Hijo De Lucifer. [Proxys x Male! Reader]

Dios.

Antes de empezar quiero agradecer a todos los comentarios y el feedback positivos que ha recibido esto últimamente ;‹ son lo mjr que hay chiques 💜

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- Ya está - Dije lo suficientemente alto como para que el par que estaba perdiendo el tiempo en la habitación lo oyeran - Encarguense del resto. - Me levanté mientras apuntaba la sangre que goteaba de la cama.

- Masky, esa herida se ve horrible aún - Sentí una vena hincharse en mi cuello ante el tono de burla, definitivamente no me llevaba bien con Rogers.

- Hago primeros auxilios, no cirugías. Rogers. - Utilicé un tono fuerte. No me importaba lo que dijese, pero alguien debía poner al rebaño en su lugar.

- Suficiente. ¿No se pueden respetar por más de cinco minutos sin que tenga que estar Slenderman? - Brian irrumpió antes de esperar otra respuesta golpeando con el lateral de su mano la pared. - Me enferman sus putos dramas.

- Cierra el pico pequeña perra. ¡NO, mejor! Ocupalo para chuparsela a Slenderman, "fan-boy" - Rogers comenzó a tener tics en su cabeza, se estaba acalorando. Por mi parte chasqueé la lengua ante la respuesta de Brian, no lo clasifico como un amigo, pero existe un respeto mutuo, que se estaba pasando por el culo.

- ¿Quién es la pequeña perra aquí? TOBY - Se incorporó haciendo notar la diferencia de alturas y lo llamó por ese apodo infantil, nunca lo he usado. Me parecía...

"Idi...ta retraído... Imbe... Deja de hablar solo... Loco. MÁT...OS..ÁTA...Ss"

Fruncí el ceño bajo la máscara, éstos imbéciles eran estresantes. Salí de la habitación a paso firme empujando con los hombros al par que quedó en la habitación -conscientes- sin importarme, las voces no paraban una vez empezaban.

Di un portazo al salir, mis dedos se tensaban y mi mano temblaba con rigidez, llegué a mi cuarto, estaba al frente, no fue tanto caminar, pero mucho hablar por parte de mi cabeza.

Me encerré y comencé a urgar entre los cajones, no estaban. Dónde. Dónde. Dónde. DÓNDE ESTÁN.

Tiré el cajón, me saqué la máscara y jalé el pelo, no estaban ahí, me di vuelta y estaban sobre otro mueble, tomé el bote con bruteza y engullí una, no importa que no tuviese agua para beberla, sin darme cuenta estaba mordiendo el interior de mi labio. El líquido espeso carmesí que salió de morder ahora haría pasar la pastilla.

No iba a hacer efecto al instante, lo sabía. Las voces seguían, no podía ni sí quiera oír bien mis pensamientos. Estaba todo borroso en mi mente. Quería que se callen, que se callen. Que se callen. CÁLLENSE.

Metí mi mano bajo la cama y me sentí familiarizado con el mango del arma, la tomé, con desesperación en las manos la cargué y disparé.

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- Hah - Mi respiración agitada, la pistola en la cama y un agujero más en el techo. Ya no oía nada... ¡Nada! Suspiré hondo y ahora me sentía en paz, el pitido no me molestaba. Era constante y agudo, ruidoso pero por lo menos era siempre el mismo sonido.

Saqué un cigarrillo de una cajetilla abierta sobre la mesa de noche sin cajón a mi lado y lo encendí. Ahora podía pensar conmigo mismo, conmigo.

Estaba más aliviado que antes, sí. Pero... Nada feliz... Sentía amargura tras los ataques. Aunque los superara con éxito, como ahora. ¿Por qué... Tengo que ser así...?