40 minutos después llegamos a nuestro destino y nos quedamos unos segundos contemplando nuestra futura prisión. Un edificio grande, de color blanco, sus jardines bien cuidados, el pasto bien cortado y recién mojado.
Ya entrando nos percatamos de sus pasillos limpios, los casilleros todavía tenían ese peculiar olor a recién pintado, los asientos aún no habían sido utilizados, los borradores y marcadores en sus lugares nuevos y listos para ser utilizados, el tablero blanco preparado para plasmar las ecuaciones más difíciles de álgebra, o los horarios para presentar los parciales.
Así era mi institución. Gimnasio colombo británico – Bogotá, Colombia.
Me despedí de Jonathan y me dirigí a mi casillero, admito que me sentía incómoda. Era el primer día, y algunos de mis amigos ya no estarían conmigo.
Cuando la vi. Era mi mejor amiga Lina Brown, una chica de 16 años con su apariencia inalcanzable. Rubia natural y unos ojos color azul, que a la luz de sol se le tornaban un color esmeralda, era muy linda imposible despegar los ojos de los de ella. Se me acercó estirando los brazos con la intención de abrazarme, la cual yo correspondí, para demostrarle mi cariño.
- Lina
- ¡Alicia! ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Qué tal las vacaciones?
- Bien – Mientras que su mirada contemplaba la nada, demostrando un brillo peculiar
- Demasiado diría yo, ya cuéntame ¿qué sucedió? – Demostrando mi entusiasmo
- Creo que tome la mejor decisión, ya no soy virgen.
- ¿Enserio? ¿Cómo?
- Fue un fin de semana, mis padres salieron a cenar por su aniversario e invite a Michael, vimos una película, sin embargo, después de una hora, me abrazo y admitió que anhelaba dar el siguiente paso, pero, que no lo haría si yo no me sentía preparada. Te juro que lo dude mucho… Sin embargo, todos los momentos que pasamos, las salidas, sus palabras y dedicatorias de amor, las peleas y reconciliaciones, me abrieron los ojos, nunca me había sentido tan protegida, podía ser yo misma a su lado y el como con el paso del tiempo, pudimos crecer y madurar juntos, fue la última razón para entregar mi cuerpo a ese hombre, se sintió tan cálido y fue tan cariñoso, lo más hermoso fue que al terminar cerro los ojos y le dio gracias a Dios el haberme encontrado…
- Me siento tan feliz que hayas encontrado a alguien como Michael, admito que estos últimos dos años, te eh visto tan linda a su lado, te has convertido en una mujer tan positiva.
- Gracias amiga, ¿y tú?
- Yo la verdad, no vi a nadie, sabes que no me apetece compartir con nadie
Si conocieras a Lina podrías llegar a la conclusión que era una chica ansiosa y entusiasta con la vida, le gusta la fiesta, salir a la calle, la típica adolescente. En cambio, yo era un poco más calmada no me interesaban los chicos ni las fiestas o al menos salir, éramos como dos polos opuestos que se atraían.
- Enserio Ali, vamos amiga deberías salir más, en especial conmigo - haciendo un puchero.
- amiga sabes que te adoro, pero no me gusta.
Cuando sonó la campana termine de guardar mis cosas en el casillero y ella me sugirió desplazarnos hacia el aula, para evitar un regaño. Ya entrando me acomodé en mi asiento, pude observar como otro muchacho se acomodaba en el pupitre a mi lado. Era mi mejor amigo Tyler, un muchacho alto acuerpado, reflejaba felicidad en sus ojos color marrón, sus cabelleras doradas como el oro, era todo un personaje.
Era la primera clase de historia… Nunca me había atraído tanto la idea de conocer mis raíces a través de los años, sin embargo, la voz de la maestra proveniente de España no era la adecuada para enseñar esa clase de temas. Poco a poco sentía mis parpados pesados, el sueño me estaba meciendo como una bebé, cuando la voz chillona de la presente menciono mi apellido un tanto ofendida:
- Señorita Salazar, vaya a dormir donde la desvelaron
- Lo lamento Sra. Pueyrredón, no lo puedo evitar con su forma de enseñar
- ¿Así? Cuénteme señorita Salazar, usted que quiere ser cuando sea grande, que le va a aportar a esta sociedad, ya que mi profesión no la ayuda del todo.
- Nunca dije que su profesión no sea importante, es más yo admiro a los maestros por la forma en la que comparten sus conocimientos a las nuevas mentes, simplemente es su voz, su método de enseñar algo tan preciado como es la historia no es la correcta solo lo convierte en algo tedioso. Aun no lose.
- Con que tediosa eh?, de acuerdo, entonces usted dará la clase de mañana, como su voz es la más melodiosa, no creo que sea problema para usted.
- Ja, Ja, Ja pues yo opino que si es la indicada – Dijo Tyler con su voz arrogante
- Señor Miller, creo que usted es el menos indicado para opinar, ya que toda la clase se la paso observando a la señorita Salazar, casi babeando
- Es por su voz, tan chillona y fastidiosa, obliga a más de uno a perderse en lo más insignificante como una mosca para no tener que escucharla ni un segundo más.
Sin previo aviso todos los presentes en el aula, comenzaron a reírse al unísono como un coro, logrando así que la paciencia de la profesora llegara a sus límites.-¡NO MÁS! Os calláis todos o recibiréis un castigo. Señor Miller, creo que sus padres fallaron en su educación, admito que los valores no hacen parte de usted.
Tyler no pudo evitar sentirse ofendido, el comentario se lo había tomado de forma tan personal, porque sintió que estaba denigrando el trabajo de sus padres al momento de criarlo. Él siempre se destacó por sus valores, pero cuando se meten con alguien importante en su vida era capaz de desatar todo su egocentrismo. Antes de que pudiese defenderse con un argumento tan fríamente calculado con el fin de que la maestra quedase mal ante toda la clase, decidí interrumpir y ponerle fin a toda la discusión.
-Maestra, ¿sobre qué tema tengo que hablar mañana?
-Año 1815
-Ja - Aquel gesto, en forma de burla provino de la parte más atrás del aula, mi mirada se basó en la búsqueda del sujeto. – Solo note unos ojos color zafiro, aquella mirada fría y vacía lograba en ti un dolor como si te clavara un cuchillo era tan intimidante que lograbas ponerte nervioso tan solo con su presencia - Mañana será la clase más interesante de todo el año – Dijo después de percatarse de mi mirada.
Antes de que la maestra pudiese continuar defendiendo su posición la campana sonó, logrando así no uno, sino que todos los presentes desataran un suspiro. Por fin el ambiente tensionado había finalizado. Ya en el receso, salimos al patio, Lina y a su lado su novio Michael, un muchacho alto de piel color caramelo y unos ojos cafés, sentí un ambiente pesado ya que se estaban comportando de forma muy cariñosa. El sol estaba tan fuerte que mi garganta carraspeaba, pedía a gritos un poco de agua y sombra, de forma desesperada miré de lado a lado un lugar para calmarme y vi un kiosco
Lina, mira ese kiosco creo que me sentare allí – Aliviada
¿Segura?
Por supuesto
De acuerdo – Se acercó y me abrazo
Mientras subía por aquella arquitectura las yemas de mis dedos sentían ese rígido y duro material, era madera de la más fina con su color café caramelo recién barnizado.
Ya en la cima me senté y me deleite con aquella vista, cada rayo que desataba el sol estaba destinado a darle vida a las cosas; primero inicio con las flores, cada una de ellas al ser reflejadas por la luz desataban todo su color puro, luego era uno a uno cada edificio que contaban una historia que hacia parte de la capital y para finalizar las miradas de todos aquellos que se atrevían a contemplarla, sus ojos, aquellas ventanas eran abiertas para que el alma demostrara su inocencia. Ya después me dediqué a la única forma para escapar de la cruel realidad; me envolví en mi mundo, aquel lugar que fue construido, por la voz de cada uno de esos autores que lograron en mi más de una vez, una lagrima, un suspiro y una felicidad.
ESTÁS LEYENDO
Stone Town
Teen FictionYo solo queria vivir... Disfrutar de lo hermoso de la vida. Ser una joven con aspiraciones, ser capaz de recorrer el mundo, suspirar aliviada junto a las personas que amo. Pero nunca creí que el único motivo para luchar, era para encontrar respuesta...