Prefacio

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—Soy impulsiva, talvez egoísta y estoy realmente vacía —Suspiré por un buen tiempo y procedí —. Pero alguien me amo, y yo... —mencionó con dificultad y dolor -. también lo ame.
Me cuido, me dió una sonrisa. A pesar de que también tenía ganas de morir. Alguien creyó que valía la maldita pena.

LA JUGADA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora