「Wadanohara×Reader」

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: : : ╰╮Dulces╭╯ : : :

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Te encontrabas paseando como te era de costumbre en pueblo profundo. Era una pequeña rutina tuya, caminar por el lugar, mirando a tus alrededores, cuidando el lugar en el que te encontrabas, solo habían pasado algunos meses desde la pelea contra el mar de la muerte y era necesario estar completamente a salvo.

Sin mucho más que hacer y nada nuevo por informar, caminaste hacia la casa de la pequeña Bruja del mar, la joven y tan linda Wadanohara, quien había regresado hace algunos días. Tocaste la puerta, hablando desde afuera del lugar. —Hey, Wadanohara, estás ahí?—

La puerta se abrió, y la pequeña te recibió con su tierna sonrisa tan habitual. —Ah! Eres tú! Pasa pasa!— Entraste y te sentaste en un sillón del lugar. Ella estaba comiendo dulces mientras sus familiares dibujaban en la otra sala, a excepción por Fukami, quien no se encontraba cerca.

—Oye, Wadanohara, ¿Donde está Fukami? No es usual el verte sin él.— Preguntaste sobre el familiar pulpo de la bruja. La joven simplemente te miró con su sonrisa usual.

—Fue a comprar algunas cosas, no te preocupes por él, volverá pronto.— La sonrisa tan sincera de la pequeña era bastante hermosa, iluminando todos tus sentidos cada vez que la veías de cerca.

Miraste como Wadanohara sacaba un pequeño dulce de una cajita blanca y lo desenvolvía, ella le gustaban bastante, de eso no había duda. Ella notó tu observación, y dedujo que querías uno.

Sacó otro dulce y te lo acercó con su tierna sonrisa. —¿Quieres uno? No seas tímido.— Su voz sonaba extremadamente tierna, era como una niña, una bastante hermosa a decir verdad.

Asentiste levemente con la cabeza, tomando aquél dulce y desenvolviendolo. Lo pusiste en tu boca y comenzaste a saborearlo, era un dulce muy delicioso, de eso no había duda.

—¿Te gustó?— Preguntó la contraria con bastante curiosidad, tu rostro delataba que era un rotundo si de tu parte, aunque ella quería estar completamente segura. Además, tu expresión le parecía linda.

—¡Está delicioso Wadanohara! ¿Donde los conseguiste?— Era obvio que si te era posible, conseguirías unos para tí, aunque no era una mala idea regalarle unos a ella, o incluso, buscar unos mejores.

Por unos momentos, hubo algo de silencio. La cara de la pequeña delataba el hecho de que no tenía ni la más remota idea de que responder. —Yo, este... Lo olvidé, solo recuerdo que los conseguí en la superficie.— Habló ella un tanto apenada.

Acariciaste su cabeza con tu mano de manera tierna, era algo normal de ella el olvidar las cosas, como ya sabemos, era algo lenta para entender y en ocasiones, también para recordar.

—No te preocupes Wadda, es normal olvidar algunas cosas, está bien...— No querías que se sintiera mal, la pena era la última expresión que querías ver en su lindo rostro.

Estuviste un rato hablando con ella y sobre su último viaje en el mundo de las brujas. Ella había pasado algo de tiempo en ese lugar después de la lucha contra el mar de la muerte, ya que necesitaba un descanso del mar después de todo lo ocurrido con Sal y Samekichi.

Después de una larga charla, llena de relatos de la pequeña brujita, se escuchó como la puerta se abría. Fukami entró junto con Chlomaki y Lobco, al parecer venían todos juntos.

—Me encontré con ellas en el camino y quisieron venir a verte...— Habló Fukami con el mismo tono de voz de siempre. Por lo que se podía ver, había estado en la superficie con algunas cosas, y al parecer, Memoca y Dolphi se las habían encargado a Nekoyama, él se había ofrecido a ir por ellas.

—Hey Wadanohara.— Con su tono de voz tan usual y vago, Chlomaki saludó a la pequeña, entrando y sentándose a su lado. Así, ellos comenzaron a hablar con Wadanohara, dejándote un poco de lado.

No tenías una amistad tan grande con Wadanohara como los otros, cosa que hacía que te ignorara con frecuencia cuando los demás hablaban con ella. Era bastante común, ya que todos buscaban la atención de la pequeña.

Estabas por irte, despidiendote de Wadanohara con la mano. Estabas en la puerta, pero, antes de salir, sentiste como algo jalaba tu camiseta. Era la pequeña Wadda, quien tenía una pequeña bolsa con dulces en su mano.

—Son para tí, te gustaron mucho, ¿No? Quédatelos— Aquello fue bastante tierno de su parte, te ofrecía los dulces que le quedaban, ya que, a diferencia de tí, ella podía ir a la superficie y conseguir más, mientras tu no.

—Gracias, Wadanohara...— Solo eso bastó para sacarte una gran y sincera sonrisa. Una pequeña bolsa de dulces te alegró mucho más el día, aunque esto se atribuyó a la persona que te lo estaba dando.

Saliste del lugar con una grata sonrisa, llegando a tu pequeña casa y guardando aquellos dulces, que la pequeña y hermosa bruja del mar te regaló.

「Fᴜɴᴀᴍᴜsᴇᴀ」«Oᥒᥱ-shots Chᥲrᥲᥴtᥱr×Rᥱᥲdᥱr»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora