I
-Las uvas recolectadas serán suficiente Jibi.
Dijo entre tragos de aire pesado la pequeña Lhizdat mientras en una canasta llevaba unos tantos racimos de una vid rosa, mientras su hermana Jibi miraba por el bosque algún arbusto de bayas. El bosque de Stirling meditaba frio en una mañana de otoño, aquellas niñas se dirigían a su pequeña cabaña ubicada a afueras del bosque, donde crecían pastos cortos y la vista del horizonte siempre residían en árboles y neblina, la cual, se disipaba como las nubes en el cielo por la noche, y se veía el cosmos.
Las niñas caminaban a paso triste, mientras sus desgastados zapatos no hacían más que apaciguar las crujientes ramas caídas que asedian el camino como una pila de huesos secos, mientras ellas disfrutaban de su crujir hasta que las detuvo la presencia de una mesa en medio de los árboles del bosque, la mesa era de hierro puro y se labraban dibujos en ella, su brillo era parecido al oro puro, y en sus cimientos se veía en varios idiomas las palabras ¨el que tiembla la tierra¨, cantidad de papeles cubrían el escritorio, a su alrededor se veían platos de distinta comida puestos en ánforas pequeñas al alcance del escritorio, la comida precia recién horneada o cocinada. No poseía asiento.
Ambas niñas quedaron perplejas ante aquella imagen, Lhizdat no hacía más que mirar la comida, mientras que Jibi solo buscaba razones lógicas en la escena, más todas fracasaron. El escritorio estaría a unos 5 metros de las niñas, así que estas bajaron su velocidad y atraídas por algo se empezaron a acercar, estando a unos dos metros de él comenzaron a darse cuenta de que este estaba creciendo como una edificación enorme y alta, como quien divisa un castillo a lo lejos y al acercarse se da cuenta de su magnitud, estas quedaron aún más perplejas, Lhizdat estaba decepcionada al saber que no podría alcanzar la comida, mientras que Jibi consideraba el hecho de volver por donde vinieron.
De repente en el escritorio se aposentaron dos enormes manos con lujosos anillos e infinidad de piedras preciosas, ellas muy extrañadas se empezaron a alejar hasta que vieron como por su espalda empezó a salir de la tierra una gran cantidad de personas muy bien vestidas que corrían hacia el escritorio, todo esto mientras que a los lejos se empezaba a visualizar la figura de un gran hombre. Entre aquellos que salieron de la tierra se podría ver a alguien que Jibi podía distinguir, era Jacobo II actual rey de escocia, el cual había visto una vez pasar en carrosa por el bosque donde estaban. Todas estas personas corrían muy decididas y entre más salían más clara se hacia la imagen del gran hombre en el escritorio, sin darse cuenta Jibi había soltado la mano de su hermana y ella de igual manera se acercaba al escritorio hipnotizada por la comida, Jibi de manera inmediata sale corriendo hacia su hermana, hasta que se encuentra lo suficientemente cerca para ver como cada uno de los reyes que habían surgido de la tierra se hincan y se juntan entre ellos al otro lado del escritorio formando una silla donde se sienta aquel enorme hombre. Al acercarse más Jibi se da cuenta de que este tiene una corona de 6 cuernos en la cabeza, la mirada profunda y vite como un gran duque, sus dientes sobresalen de su boca y se ven como los de un oso y su vestimenta aparece adornada con oro y diamantes.
Jibi encuentra a su hermana que también había quedado perpleja por aquella imagen y la jala hacia ella, mientras las dos siguen mirando a aquel hombre enorme de la corona de cuernos. Esta saca una pluma en forma de cruz de su bolsillo, esta es idéntica a un rosario solo que es negra.
Lhizdat que ya no puede más, lanza un grito despavorido al recobrar el aliento y su hermana le tapa la boca inmediatamente haciendo que esta se atorara y se callara, de repente la pluma dejo de moverse, quedo intacta y aquel hombre de repente desapareció, ellas quedaron heladas sin saber qué hacer.
- ¿Están perdidas niñas?
Era la voz más gruesa y autoritaria que habían escuchado jamás, las niñas giraron, y por detrás de ellas había un hombre de alta estatura, con aquel sombrero que tenía los 6 cuernos marcados como adornos de oro, un bastón elegante y una cara pálida pero hermosa, con el cabello rojo, los labios rosados y los ojos azules.