VISITA, salvando a Lincoln

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Después de haber sido confinado al traje de ardilla, las únicas que defendían a su hermano eran Luna, Leni, Lisa y sus padres quienes admitían su error, por otra parte, las demás habían adoptado aquella creencia originada por la mala perdedora de la familia, además les resultaba más fácil culpar al chico que aceptar sus errores; de no ser porque sus hermanas y su madre hacían todo lo que estaba a su alcance para poder ayudar al albino, su vida sería un completo calvario, ambos padres trataron de poner un alto a todo el asunto pero como siempre nunca obtuvieron ningún resultado

Ahora mismo es una mañana de sábado, la familia a excepción del marginado chico se encontraba desayunando, mientras que lo único que podía hacer Lincoln era mirar desde la casa del perro mientras su estómago rugía mientras usaba ese traje de ardilla, en su mente solo estaba el recuerdo de aquellos días en los que era feliz con su familia

Hola a todos, como ven esto de la mala suerte ya se me salió de las manos, desde hace seis meces esta es mi vida, de no ser porque me permiten llevar ropa normal a la escuela todos ya sabrían lo que está pasando, lo peor de todo es que no puedo hacer nada, mis hermanas me tienen amenazado, de no ser por Clyde, Ronnie Anne, mis hermanas y mi madre esto sería peor, solo espero que esto termine algún día

– oye estúpida ardilla, ten tu desayuno – grito la deportista desde la puerta mientras tiraba un tazón con avena a medio cocer

– ¡oye!, porque la tiras es lo único que como – reprocho el chico en el traje de ardilla, a modo de respuesta el chico recibió un gancho en el estómago por parte de su hermana

– cállate, no me interesa que te mueras de hambre mientras no te salgas del traje – menciono con enojo mientras volvía a la casa

Apenas pasado el mediodía, a las afueras de la casa paro un carro clásico del cual baja un hombre de edad avanzada de con un peinado parecido al de cierto albino, el hombre en cuestión estaba tomando una llamada telefónica, mientras caminaba hacia la puerta de la casa, con un semblante pensativo.

– ¿estás seguro de esto Dante?, ¿aún no tienes que jubilarte? – comento el hombre a través del teléfono

– lo he estado pensando mucho tiempo, siento que ya es el momento, desde que Timoteo se jubiló me he dado cuenta de que ya es hora de que sangre nueva tome el puesto – respondió la voz de un hombre con un acento italiano muy marcado – dos de mis hijos aceptaron formar parte de la ceremonia, además me contaste que tus nietos también tienen la capacidad, coméntales y llámame para saber tu respuesta –

– está bien, Rita lo sabe, pero no sé cómo lo tomen mis nietos – comento el hombre – te llamo luego, addio – colgó el teléfono

El hombre toco el timbre de la casa, en poco fue recibido por los jefes de familia, quienes se sorprendieron de ver al padre de Rita en la puerta, seguidos de ellos las hijas aparecieron en la puerta feliz de ver a su abuelo; Albert estaba feliz por ver a su familia, pero le extrañaba no ver a su nieto Lincoln.

– papá que agradable sorpresa, ¿qué te trae por aquí? – saludo la mujer

– hola cariño, hace mucho que no los veo, así que decidí pasar – comento el hombre – además tu tío Dante te manda saludos y tiene noticias – comento Albert sorprendiendo a su hija

– espera, el tío Dante, ¿está bien? – pregunto la mujer

– él se encuentra bien, pero está a punto de retirarse y sabes lo que significa – comento el hombre sorprendiendo a su hija

– pero papá, no creo que sea una buena idea – comento su hija

– ¿de qué hablan? – interrumpe la hija mayor

el decimo sucesor albinoWhere stories live. Discover now