capítulo: 3

326 29 9
                                    

CAPÍTULO 3 LA CAÍDA DE NARAKU

--BxK--

El sol había salido hace unas pocas horas cuando el grupo comenzó a despertarse.

Kagome se levantó de su lugar y sacudió sus ropas.

—Regreso en un momento —mencionó Kagome.

—¿A dónde vas? —preguntó Inuyasha, alzando una de sus cejas.

—Iré a cazar.

—¿Sabes cazar? —volvió a preguntar Inuyasha, incrédulo.

Kagome asintió y seguido de eso salió corriendo dirigiéndose hacia el interior del bosque sorprendiendo a todos por su velocidad.

Por otro lado, en el grupo se dividieron algunas tareas hasta que llegara Kagome, los chicos fueron por leña, Kikyo se dirigió a un río que estaba cerca del lugar por agua y Sango junto con Shippo se quedaron en el lugar. Cuando todos regresaron Kagome ya había llegado con un enorme jabalí que pusieron a cocinar al instante junto con algunos ramens que tenía Kagome, una vez listo, todos se sentaron a comer mientras hablaban de unas cuantas cosas de poca importancia, al acabar de comer levantaron el campamento y comenzaron a ponerse en marcha a su nuevo destino.

Miroku no estaba tranquilo, tenía algo que le venía carcomiendo la cabeza desde la noche anterior. Estaba dispuesto a averiguarlo.

—Disculpe, señorita Kagome, ¿Puedo hacerle una pregunta? —preguntó con temor en la voz.

—Claro, con confianza —dijo Kagome, notando el estado cuestionable de Miroku.

Miroku tragó pesado y después tosió disimuladamente.

—Podría decirnos —hizo una pequeña pausa para después continuar—. ¿Cuántos años tiene?

Sucedió tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos Miroku se encontraba inconsciente en el suelo.

Había recibido un golpe de Sango, mientras que Kikyo solo negaba con la cabeza.

—¿Por qué lo dejaste inconsciente, Sango? —preguntó Inuyasha con temor, comenzando a alejarse lentamente de ella. Pensaba que Sango había enloquecido—, sólo preguntó su edad.

Kikyo suspiró —Inuyasha, a una mujer nunca, ¡Jamás! —observa ella—. Se le pregunta su edad.

Inuyasha movió su cabeza levemente hacia un lado, había quedado más confundido que antes.

—Bueno... De hecho, no tiene nada de malo —comenzó a explicar Kagome—. Las mujeres nos enfrentamos a mayores críticas con el paso del tiempo: "ya se te notan las arrugas", "ningún hombre quiere casarse con alguien de X años", entre otras cosas, y con cada frase, parecen tallar en piedra que envejecer, es más parecido a una maldición que a una dicha, pero no deberíamos tener miedo de aceptar que el tiempo pasa, por el contrario, sentirnos felices de estar viviendo una vida larga y ser parte de este mundo.

—Entonces, ¿No tiene nada de malo? —preguntó Inuyasha, acercándose a Miroku que estaba tendido en el piso.

—No, para nada, es una pregunta casual —respondió Kagome—, es como si preguntara cuál es tu platillo favorito o cuál es tu canción favorita. Es una pregunta normal.

—Ohh, entiendo —dijo Sango con su mirada puesta en Miroku—. Ahora me siento mal por él —pensó.

—Entonces, ¿Cuántos años tienes? —le preguntó Inuyasha a Kagome.

Inuyasha comenzaba a subir a un inconsciente Miroku al lomo de Kirara para poder continuar con su camino.

—Tengo alrededor de 3500 años —respondió Kagome con tranquilidad.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora