No me hubiera voluntariado a entrenar a los Iniciados si no es
por el olor de la sala de entrenamiento, la esencia de polvo y sudor
y metal afilado. Este fue el primer lugar en donde alguna vez me
sentí fuerte. Cada vez que respiro este aire lo vuelvo a sentir.
En una punta de la habitación hay un trozo de madera con un
blanco dibujado en él. Contra una pared hay una mesa cubierta con
cuchillos para arrojar, feos instrumentos de metal, con un hoyo en
una de las puntas, perfectos para Iniciados inexpertos. Alineados
frente a mí están los transferidos de facción, que aún tienen, de
una manera u otra, las marcas de sus antiguas facciones: la espalda
derecha de los Sinceridad, mirada firme de los Sabiduría, y la
Estirada, apoyándose en la punta de sus dedos, lista para moverse.
―Mañana será el último día de la primera fase, dice Eric.
Él no me mira. Herí su orgullo ayer, y no sólo durante la captura de
la bandera, Max me preguntó en el desayuno como le iba a los
Iniciados, como si Eric no fuera el que está al mando. Eric estaba
sentado en la mesa junto a la mía en ese momento, frunciéndole el
ceño a su panecillo de avena
― Ustedes van a reanudar la lucha después, Eric continúa. ― Hoy,
aprenderán como apuntar. Todo el mundo recoja tres cuchillos, y
presten atención, mientras Cuatro demuestra la técnica correcta
para tirarlos.
Sus ojos caen en algún lugar al norte de los míos, como si estuviera
de pie sobre mí. Me enderecho. Odio cuando me trata como su
lacayo, como si no le derribé uno de sus dientes en nuestra
iniciación.
― ¡Ahora!
Se apresuraron por tomar los cuchillos como niños sin facción por
un pedazo de pan, demasiado desesperados. Todos menos ella, con
sus movimientos deliberados, su rubia cabeza metiéndose entre los
hombros de Iniciados más altos. No trataba lucir cómoda
balanceando cuchillas en sus palmas, y eso es lo que me gusta de
ella, que sabe que estas armas son innaturales y aún así consigue
una manera de empuñarlas.
Eric se acerca a mí, y me alejó por instinto. Trato de no temerle,
pero se cuan inteligente es y si no soy cuidadoso él notara que me
quedo viéndola y ese será mi perdición. Giro dirigiéndome al
blanco, un cuchillo en mi mano derecha
Pedí que el lanzamiento de cuchillos fuese removido del currículo
de entrenamiento este año, porque no sirve de nada aparte de