Capítulo 3

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— ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir, Justin? Un no es un no.

Me revolví el pelo con exasperación y le di la espalda a mi padre, lo peor de todo era que Jazmyn tenía razón, ya me imaginaba su cara cuando llegase diciéndole que había ganado la apuesta. Antes de volver a hablar me volteé y lo miré de nuevo.

— Pero papá, ¿Qué te cuesta? — Esperé unos segundos y al ver que no me respondía seguí insistiendo. — Mira, tú necesitas camareros y yo necesito trabajo…

— Tú no necesitas trabajo — Me cortó. — No te he traído aquí este verano para que trabajes.

—Ya, ¡Me has traído aquí para que me muera del asco durante todas las vacaciones!

Me miró de mala gana y siguió ordenando los papeles que tenía sobre la mesa de su despacho sin decirme nada más. Eso hizo que me empezase a poner de mal humor, no comprendía su actitud. No le suponía tanto darme un trabajo, me daba lo mismo en donde: en la recepción, en el almacén, en el restaurante… lo que no quería era estar los tres meses sin hacer nada muerto del aburrimiento. Puede que a Jazmyn ese plan le resultase atractivo, pero yo no era como ella.

— Ni siquiera quiero un sueldo — Ese comentario hizo que me mirase aún de peor forma. — Quiero decir… o sea, no lo hago por el dinero. Necesito emplear mi tiempo en hacer algo.

— Emplea tu tiempo en tomar el sol y en hacer amigos — Y de un porrazo cerró uno de los cajones que tenía abiertos. — Mira Justin, no insistas. Tengo mucho trabajo y no tengo tiempo para estos caprichos.

Y sin más señaló la puerta del despacho indicándome que había dado la charla por terminada. Apreté los labios y salí de allí aguantándome la bronca. Era increíble, no conocía a una persona que razonase menos que mi padre ¿Tanto problema había en que yo trabajase? Él se lo buscaba… porque si no trabajaba en el hotel ya trabajaría en otro sitio. En el pueblo había miles de bares, heladerías, tiendas y demás establecimientos que necesitarían empleados extra durante el verano, ya veríamos si todos se negaban a contratarme.

Iba tan ofuscado y tan enfadado que no me di cuenta de que una chica estaba recorriendo el pasillo que comunicaba con la recepción del hotel en dirección contraria a la mía, y faltó poco para que me la llevase por delante. Frené justo antes de estamparme contra ella.

— Lo siento mucho — Me discuplé. — iba despistado y no te vi.

La chica abrió desmesuradamente los ojos y retrocedió unos pasos alejándose de mí. Me miraba como asustada, nunca en mi vida me había encontrado con alguien que me mirase con tanto miedo. Me pareció una reacción un tanto exagerada teniendo en cuenta que solamente había estado a punto de chocar contra ella…

— ¿Estás bien?

Y extendí mi mano para agarrarle el brazo, pero antes siquiera de haberla llegado a rozar, ella se apartó bruscamente. Eso me confundió aún más y empecé a preocuparme. La joven seguía mirándome sin cambiar su expresión, sus ojos castaños me observaban como si yo fuese lo más terrible con lo que se hubiese cruzado nunca, e incluso me pareció que había empezado a palidecer nada más dirigirle la palabra.

— ¿Te ocurre algo?

Una vez más, el silencio fue toda la respuesta que obtuve, ella no parecía muy dispuesta a hablarme. Me estaba haciendo sentir realmente mal ¿Es que acaso me veía cara de asesino para tenerme tanto miedo? Y entonces, sin más, la pelirroja empezó a alejarse de mí, caminando hacia atrás para no quitarme los ojos de encima, como si se pensase que yo la iba a atacar si me daba la espalda. Sacudí la cabeza y continué mi camino, en dirección contraria a la que había tomado ella. Toda la bronca con la que salí del despacho de mi padre se había trasformado ahora en confusión y desconcierto por el encuentro y, sinceramente, no sabría decir cual de los dos sentimientos me hacía sentir peor.

* * *

Pasaron los días y todavía seguía pensando en la extraña chica. No la había vuelto a ver por el hotel, pero sabía que seguía allí. No podía explicar porque estaba tan seguro, pero de alguna forma era como si la pudiese sentir. Nunca me había sentido tan intrigado por algo; esa chica me intrigaba. Empezando por su reacción al verme y

terminando por esa especie de conexión que sentía hacia ella. No era normal que pudiese afirmar tan rotundamente que ella estaba cerca de mí solamente por una especie de presentimiento. Había intentado hablar de esto con Jazmyn, pero ella no parecía escucharme en serio. Se limitaba a decirme que seguramente esa chica estaba ya asustada por algo o que la sorprendió verme aparecer en el pasillo tan de repente, pero yo sabía que no se trataba de algo tan simple como eso.

Salí de casa en dirección a la terraza de la piscina y entonces la vi. Me detuve en cuanto mis ojos se posaron en ella, llevaba días buscándola por todas partes y de repente había vuelto a aparecer. Estaba sentada en el césped y miraba hacia la zona de la piscina sin aparentar demasiado interés, el sol daba de lleno en su cabello haciendo que brillase con más intensidad de la normal, resaltando aún más su color rojo. Solté el aire lentamente y comencé a avanzar hacia la joven. Tenía las piernas entumecidas y me costó un minuto conseguir el control sobre ellas; no sabía que me pasaba, pero estaba sumamente nervioso. Ella no se percató de mi presencia hasta que no estuve sentado a su lado. Entonces, al igual que la anterior vez, me miró con miedo.

— Sabía que no te habías marchado.

Hubiese sido mejor empezar la conversación con un “Hola” o con un “Buenos días, ¿Qué tal te va?”, pero me había puesto tan nervioso al encontrarla que era incapaz de pensar en lo que debía o no debía decir.

— Me llamo Justin.

La miré a los ojos y me alivió ver que ya no parecía tan asustada, solamente algo desconcertada. Parecía dudar sobre si responderme o no… o sobre que respuesta darme. No estaba muy seguro. Finalmente, cuando ya pensaba que no diría ni una palabra, habló

— Yo soy ____.

Su voz sonó débil, apenas fue un susurro; pero escuché lo suficiente como para decir que me gustaba. Era una de las cosas en las que primero me fijaba cuando conocía a una persona, en su tono de voz.

Como un ángel cambió mi vida. | Justin y tú | Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora