Capítulo Uno.

12 1 0
                                    

De repente aquel sonido irritable me despertó. Sobresaltada me levante de la cama y apagué la alarma del despertador. Alcé la persiana y allí estaba dándome los buenos días como cada mañana. Hoy la Torre Eiffel brillaba de una forma especial, en el fondo es como si me dijera que hoy sería un gran día. Abrí el armario y no sabía ni que podría ponerme, al fondo vi mi cárdigan rojo y blanco y junto a el cogí el jersey burdeo, las mayas marrones y mi fular. Me puse los botines y me solté el pelo. Estaba lista para comenzar aquella mañana. Antes de bajar cogí por último mi mochila y cerré la puerta con llave.

Bajé las escaleras tan rápido como pude, y salí a la calle.

-Buenos días joven.-me dijo la vecina.

+Muy buenos días.-respondí
Tras aquel saludo de apenas un minuto continúe mi camino.

El día amanecía tranquilo y se podía ver como algunos comercios ya servían a sus primeros clientes. Entré en uno y me senté en una mesa al fondo, al instante un chico joven se acercó a mí.

-Buenas, ¿qué desea tomar?-Me preguntó.

+Mmm.. No sé, ponme un café con leche y un croisan con algo de chocolate por dentro.-Respondí indecisa.

-Está bien, 5 minutos.- y tras esto se marchó.

Me quedé mirándolo, aparentaba más o menos mi edad, era alto, moreno y de ojos canela, era diferente. No parecía ser el típico francés sin embargo hablaba tan bien el idioma que juraría que había nacido aquí. Estaba confusa, ¿lo había visto antes?

Ni lo sé, aparté la vista de él y me puse a observar las últimas noticias, hasta que otra chica me trajo mi desayuno, la miré, le sonreí, y le di las gracias.

Tenía tanta hambre que apenas me duró el croisan y el café.

No sé porqué pero sentía como que alguien me observaba, pero parecía ser todo tan extraño..

Le di un último buche al café y no pude creerlo. Al final ponía; 'Ameliè hoy será un gran día'

Imposible, ¿era a mí? Miré a todos lados pero nada parecía ser diferente y todo el mundo iba a lo suyo. Pedí la cuenta y me marché. Al salir de la cafetería parecía ser todo tan extraño. Caminé, caminé, y seguí caminando hasta llegar al instituto. Todo el mundo iba a lo suyo, yo sin embargo no podía dejar de pensar en aquello. Entre en clase  y me dispuse a sentarme hasta que algo volvió a llamar mi atención. Sí, así es. ¿Eran mis ojos o el chico del fondo era el mismo de la cafetería. Pareció que me había visto pero agachó la cabeza y el profesor entró en clase y me mandó sentarme.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 29, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora