comenzando a temblar y por lo tanto tirando la pesada fila al piso, por lo que los exámenes quedaron desparramados- ¡Ah demonios!- exclamo y se apresuró a levantarlo haciendo inútiles esfuerzos para ocultar el rojo que le teñía la cara.
-¿Y bien ... como está el?- insistió el peli-plata, con vos neutra riendo por dentro
-No... no sé de qué etas hablando- tartamudeando y temblando tanto que el lugar de acomodar los exámenes los desparramaba más- ¡Por lo menos ayúdame un poco!- valiéndose de uno de los libro que encontró al alcance ataco al engreído, pero para frustración, del profesor el otro esquivo el proyectil solo moviendo la cabeza. Años en su compañía le habían dado unos increíbles reflejos.
-¿Cuál era su nombre...?- continuo tranquilo solo para irritar al castaño- Nawaki, no, ¡Nowaki! ¿Cierto?- mientras Hiroki movía las manos, temblorosa entre las hojas que ya no podían estar más revueltas
-T...Te dije que no sé de qué hablas. Y deja de estar ahí sentado tan tranquilo y ven a ayudarme un poco
-¡Oh vamos Hiroki! Sé muy bien que tienes un novio desde hace años, ese chico de cabello negro- hizo una pausa y le dedicó una macabra sonrisa- y gracias a tu pasión por el sake se mucho más...- le lanzo al hombre que seguía en el piso de rodillas, una mirada cómplice y pervertida a la ves- y ni siquiera me lo has presentado
-¿Por qué demonios te metes en la vida de las personas?- estaba indignado- además no creas que soy tan estúpido como para no darme cuenta que también tienes a alguien-
- Asique, admites que tienes un novio- dijo satisfecho con su triunfo. Muy bien Hiroki ya que estas siendo sincero yo también lo seré. Sí, estoy con alguien desde hace años.
Fue una revelación demasiado grande 'para decirla sin previo aviso. Ante la inesperada confesión el Demonio Kamijou se quedó total y completamente helado, como si le hubiese echado un balde agua fría, solo inmóvil con los ojos muy abiertos y miró a su amigo desde donde estaba. Su mente trataba de procesar todo lo que esa frase implicaba, sabía que había alguien que era de capaz de vivir con él pero de ahí a... ¡no, no, no! Akihiko que en toda su vida solo había amado realmente a Takahiro, a tal punto de cerrarse a cualquier otra alternativa, tan loca y desesperadamente que necesitaba estar cerca de él aunque mas no fuera para mirarlo de lejos o intercambiar unas cuantas palabras, sin la mas mínima esperanza de que le correspondiera. Aun viendo salir al pobre ingenuo con una u otra chica mientras él se quedaba en silencio con el corazón destrozado. Después de todo eso Akihiko tenía a alguien... pero ¿Quién? Los amantes temporales anteriores solo eran pasajeros, nunca una relación verdadera, y solo duraban un par de meses. Hiroki, sabía cuántos amantes había tenido su amigo de la infancia, en una oscura época, los seguía muy de cerca esperando aunque fuera convertirse en uno para tener una oportunidad de demostrarle su amor. Pero años... ¿Quién había sido capaz de lograr eso? Pasaron algunos minutos y el joven profesor de literatura aún no podía ni hablar o decir cualquier cosa coherente. Se paró como pudo, retándole importancia a los papeles que seguían alfombrando el piso.
-S...si- logró decir, tratando de que su vos sonara desinteresada y tranquila, cosa que no consiguió además de que su mueca de asombro era indisimulable- ¿Será uno de tus juguetes?- hizo una pausa y un gesto de desinterés con la mano- debe ser bueno para años.
-No. No es para nada un juguete, a él lo amo en verdad- respondió sinceramente, y, por supuesto sin un ápice de vergüenza. "Aunque si es bueno"
El castaño volvió a quedarse estático era mucho para un solo día, el idiota de Akihiko debería avisar antes de hacer confesiones de ese grado ¿Quién había obrado ese milagro? La pregunta ardió en todo su ser. Su curiosidad era muy grande pero no podía solo preguntar así como así. Pero más allá de la sorpresa Hiroki se alegraba sinceramente de escucharlo.
-Entonces estamos a mano- le soltó dejando que su intriga le ganara al su orgullo agrego ¿Cómo era posible que no le dijera nada?- tu tampoco me lo preséntate a mi es más ¡ni siquiera lo sabía! ¡Ni siquiera se su nombre!- la verdad se sentía un poco ofendido como amigo
- Si ese es el problema entonces...
-¡Kamijou amorcito!- interrumpió una vos melosa al tiempo que un hombre de cabello negro entraba sin tocar la puerta y dando un saltito abrasaba a Hiroki por la espada y recargaba la cabeza en hombro que seguía de pie en medio de la oficina con la con la luz de la ventana en la cara- necesito que me ayudes con...-Miyagi, no había notado al escritor que desde su lugar miraba todo, sorprendo, por la peculiar escena.- ¡oh mira! ¿Qué pasó aquí? ¿Estas distraído corazoncito?
Hiroki de repente reaccionó tenia al profesor Miyagi abrazándolo, llamándolo por eso ridículos apodos y todo justo delante de Akihiko.
-¡Suelte profesor!- exclamo furioso luchando por salir del agarre del mayor, sonrojado y con una mueca de disgusto- ya le dije que mantenga la distancia conmigo.
-¿estas preocupado de que novio entre de repente y se ponga celoso- rio mientras se negaba a soltar a su asistente.
-Suélteme o...
-¿O qué? ¿Me acusaras de acoso sexual amorcito?
-No.- respondió el castaño con malicia- Se lo diré a ese joven de cabellos rubio que siempre aparece por aquí ¿me pregunto cuál será su reacción?- añadió en todo sugerente. De inmediato los brazos del profesor cayeron a los lados como si estuvieran muertos, liberando al menor y su cara se transformó, borrando por completo la sonrisa que lucía.
-No metas a Shinobu en esto- dijo en tono secó
-Entonces usted no meta a Nowaki ¡Y deja de molestar!
-Eres mi asistente y...
-Asique- intervino el oji-violeta con vos grave, cortando lo que amenazaba con convertirse en una discusión tipo niñitas entre su amigo y el jefe de este- le hablas de tu novio a tu jefe, pero no a mí. Eso me molesta.
Los otros dos se quedaron en silencio, el profesor Miyagi estaba completamente aterrorizado ¡Había admitido que salía con otro hombre justo en frente de un perfecto extraño! No había notado que había alguien más en la oficina, estaba tan concentrado en su broma que no se fijó en el hombre sentada en el escritorio de su asistente. El hombre lo había visto abrazar a Kamijou, llamarlo "amorcito" y para colmo había escuchado el nombre... el nombre de... ¡Shinobu! Era el fin. Una y mil posibilidades pasaron a toda velocidad por su cabeza ¿Qué pensaría aquel hombre tan elegantemente vestido? ¿Qué haría? ¿Diría que él era un pervertido anormal? ¿Sabría quién era Shinobu? Si era así su carrera estaba acabada. Si pudiera pedir en deseo en ese momento sería que la tierra se abriera y lo tragara para no dejarlo salir nunca más.
Hiroki estaba punto de explotar por la risa contenida que le provocaba la cara de su jefe, decidió vengarse. La broma le había salido mal y ahora por fin tenía su merecido castigo por fastidiarlo todo el tiempo.
-Hiroki- lo llamo su amigo antes de que pudiera hacer nada- te olvidas de cómo es ser educado ¿no vas a presentarnos?
Aguantando la carcajada-Ah si, lo siento. Profesor Miyagi este es un amigo mío Usami Akihiko, seguramente ha escuchado de él. Akihiko este es mi jefe del departamento de literatura Miyagi Moh- dijo haciendo una señal con la mano y empuñando la dulce venganza añadió- el chico que mencionó, y con el que sale, es el hijo del decano.
Miyagi no podía mover un solo musculo. Ese definitivamente era su fin, USAMI era una de las familias más ricas y respetadas en todo Japón. Si ese maldito Kamijou hacia eso era porque quería su puesto sin ninguna duda y ese desgraciado homo usaba el método más sucio ¿A qué país podía escapar después de matarlo?
-Ya veo- dijo Akihiko que conocía muy bien a su amigo y podía leer la satisfacción en los ojos. Se levantó de la silla al ver que el hombre seguía estático y blanco como un papel- Soy Usami Akihiko- extendiéndole la mano- es un placer conocerlo. El peli-negro tardo unos segundo en darse cuenta que el hombre se había acercado y estaba de pie ofreciéndole la mano, mientras lo miraba sin ninguna expresión.
-Ah si- reaccionó al fin, y con gesto nervioso apretó la mano del peli-plata. Estaba pasando uno de los peores momentos de su vida y además estaba haciendo el ridículo. Vergonzoso.- Es decir, el placer es mío soy Miyagi Moh. Espere un momento ¿Usami Akihiko? ¿El último ganador del premio Nacional de Bellas Artes y Literatura?- sin poder creerlo, era peor a cada instante.
-Es algo sin importancia- haciendo un ademan con la mano. El peli-negro no podía soportarlo, aunque terminara de cavar su propia tumba tenía que salir del estado de angustia en que se encontraba.
-Sobre lo que dijo Kamijou, me gustaría aclarar...
-No se preocupe por mí- respondió el escritor con el mismo rostro de siempre- no lo juzgo en lo absoluto. De hecho estaba a punto de algo a Hiroki. Me gustaría hacer extensiva la invitación a usted y su pareja como recompensa por el mal momento que le hizo pasar la broma de Hiroki.
-¿Invitación? ¿Qué invitación?- intervino el castaño que, aprovechando que su amigo se movió de donde estaba, logro acomodar los papeles en el escritorio, toda una hazaña.
-Ah si. Me gustaría que tu novio y tú, también el profesor y su pareja vinieran a una cena con Misaki y conmigo el 24.
-Bueno...- empezó a decir Miyagi, rascándose la nuca. Hasta el momento no tenía planes, siempre había estado solo en esa fecha, pero eso le daba una excusa para pasarla con su pequeño hombrecito. No es que la navidad le importara especialmente, ni nada parecido, él era un adulto, pero...
-No se apresure a contestar. -Intervino Akihiko- no se sienta obligado a nada.
-No me encantaría ir pero- una invitación de un Usami no se podía tomar a la ligera y rechazarla así como así, además si eso implicaba pasar todo el día con el rubio, agregaba otro motivo, pero tal vez Shinobu preferiría estar con su familia, la verdad nunca se lo preguntó.
-Está bien consúltelo con su pareja primero y si acepta hágamelo saber a través de Hiroki.
-Bien gracias- respondió aliviado, esperaba poder ir.
-En cuanto a ti Hiroki, no acepto un no como respuesta.
-Pero él trabaja en un hospital no sé si podrá- el joven profesor se moría de ganas de conocer la misterioso hombre que había logrado que su amigo por fin dejara de pensar en Takahiro, pero el trabajo de su novio nunca le permitía cumplir con sus planes y en realidad no deseaba ir si Nowaki no estaba a su lado.
- No te preocupes. Interrumpió- de seguro estará libre.
-No es que...
-Entonces está decidido, los espero- miro el reloj- también espero que el profesor nos acompañe. Ahora tengo que irme- dijo y sin más les dio la espalda y salió de la oficina.
Ya había dado el mediodía y el tiempo para el examen el examen de Misaki se habría terminado por lo que pronto estaría en la salida y si él no estaba ahí para recogerlo, el pequeño se iría solo y en ese caso cabía la posibilidad de que "por casualidad" se topara con alguien en particular. Ese mangaka de quinta cada día se volvía más insistente y no dejaba de acosar a SU Misaki, por lo que debía mantenerlo vigilado. No es que dudara del castaño solo quería defenderlo para nadie lo alejara de su lado. Ahora el escritor de cabellos plateados caminaba por un corredor al aire libre rodeado de arbustos, directamente a la entrada principal de la universidad. No prestó atención a los múltiples ojos que se posaban en él al pasar, las risas y los murmullos nerviosos de las chicas, ni las exclamaciones de reprobación de los chicos ante su arrogante paso, es más ni siquiera las escucho. Con el sol del mediodía brillando intensamente y el grueso abrigo que tenía puesto tampoco notaba el aire helado que corría por las calles, colándose por entre las ramas desnudas de los árboles, agitándole los cabellos, era un año particularmente frío.
Todavía tenía que esperar 15 minutos más o menos, o eso calculaba, entre la entrega del examen y se despidiera de sus compañeros y recorriera el camino a la entrada. El último examen al fin, después de eso ¡Misaki estaría libre por varios días! solo para él, excepto por su trabajo de medio tiempo, trataría que se quedara en casa lo más posible para poder mimarlo. ¿Cómo tomaría lo de la cena con Hiroki y su novio? También el otro profesor en caso que aceptara. Tal vez se había precipitado al invitarlos. Creía intuir la respuesta de su novio, pero esperaba cambiarla, arrancarle un "si" a fuerza de besos y caricias. En realidad no le gustaba demasiado la idea de perder tiempo a solos con su amor pero ...esperaba que eso ayudara y también tenía curiosidad por el tal Nowaki. Sabia un poco sobre él por sus charlas de sake con Hiroki, lo había visto fugazmente un par de veces pero nunca hablaron directamente. "Espero que esto sirva de algo." Apresuro sus pasos y por fin atravesó la entrada y se dispuso a esperar al pequeño. El verdadero motivo por el había propuesto ese cena era, como siempre, Misaki y la causa la más reciente y grandiosa sorpresa, equiparable incluso a la vez que le dijo que lo amaba. Recordarlo le arrancó una sonrisa

Hola gentesilla loca hoy empezaré a traer está historia que en verdad ame osea si ya la leyeron aquí la pueden volver a leer Gaia-san es la mejor

bueno ya saben la realidad es una ilusión el tiempo un holograma lean Yaoi hasta la. próxima

El camino que recorreremos juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora