Segunda Parte

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No habían pasado muchas horas, la cabeza de Chaeyoung daba vueltas, su espalda dolía, se levantó de golpe, ni siquiera había dormido tres horas y probablemente no volvería a conciliar el sueño, buscó a Mina a su lado más no la encontró, buscó por toda la habitación; aún era de madrugada pero ésta ya no estaba en su habitación, tomó su camisa e interiores  y salió por ella, aunque buscó por toda la casa no la encontró, volvió a la habitación y escuchó el agua del baño caer, por lo que se dirigió a éste, la puerta estaba abierta por lo que curiosa entró, más no encontró lo que esperaba, Mina estaba ahí, en un rincón de la ducha, estaba completamente bañada pero el agua ni siquiera alcanzaba sus pies, podía ver como su cuerpo temblaba de arriba abajo, lentamente se acercó tocando su hombro, y ésta levantó su rostro, sus ojos hinchados y algunas gruesas lágrimas caían por sus mejillas

-¿Quién te dió permiso de entrar?- susurró la castaña, su voz era ronca y lamentable, Chaeyoung tomó sus manos y acarició éstas, más la contraria no comentó nada, hasta podía escuchar sus sollozos intensificarse, trató de levantarla pero ésta se resistió, terca, lo que la hizo envolverse con una toalla y cargarla fuera aunque la mayor estuviera pataleando, la dejó en la cama yendo por otra de éstas, cuando volvió se sentó con las piernas cruzadas y le jaló haciendo que ésta termine sentada sobre sus piernas, como una niña pequeña

-Te ves muy agotada- comentó la de cabellos rosa, cubriendo su torso con la misma toalla y comenzando a secar su cabello con otra, Mina simplemente le miraba expectante

-No deberías tomar mucho alcohol, ¿haz estado durmiendo bien?- siguió

-Vuelve a casa y olvida lo que sucedió- Mina no podía estar más extraña en ese momento; su mirada se mantenía perdida aún y cuando cada cierto tiempo Chaeyoung se acercaba a repartirle algunos besos en el cuello y hombros

-¿Por qué debería?-

-Me siento una infeliz pederasta y cada que te veo siento que tu madre vendrá a golpearme- respondió  y la pelicorto detuvo todo movimiento , aferrándose a su cintura, no quería irse

-No lo contaré, pero no me dejes ahora- Mina nuevamente trató de zafarse, pero en cambio, Chaeyoung la atrajo hacia ella abrazándole; -No deberías ser de ésta manera- comentó Mina, sus brazos habían terminado rodeando los hombros de su menor y ésta acariciaba su espalda, Chaeyoung mantuvo su mirada firme, atrayente y en menos de dos segundos la castaña se había acercado nuevamente a besarle, cuando se cortó el beso,  se levantó de las piernas de Chae y ésta le observo extrañada, Mina comenzó a caminar en círculos por la habitación mientras la contraria le seguía con la mirada desde la cama, su paso se detuvo de golpe y corrió a las orillas de la cama, tirándole el bralett y los jeans de vuelta

-Termina de vestirte y ve a casa-

Chaeyoung tomó la ropa y terminó de vestirse, cuando estuvo lista, fue hacia el otro cuarto recogiendo las cosas que había traído para quedarse la semana; aquel día se fue sin decir más, sin quejarse o refunfuñar, pero claramente no terminó allí, después de ese día comenzó a visitarle todos los días sin falta alguna durante cuatro meses consecutivos, uno que otro día llevaba un juego y después de convencer a Mina por algunas horas ésta jugaba con ella cartas, Domino's, a veces damas; otros simplemente llevaba un libro y pretendía leer mientras veía por el rabillo del ojo a Mina mientras trabajaba, y en los peores casos, simplemente se quedaba viendo programas de comedia en el celular (de Mina) pero ningún día hacía falta;

-Chae, tu celular está sonando- Murmuró la castaña sin alzar la mirada de los trabajos y la otra refunfuñó quitando la mirada de su libro, ya que precisamente en ese momento si lo estaba leyendo de buena manera

Aunty -MiChaeng-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora