009 ; esperanzas

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jimin.

Después de una semana de la dramática molestia de Jungkook, había tenido que disculparme con él —aunque no hubiese hecho nada— por que sinceramente no aguantaba otro día sin su compañía.
Y aquí estábamos, en la biblioteca del colegio con nuestros cuadernos de física abiertos y nuestras calculadoras encendidas, no era mentira que necesitara ayuda con física, por que sinceramente me iba muy mal en aquella materia, y a Jungkook le iba de maravilla.

—Solo tienes que memorizarte las fórmulas y todo será más fácil.—Dijo señalando las fórmulas que según él me iban a hacer la vida menos complicada.

—Claro, por que todos somos unos cerebritos como tú.—Dije recostándome en la mesa.—Estoy cansado, vámonos.

—Me rogaste a que te enseñara esto, ¿Y ahora quieres descansar?—Dijo riendo.

—Si, mi cabeza explotará con tanta información.—Dije acariciando su mano.

Lo había hecho de forma inconsciente, me gustaba mucho los tatuajes que tenía en la mano y lo suave que era esta, cuando me percaté de lo que estaba haciendo deje de hacerlo rápidamente, rogaba a los cielos para que mi cara no me traicionara y se pusiese como un tomate.

—Vamos a mi casa entonces.—Dijo cerrando los cuadernos.—Te invito a almorzar.

—¿A comer-nos?—Reí.

—También.—Me devolvió la risa.—Hoy me toca cocinar a mi, así que debes de ayudarme a hacerlo.

—Está bien.—Dicho aquello ambos empezamos a guardar nuestras cosas.

Salimos de la biblioteca, los pasillos ya estaban algo vacíos, hoy teníamos clases hasta las doce por lo que aprovechamos el tiempo extra para practicar aquellos ejercicios que juraba iban a estar en el examen.

Jungkook era la gran joya en el colegio—por así decirlo— todo el mundo quería estar cerca de él, todos querían pertenecer a su círculo. Por que aparte de ser extremadamente guapo, él era extremadamente bueno en todo, era un alumno excepcional en todas las materias, era carismático como el infierno y bueno con todo el mundo, era todo lo que muchos quisieran ser. Y como una persona que lo conoce, podría asegurar que era todo lo que las personas murmuraban.

Salimos del colegio y fuimos a la parada de autobús más cercana, nuestro corto viaje hasta ahí fue bien acompañada de risas, chistes y pequeñas platicas. De verdad amaba pasar el rato con él.

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—Te salió bien.—Dije con la boca llena.

Jungkook había preparado una especie de huevos revueltos con salchicha y carne molida. Era muy simple, pero estaba delicioso, había escogido bien cuanto de especias poner y cuanta soya agregar.

—Soy bueno hasta cocinando.—Dijo riendo.–Soy el paquete completo.

Reí.—Claro que lo eres.

—Y tú eres el único que por ahora puede tener al paquete completo.—Dijo sentándose en su silla giratoria.

Otra vez luche conmigo mismo para que mi cuerpo no me traicionara y llevara toda la sangre hacia mi cara.

Termine de comer y deje el plato en el escritorio de Jungkook, él aún terminaba lo que sobraba de su plato. Me recosté en su cama con los brazos abiertos y cerré los ojos. Después de unos minutos sentí como el lado derecho de la cama se hundía, suponía que era Jungkook ya que era el único que estaba en la casa. Abrí los ojos y lo miré, él estaba recostado de costado apoyándose en su brazo con los ojos puestos en mi.

—Ya comimos.—Dijo.—Ahora nos toca comer-nos.

Reí ante su tonta ocurrencia, era un idiota para los chistes de doble sentido. Asentí y me puse en la misma posición que él.

Empezó a acariciar mis labios con su pulgar y se acercó rápidamente a besarme, se posicionó encima mío mientras acariciaba todo a su paso, besaba y mordía mis labios, hizo un camino de besos hasta llegar a mi cuello, donde empezó a besar bruscamente, solté pequeños gemidos, sabía dónde y cómo tocar, me estaba derritiendo en sus brazos.

De un rato para otro ambos nos encontrábamos desnudos, tendidos en la cama, él aún estaba encima mío, tentando donde sea que tocase, besando y marcando mi piel. Yo solo me dedicaba a soltar gemidos.

—¿Me extrañaste tanto en una semana, Minnie?—Dijo en mi oído mientras sus largos dedos empezaban a prepararme.

—Ah, s-si.—Gemí en su oído.

—Yo también te extrañe.—Dijo hundiendo sus dedos largos en mi, mientras besaba mi pecho desnudo.—Nadie es como tú, aunque lo intenten.

Me retorcí por todo el placer que estaba otorgando a mi cuerpo, solamente me dedicaba a gemir y tratar de acallar pequeños gritos que deseaban salir de mi garganta.

Era mucho para mi cuando empezó a golpetear mi prostata con sus dedos, tenía que sostenerme de algo y fue lo que hice, me sostuve de su fuerte y trabajada espalda hundiendo mis uñas en ella.

Jungkook soltó un jadeo y empezó a moverse más.—No arañes tan fuerte.

—P-pero tú dejas chupetones en m-mi cuerpo.—Dije agitado.—D-debo de desquitarme de alguna m-manera.

—Es que los chupetones lucen tan bien en ti.—Dijo sacando sus dedos de mi.—Sobre todo si yo los hago, son como una pequeña marca de mi parte.

Suspire ante sus palabras, no pude evitar a que mi corazón reaccionara y se sacudiera ante su confesión. Empecé a impacientarme por que no hacía nada más que morder mis muslos. Se rió al percatarse mi desesperación.

—Tranquilo, ahora te daré más de lo que necesitas.—Dijo parándose y buscando en su mesa de noche un condon.

Se lo puso ante la atenta mirada que yo mismo le otorgaba, me sonrió y volvió a posicionarse entre mis piernas abriéndose paso entre mis paredes, se sentía tan bien que no pude evitar arquear la espalda y sacar todos los gemidos que contenía.

Jungkook conocía demasiado bien mi cuerpo, lo había memorizado ante todas estas tardes que pasábamos juntos, también yo lo había memorizado, conocía desde el lunar que tenía en el muslo hasta aquel que se encontraba en la parte inferior de su labio, me sabía de memoria las líneas trazadas en su cuerpo, cada vello que poseía, cada marca que tenía en el cuerpo, lo conocía tan bien que podía identificar a cada uno con los ojos cerrados.

Suspire al sentir sus dedos en mi cintura, cada toque que daba en mi cuerpo era una chispa que se encendía en mi estómago dando vuelo a todas esas mariposas que contenían, dando un poco de esperanza a mi pobre corazón.

Esperanzas que solo se quedaban ahí y que yo mismo debía de apagar.

me perdí buscándote 寻找你 ❨kookmin au ❨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora