Capítulo 1

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Las ataduras de clanes.

La noche era cruda, la sangre manchaba todo el camino de senderos de piedras afiladas, dejando atrás lo que una vez fue su hogar. A su edad sabia bien que su clan tenia muchos enemigos, pero jamás se imagino que uno de ellos terminará con un clan por completo, con su familia más que nada y ahora él siendo él único sobreviviente debia sobrevivir por los que murieron.

Miró hacia atrás, como el fuego disminuia dejando altos humos oscuros sobre el cielo, lágrimas acompañaron a sus ojos en esa muestra de dolor y tristeza, pero ahora miró hacia el frente por que debia continuar.

Dos años habian pasado después de la masacre de su clan y rondaba por las calles, sucio con su ropa que alguna vez fue de telas finas, ahora eran despojos que ya casi no lo cubrian. Para vivir tuvo que escabullirse entre pueblos, robando comida o buscando entre los basureros pero aún cuando robaba para comer recibía fuertes golpisas que lo dejaban herido y sin poder moverse durante dias.

Estaba solo, queria venganza aún en esas condiciones pero no sabia como comenzar, no tenia ni siquiera un arma con que pudiera defenderse. Y un dia en uno más que nunca habria esperado, llego una luz en el tunel de su desolado corazón.

La feria de cada dia estaba repleta de gente, idela para escabullirse y robar comida pero no habia salido nada bien ya que lo descubrieron.

- pequeño bribon, te atreves a robarme desgraciado - aquel hombre estaba más que furioso y sabia que le esperaba una golpiza nuevamente.

Sobre el suelo sin expresión en su rostro, esta preparado para los puños recibio el primero sacando sangre de su boca esperaba el segundo pero..

- ¿que haces? - escucho una voz femenina, no se tomo el tiempo de ver quien era más bien era una oportunidad para escapar pero al intentarlo aquel hombre lo sujeto de su cabello tirandolo al suelo, le dolia las rodias de la caida.

- no te escaparas, primero te cortare las manos - sentenció el hombre, era su fin pero aquella mujer se agachó al lado de él tomando su mano.

- tranquilo, yo me encargo - su voz era suave y en esos instantes se permitió recordar a su madre aún que dolia su pecho.

- maldita mujer apartate si no..

- ¿si no que? - enfrento al hombre - ¿que fue lo que robo?, yo lo pagare.

- me robo diez manzanas y una sandía - mintió, ya que solo habia tomado una manzana cuando él lo atrapó.

- imposible ¿y dónde esta lo que usted menciona?, yo solo veo una manzana - replicó la mujer.

- se lo comio èl muy condenado - sus argumentos no daban los hechos en realidad, más que comprobar su mentira más asquerosa.

- es un mentiroso, pero si es una manera de que lo deje en paz tenga - le dio dinero y este sonrió complacido - ahora deje al niño.

- como quiera, de todos modos se que volvera a robarme y cuando sea asi le cortare las manos - gritó dejando aquel lugar estrecho y sin salida.

Sasuke solo se mantuvo en el suelo, ya no tenia fuerzas y la boca además de las rodillas le sangraban aún en ese estado aquella mujer acarició su cabeza, a pesar de que tenia el cabello sucio y huraño.

- ven conmigo..te dare un hogar - la mujer se acercó más, pero como siempre Sasuke era desconfiado y de una bofetada apartó la mano de ella.

- no quiero.

- se que desconfias pero..por favor al menos dejame darte algo de comida y ropa.

No tenia nada que perder y si esa mujer lo mataba que más daba, ya nada importaba al fin y al cabo. No dijo nada pero esa mujer tomo su mano para ayudarlo a levantarse, cuando lo hizo sus piernas tan delgadas empezaron a temblar, ella pareció darse cuenta y lo cargo en sus brazos eso lo sorprendió pero solo se dejo al merced de aquella mujer.

El aire acariciaba su rostro, el aroma era agradable al igual que el clima, sus ojos se mecieron, se habia quedado dormido pero al despertar se dio cuenta que esa mujer aún lo cargaba en sus brazos, el camino que dejaban atrás estaba hecho de arboles de cerezos. con un suelo de piedras, se removió un poco mirando hacia arriba el ciello ya estaba en el atardecer, en pleno crepúsculo.

- veo que despertaste, justo a tiempo que llegamos.

No dijo nada, pero al mirar era una enorme casa era muy tradicional, cuando entraron la luz de las ventanas alumbraba todo el lugar, ella lo bajo de sus brazos dejandolo en el suelo. Su mirada se perdio en aquella ventana enorme, la vista era hermosa sin duda. sus ojos brillaron, apretó sus labios recordando las tardes en las que pasaba junto a su familia.

- pequeño ven aqui - escuchó, se dio la vuelta y miró a la mujer.

Enfrente habia un gran recipiente con agua y aquella mujer tenía las mangas de su camisa remangadas, ¿es que lo hiba a bañar?, se negaba a eso.

- no quiero - sentenció pero miró a la mujer ponerse de pie y atraparlo en sus brazos, depues de todo habia sido mala idea confiar en ella.

- vamos no pelees..- la golpeaba, tratando de evitar que lo desnudara - solo sera un baño, tranquilo.

Al final ella habia ganado, pero era agradable sentir el agua tibia en su piel, ella pasaba la esponja sobre su espalda quitando la mugre oscura, pero sobre todo lo hacia con delicadeza sin lastimar su piel sencible. Cuando paso a labarle el cabello, se tomo el tiempo de observarla, su piel era muy blanca, sus labios rojos y su cabello era rosa, muy extraño para él, pero después se fijo en sus ojos, eran verdes, tan brillantes que parecian diamantes jades, se quedo observandola hasta que ella conecto sus ojos con las de él.

- mi nombre es Sakura - le regalo una sonrisa dulce, pero él solo bajo la mirada - puedes quedarte conmigo si quieres. hay mucho espacio aqui además de comida.

Se mantuvo en silencio, no quería decir nada, no antes de saber quien era ella y por que lo ayudaba.






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