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Mi cabeza no para de revivir una y otra vez el recuerdo de tus enormes manos sobre mis pechos desnudos, moviendolas con delicadeza y apretandolas con la fuerza justa y necesaria, no se escuchaba más que mis timidos jadeos y tu respiración agitada, lo próximo que sentí fueron tus labios sobre uno de mis pechos succionandolo y mordiendolo tan delicadamente, haciendo lo mismo por unos largos minutos, minutos en los que quise gemir pausadamente tu nombre pero decidí no hacerlo quizás porque no te gustaría, o no lo haria como ella.

No se como decirte estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora