Siempre juntos:

402 42 7
                                    


  En las calles de la derruida ciudad no se percibía ni un alma aquella noche. Las gentes preferían reunirse en casa, ocultas del frío extremo de la temporada. El grueso silencio era roto únicamente por el eco de voces festivas que procedían de cierto establecimiento. Hungry Bug se encontraba a desbordar de clientes, personas deformes y marcadas por adversidades emitían gritos y risotadas que alegraban el ambiente, centrándose en olvidar los problemas de su rutina diaria y disfrutar cada minuto posible junto a sus amigos, teniendo el conocimiento de que podrían no verlos nuevamente. Una vez más, el año nuevo había llegado a Hole, y con él una enorme cantidad de trabajo que hacer en el comedor, que había dejado sus puertas abiertas por esa noche.

Kaiman! Llevarías esto a la mesa cuatro?—Preguntó una ajetreada rubia a su ayudante.

...

Kaiman?!— Insistió la chica al no obtener respuesta.

Eh? Ah! S-Sí claro!—Dijo por fin un hombre con cabeza de lagarto, para luego llevar a cabo la encomienda. Todo observado cuidadosamente por su amiga, quien decidió concentrarse primero en terminar el trabajo.

  Dieron las doce, y para festejar hubo un gran brindis acompañado de la exclamación "feliz año nuevo" dicha al unísono por los presentes. Incluso asistieron sus amigos, con excepción del pobre Jonson claro, debido a cuestiones de higiene.
  Cuando se retiró el último grupo de borrachos felices y se dio por terminada una ardua jornada laboral, el restaurante al fin cerró sus puertas en la madrugada, quedando en él solo dos personajes.

Uff, pensé que no terminaríamos nunca...—Soltó la chica mientras tomaba asiento al lado de su compañero.

...Y bien? Te pasa algo?— Inquirió curiosa.

Mn? No, no... por qué lo preguntas?—Respondió enseguida él.

Kaiman, no nací ayer. Has estado decaído todo el día— Repuso rodando los ojos —Ni siquiera te enteraste cuando Trece-kun tomó comida de tu plato—

Estoy bien Nikaido, solo que no he dormido mucho y... ¡Que el bastardo de Trece hizo QUÉ?! Cuando lo agarre! ¡se va a enter-!

Por qué no has dormido bien?—Interrumpió rápidamente Nikaido para evitar una charla indeseada sobre homicidios.— No me mientas, eres pésimo en eso ¿Qué ocurre?— Habló esta vez con verdadera preocupación.

... Solo he tenido malos sueños

  Y a pesar de que el tiempo se había encargado de dejar como un recuerdo inolvidable el incidente que puso sus vidas de cabeza, él aún no lograba adaptarse a la actual tranquilidad con la que se desarrollaba su día a día, siendo asaltado por sueños repetitivos que rememoraban una y otra vez quién no, quiénes había sido. Al principio fueron leves cuadros que apenas recordaba al despertar: conversaciones con su abuelo, atender pacientes junto a un Kasukabe distinto al actual; otros que consistían en intercambios con sus compañeros de escuela, la voz del cocinero enojado por alimentos que había robado, rostros cruzados que lo miraban con una mezcla de temor y admiración; a veces soñaba reír con Risu.
  Pero luego fue empeorando, todo tomaba un tinte más oscuro, más macabro. Fueron cosas vívidas el sentimiento de aversión hacia su humanidad, el dolor del ácido carcomiendo su cuerpo, el terror provocado por un ser cuya existencia no comprendía; y después, después vinieron la sangre, los gritos, la agonía, la masacre constante, la hilera infinita de cabezas; el arrepentimiento que lo atormentaba cuando estaba a solas. Pero lo que más le perturbaba es que no eran simples sueños, eran recuerdos que quería mantener encerrados, amonestaciones que brotaban libremente cada noche, cada vez más negativas, más aterradoras, más dolorosas.

—...Ése es el por qué no hablaste con Risu la última vez que vino?—Inquirió Nikaido. El rubio también se había percatado del comportamiento de su amigo; sin embargo, ya fuera por experiencia o instinto, había tenido el suficiente tacto como para no abordar el tema.

Supongo..., aunque igual quiero disculparme por evitarlo.—

Estoy segura de que él entenderá— Animó ella—También sé que pronto superarás esas pesadillas donde muere gente, ya que ese no fuiste en realidad

Realmente, eso no es lo peor— Interrumpió el hombre lagarto demasiado serio—...Creo, creo que lo que más odié fue a mi mismo, por ser tan cobarde e ignorar lo que hacía Hole, lo que yo hacía. Por no ser lo suficientemente fuerte como para proteger mis cosas preciadas.

...Ka-Nikaido no sabía que decir. Había recordado abruptamente que ese hombre ya no era Kaiman, no el mismo que conoció una vez; así como no era Aikawa, ni tampoco el jefe de los ojos cruzados. Él era todos y ninguno a la vez, y se reprochó el haber pasado por alto algo tan importante como eso.

  Pero había una cosa que no cambiaría nunca entre los dos.

¡Kaiman!— La rubia alzó la voz llamando la atención del otro, que quedó un poco descolocado por la sonrisa que mostraba ella— No importa cuanto tiempo te tome sobrellevar esa carga, yo siempre estaré a tu lado apoyándote! Porque eso hacen los amigos no?—

Nikaido...— El semblante sorprendido de Kaiman rápidamente se contagió del positivismo de su compañera— Sí, tienes razón! Lo prometimos después de todo! Yo también estaré junto a ti Nikaido!— Dijo mucho más animado.

Um! Siempre juntos! Ah, Kaiman, creo que ya lo dije antes pero: cuento contigo una vez más—Recitó con una gran sonrisa en su rostro
Feliz Año Nuevo!





   Aunque no es año nuevo ni mucho menos, aquí está mi primer fanfic.
Este existe solo porque no encontré casi nada relacionado con Dorohedoro, un manga que amo (y al anime, pero a ese no tanto).

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siempre juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora