Para ser sinceros, toco muchos instrumentos. Demasiados diría yo. Tanto es así que no tengo tiempo para tocarlos todos, y la verdad que hace plantearme si es algo que debo mejorar.
Como ya os comenté, todo empezó con la guitarra. Una guitarra española clásica como la que cualquier persona puede llegar a tener en su casa. Después llegó una guitarra acústica pero esta vez me la compré con mi dinero y a día de hoy sigo tocando con ella todos los días. Tras pasar un año hice el gran salto al mundo de la guitarra eléctrica y todo lo que eso suponía. Amplificadores, cables, pedales, efectos... Pero esto no acaba ya aquí porque finalmente a día de hoy tengo otra guitarra eléctrica la cual es mi compañera de aventuras en los escenarios. He vivido con ella cosas que no creo que vaya a vivir con ninguna persona en mi vida, he vivido con ella conexiones que me han llenado mi vida.
En busca de mi crecimiento como músico e instrumentista, tuve curiosidad por abrirme a otros instrumentos. Empecé con la armónica (mal), después con el cajón flamenco (mal), la bandurria (regular) e incluso fui a clases de canto para mejorar la técnica vocal (solo fui medio año por vergüenza). Pero un día llegó un teclado del Lidl de 20€ que me enamoró completamente de los teclados así que decidí ponerme en serio e ir a clases de teclado. A día de hoy es uno de los instrumentos con los que más disfruto porque eres capaz de ver perfectamente de las notas que estás tocando y porque las estás tocando. Es un instrumentos con el que escuchas y ves la música.
Como he dicho, siempre busco ponerme nuevos retos y por ejemplo uno de ellos es ponerme a tocar instrumentos nuevos, pero eso os lo contaré en otro capítulo...
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Música y sus derivados
RandomAquí voy a contar toda mi experiencia personal referida a la música y todo lo que ello conlleva. Desde ver una peli que habla sobre algún grupo como tocar en conciertos o incluso de la importancia para mí de la música adecuada en cada momento