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Kim Jong In fue contratado en el turno de la noche. Era un alfa imponente, su piel color canela siempre resaltaba contra su camisa blanca, especialmente en su pecho donde dos botones siempre estaban sueltos para el beneficio de las propinas, su cabello peinado nunca se movía en toda la noche, incluso cuando pasaba sus manos por el, su perfume, sus brazos marcados debajo de la apretada camisa del uniforme. Kim Jong In era el tipo de alfa que le robaba la respiración hasta al alfa más heterosexual.

Kyungsoo lo vio por primera vez un viernes por la noche con la casa llena. Todos comentaban lo talentoso que era, moviéndose con destreza detrás de la barra como si ya supiera dónde se encontraba cada cosa, hablaba, recibía ordenes y las preparaba casi al mismo tiempo, tomándose el tiempo con el mezclador, solo para presumir sus músculos.

El sonido de los vasos sobre la barra parecía de alguna manera armonizar con las notas del piano de Kyungsoo, las hormonas llenaban el ambiente creando una atmósfera embriagadora. Kyungsoo estaba casi avergonzado de sentirse levemente excitado por esa noche, pero incluso las canciones le pedían lograban erizarle la piel de vez en cuando.

Fue Jong In quien se acerco primero. Estaban en los casilleros recogiendo sus cosas y Kyungsoo se sentó un segundo para dar un masaje a sus muñecas, no era un músico profesional, nunca tocaba más que una o dos veces por semana, el tiempo de práctica y presentación había empezado a lastimar sus manos.

- ¿Larga noche? - susurró mientras tomaba una de las manos de Kyungsoo y con sus dedos expertos empezó a presionar los puntos correctos para aliviar el dolor en su muñeca.

-Solo no estoy acostumbrado es todo- respondió tímido Kyungsoo y aunque trato de suavemente alejar sus manos el moreno no lo dejo.

Esa madrugada Kyungsoo y Jong In tuvieron su primera cita juntos.

A nadie le sorprendió que Jong In se fijara en Kyungsoo, el pequeño era fisicamente hermoso y su personalidad inocente y alegre creaba un aura a su alrededor hacia la que todos se sentían atraídos. Con solo unas citas el par de enamorados no paraban de lanzarse miradas, Kyungsoo se sonrojaba detrás del piano cada que veía a Jong In a la distancia y Jong In sonreía de lado cada que se daba cuenta el efecto que tenía en el pequeño.

Un mes después de su primera interacción Jong In robaba besos de los labios de Kyungsoo enfrente de todos, cada que pasaba una hora reloj se acercaba al piano con un vaso de agua para su novio y dejaba un beso posesivo en sus labios. Jong In sabía que Kyungsoo no era consiente de su atractivo, era su manera de demostrarle a todos que tenía dueño.

Poco a poco establecieron una rutina. Cada uno llegaba al trabajo por separado, coqueteaban durante la noche y cuando terminaban su turno en la madrugada, salían a comer a algún local cercano se iban a la habitación de Kyungsoo, donde Jong In lo hacia suyo hasta que sus piernas temblaran, dormían un rato y después Jong In se iba.

Toda la relación se había dado lentamente, a los ojos de Kyungsoo, nada se sentía forzado, tal vez a Kyungsoo le gustaría hablar más con Jong In, pero el cansancio de sus horas laborales solo les daba tiempo para lo primordial, o eso le había dicho Jong In. Cada día que pasaba desde que estaban juntos públicamente sus compañeros miraban el cuello de Kyungsoo esperando ver una marca...pero nunca aparecía, cuando enfrentaron a Kyungsoo con esa pregunta la respuesta fue natural "Jong In no es ese tipo de alfa, el quiere tomarse su tiempo".

Kyungsoo nunca sospecho nada de las mujeres y hombres que se acercaban a la barra, de las sonrisas que Jong In intercambiaba con cada persona levemente atractiva que llegaba a su barra. Pero sus compañeros sí lo hacían, muchos se acercaban a Jong In con comentarios acerca de su comportamiento, todos consideraban a Kyungsoo una buena persona, pero era demasiado inocente para saber lo que pasaba a su alrededor.

A Jong In no le importaba, Kyungsoo estaba comiendo de su mano, tan inocente, tan ingenuo, podía mirar su cuerpo y recordar los lugares exactos donde estaban las marcas de sus besos, y sabía que Kyungsoo lo sentía cuando se estremecía bajo su mirada.

Una noche cualquiera una despampanante omega llego al bar, se acerco a la barra y sin perder el tiempo tomo a Jong In de la camisa y lo beso, cuando ladeo su cabeza se podía ver una marca reciente en la curva de su cuello, y cuando Jong In se separo solo para dejar un casto beso sobre esta las teclas del piano de Kyungsoo desentonaron como nunca lo habían hecho, todas las miradas del lugar se fueron hacía los ojos llenos de lagrimas detrás del piano, Jong In lo miraba con indiferencia y la mujer con burla.

Derramando lágrimas en el piso Kyungsoo corría hasta la zona donde descansaban los empleados y recogió cada una de sus cosas con manos temblorosas, una presencia entro a la habitación y se puso a su espalda "por qué te pones así...sigues siendo mi amante preferido", susurro Jong In a su oído causándole escalofríos, de asco y dolor, como si un látigo lo hubiese golpeado a través de su voz. En el fondo el manager del bar le gritaba a Kyungsoo una y otra vez que debía volver al piano. Kyungsoo estrello su puño contra la mejilla de Jong In con tal fuerza que este se vio en el piso en un instante, al sentir un pequeño alivio Kyungsoo siguió golpeando los casilleros hasta que el dolor en sus manos era difícil de ignorar.

Esa noche fue la última vez que Kyungsoo tocó el piano.

LongingWhere stories live. Discover now