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"¡Tomioka!" Canturreo el chico de cabellos burdeos, haciendo que su dulce voz llegue a los oídos del hombre que lo buscaba con la mirada, este encontró al dueño de la voz para dedicarle una suave sonrisa y abrir sus brazos para recibir al más baji...

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"¡Tomioka!" Canturreo el chico de cabellos burdeos, haciendo que su dulce voz llegue a los oídos del hombre que lo buscaba con la mirada, este encontró al dueño de la voz para dedicarle una suave sonrisa y abrir sus brazos para recibir al más bajito, sin darle atención a cierta chica que se reía a sus espaldas, su amiga Shinobu burlándose de él.

"¿Qué ocurre, Tanjiro?" Habló con un tono de preocupación el pelinegro, viendo como el chico entre sus brazos, se separo con una expresión triste, viendo a sus ojos de cachorro con intriga. "Cuéntame, mi amor."

El más joven puchereo antes de hablar. "¿No sabes que día es hoy, Giyu?"

Esto tomó por sorpresa a Tomioka. Escondió una sonrisa apretando sus labios y colocando una expresión de duda en su rostro mientras hacía un pequeño sonido de pensar, mirando a su novio separarse de su cuerpo, sonrió divertido esta vez.

"Claro que lo sé, Tanjiro, ¿Cómo podría olvídalo?" Atrajo a su cuerpo nuevamente a su novio, quién tenía una expresión enojada, bajó su rostro para poder besar las mejillas del más bajito y quitar su falso enojo.

Luego de unos minutos entre risas y besos en medio del pasillo del edificio de arte, se tomaron de las manos para poder salir rumbo a buscar el auto del mayor e ir a casa juntos, Tanjiro debía admitir que si estaba asustado a que Giyu se haya olvidado de su cumpleaños

"Vamos a casa, Tanjiro. Todos están esperándote." Dijo el mayor después de un recorrido en silencio, este se acercó a su auto para sacar del mismo un lindo ramo de flores, dándoselo al menor junto a un suave beso en sus labios, Tanjiro no pudo evitar sonreír al tener aquel boquete de liros rojos en sus manos.

" Dios santo Giyu..." Todavía no podía creerlo, su nariz se hundió entre las frescas flores, miró al mayor con dulzura. "No hacía falta, están preciosas."

"¿No hacía falta?" El ceño del mayor se frunció y negó casi ofendido. "Lo mejor para el mejor."

...

Kamado Tanjiro era un joven chico de 19 años recién cumplidos, estudiando lo que siempre soñó. Su vida era fuera d lo común, porqué él no tenía un novio común.

Dentro y fuera de japón todos saben quién es su pareja. Tomioka Giyu era un hombre con una carrera exitosa, reconocido por ser de los mejores arquitectos de la nueva generación.

Tanjiro, personalmente, creía tener una gran habilidad para hacer amistades y contactos, fue un gran apoyo para su pareja, especialmente al inicio de su gran carrera, después de todo el pelinegro no era especialmente fanático de estar rodeado de gente.

Así como no era social, Tomioka compensaba todo con lujos tanto para Tanjiro como para él, el penthouse donde residen actualmente es prueba de ello.

Las risas no faltaban cuando estaban juntos. Tanjiro sabía que el pelinegro tenía un buen sentido del humor, eso implicaba bromear todo el tiempo con este.

El trayecto fue especialmente corto esta vez, sin darse cuenta estaban dejando el auto para poder subir al lindo ascensor en dirección a su hogar.

Las vistas a través del ventanal que el ascensor ofrecía, Tanjiro en cada ocasión admiraba el paisaje en el viaje corto hasta llegar a casa, pero esta vez no fue el caso. Tomioka había tomado su cintura para acorralarlo contra el vidrio besando sus labios de forma dulce.

"No quiero llegar a casa, de verdad hay mucha gente." Musitó el mayor escondiendo su rostro en la abertura del cuello del pelirojo, este río débilmente mientras acariciaba la ancha espalda de su novio.

"Perdóname Giyu, prometo podremos salir solos pronto." Reconfortó al más alto, este asintió sin despegarse del cálido cuerpo de Tanjiro.

El ruido de haber llegado a su piso hizo a Giyu bufar desganado, tomando firmemente la mano libre del más bajito, comenzó a caminar el corto camino hasta la puerta azul, desde afuera se podía sentir el retumbar de las voces dentro del departamento, esto hizo que Giyu mirara a Tanjiro con mala gana, viendo como este se reía.

" Solo un rato, podemos escaparnos cuando todos se vayan." Habló antes de robar un beso de los labios del perezoso pelinegro para entrar a su casa.

Los ruidos y papeles de colores cayendo sobre el pelirojo lo recibieron con alegría, este no podía apagar la sonrisa que tenía en sus labios.

Giyu solo miraba a este con una sonrisa discreta, antes de acercarse a este desde la espalda para abrazarlo, justo cuando Tanjiro apaga las velas del pastel frente a él, beso su nuca, rápidamente sintiendo como este se volvía un revoltijo de nervios disimulados.

Miró de reojo a Tanjiro para chocar miradas inmediatamente, ambos compartiendo una sonrisa cómplice.

Sería una noche larga para ambos.

La medianoche golpeó sus frentes, pero por fin estaban solos en el gran comedor.

"Estoy tan cansado, Giyu." Habló Tanjiro desde el sofá donde estaba recostado, uno de sus brazos cubriendo sus ojos, suspiró cansado, con un puchero en sus labios.

"LImpiemos y vayamos a la cama, mañana podemos ordenar." Dijo el pelinegro mientras le hacía suaves caricias al cabello borgoña del chico con la marca en la frente, este miró emocionado al mayor y rápidamente se levantó del sofá.

"Bien, ven vamos." Tomó las grandes manos del mayor para levantarlo de la comodidad del sofá para que lo pueda ayudar y puedan estar más tranquilos en su habitación. "Podemos terminar de forma divertida luego."

En un sugestivo tono el pelirojo le propuso a Giyu para terminar más rápido las cosas, este cruzo una mirada rápida para levantarse y empezar a ordenar las cosas cercas de él, sin chistar, haciendo reír al más pequeño.

Como fue dicho, no tardaron demasiado. Giyu tomó la cintura la su novio para apoyar su peso sobre la espalda de este, admirando como las delicadas manos del chico entre sus brazos limpiaban las últimas cosas en la cocina, sus labios no pudieron detener la tentación de empezar a repartir besos húmedos por la extensión del cuello del chico, sintiendo como su aroma a frutos llenaban el ambiente.

Giyu escuchó a Tanjiro suspirar suavemente.

Esto no fue más que una luz verde a tomar a este entre sus brazos para subirlo sobre la mesada recién limpia, se metió entre las piernas de este mientras sus labios atacaban de forma suave los impropios, sin esperar mucho, pudo sentir los brazos del menor rodeando su cuello para tenerlo más cerca.

Giyu separó sus labios suavemente de Tanjiro, sin despegarse, viendo como este estaba aún con los ojos cerrados, sus mejillas rojas y labios abultados, Giyu besó delicadamente la punta roja de la nariz de Tanjiro, susurrando.

"Feliz vida, mi vida."

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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COTIDIANO  ☆  GIYUUTAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora