El sueño de toda alma es perderse en los vacíos insólitos y en el desdén de cada frasco vacío sin emociones que se encuentran extraviados por el mundo, resulta imposible darse cuenta como simples mentes tienden a ver todo como un mecanismo, una estigmatización de la verdad y la vida, quien diría que eso y nada más que eso es cubierto por un enorme muro de sentimientos que logró provocar ella en mí, supongo que todo esto resulta increíble e incluso incrédulo de mi parte ya que no conoces la "realidad" de mi pasado, pero si te lo cuento que es lo que haré... espero que me creas.
Enero 25 de 1999, me llamó Eduard Collings residí hace pocos meses en una extraña vivienda hecha únicamente de roble americano, con sus agudos sonidos al abrir cada puerta, inclusive cada cerrojo, pero lo más increíble fue notar como desde en frente de la casa, esta se tiñe de un color sinientro pero sobre todo emana ese aura aterrorizante.
Reinaba también en aquel lugar un completo jardín en sus alrededores llenos de flores ya marchitas , lo que le daba ese toque irónico, no obstante, lo que suscitó mi más grande inconformidad en esta localidad fue cuando un viernes por la tarde, me encontraba en un bar a pocas cuadras de la residencia, como era de costumbre una bella y reluciente dama se encontraba conmigo, quien por cierto se quedó a mi lado toda la noche y no puedo decir el porqué de sus acciones, sin embargo, puedo entender el que se haya quedado en mis brazos durante tres días consecutivos.
Tuvimos todo tipo de exasperación en mi vivienda, jugueteabamos por todas partes, y practicamos mil y un situaciones que representaban tan solo nuestros cuerpos, lo que hicimos solo involucró al placer, no éramos conscientes de lo que sucedía en aquel lugar, cuando observamos que por alguna razón, un pasadizo detrás de la nevera se encontraba expuesto, me alarmé, y en esa habitación de aquella casita del horror por la cual me embarqué al notarla, vimos como las partes mutiladas de un cadáver putrefacto se encontraban siendo el plato de primera mano para los gusanos, no me alarmé lo suficiente, pero ella... ella solo me miró y con despreció me lanzó dentro de aquel cuarto, y trabó la puerta, dentro de mi no sucedía nada, sentía una vacío inexplicable, en lo único que pensé fue en el frío que me invadía y aún peor ya que no tenía ninguna prenda a mi alcancé, fueron varias horas de silencio, mientras que todo ese tiempo solo fuimos el cadáver, los gusanos y yo, no sabía quien era ese hombre, era casi imposible identificarlo, tan solo su rostro... ya no existía, me sentí pesado, con sed y en medio de una serie de alucinaciones me desplome en aquel piso congelado...
Lo único que recuerdo después de eso fue una hermosa melodía, un cántico de ángeles que regocijaban y deleitaban todos mis sentidos, no fui capaz de abrir mis ojos, nunca entendí porque, pero solo pude escucharlo y sentirlo, en conjunto a ello, podía percibir el pasto en mis piernas, eso me permitió entender en donde me encontraba.
Momentos después mi cuerpo reaccionó, tuve la sensación de que nada estaba bien; me sentí aplastado, demolido y perdido, mi carne aún se encontraba al descubierto y a los pocos segundos noté que en frente de mí, aquella casa estaba ardiendo en su totalidad, las llamas consumían cada tablón de roble de la vivienda, yo por otra parte, me hallaba amarrado en uno de los árboles en las cercanías de lo que fue mi hogar por un tiempo, logré desatarme, mi corazón inexplicablemente no latía, y no late hoy en día, como si en otra vida estuviera todo lo que vi aquella tarde, simplemente me llevó a amar aún más a esa chica, me había enamorado y ahí estaba ella, en una de las ventanas de la casa, observandome y a pesar de todo, sentía que su brillantez y excelencia no tienen límites, mientras las abrazadoras llamas ardían sobre ella, sobre mí un rayo de locura deleitó mi existencia, una fuerza se apoderó de mí, destruí las ataduras, corrí hasta el lugar, derrumbé la puerta de la entrada con una patada, subí por las escaleras y nada, no había nadie..., un dolor tuvo lugar en aquel momento, alcancé a salir antes de que la casa cayera en pedazos, y todo lo demás terminó aquí o terminará...
En un apartamento frío y oscuro, Ed exhaló su último aliento, reposando sobre una cuerda tendida en una simple viga de madera cubierta de termitas cerró sus ojos y pronunció con el alma "adiós".
(Debo explicar, que este ha sido el primer mini cuento que he escrito, lo redacté al comienzo mis añoranzas hacía la literatura, por lo que me emociona saber que les puede parecer, últimamente trato de mejorar, por ello estoy preparando algo mucho mejor)
ESTÁS LEYENDO
La Dama
HorrorEduard solo buscaba calidez, y encontró la misma esencia pero cubierta de sangre, y marcada en la bestia a la que muchos llaman locura, y si no fuera poco, esa bestia es demasiado atractiva.