"Wei Ying, vuelve a Gusu conmigo"
"¿Volver a Gusu?"
...
- ¡Corte!. Bien, tenemos la escena.
Año actual, en medio del mundo de la actuación, todo puede pasar. ¿Y con un guión hecho por los mismos actores? ¿Malentendidos en cada esquina? ¿Qué podría s...
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(N/A: Song Jiyang nombre del actor de Xiao XingChen en The untamed/ Wang Haoxuan actor de Xue Yang/ Zichen nombre de cortesía de SongLan)
Dos meses.
Dos meses de arduo esfuerzo y cansina repetición hasta que las escenas eran aprobadas por un director con sonrisa engañosa.
Dos meses en los que cada pareja era sometida a un tipo de tensión distinta y paralelo a ello, el tiempo seguía corriendo.
— Muy bien, Song Jiyang — dijo el asistente del director, tocando su hombro para llamar su atención— no te preocupes, tenemos un repuesto.
Con una corta sonrisa nerviosa Song Jiyang* intentó ayudar al chico del staff a levantar los trozos de lo que había sido la empuñadura de Shuanghua, pero la risa descarada de ZiChen lo hizo soltar los pocos fragmentos que levantó y sonrojar hasta el cuello.
Puede que tuviera problemas de audición, pero ese era un sonido con el que estaba muy familiarizado, uno que reconocería en cualquier momento.
Frunciendo el ceño con molestia, tomó la nueva espada e intentó hacerla girar en su mano antes de envainarla.
Pero de nuevo falló, aunque esta vez al menos no rompió una de las tantas copias de la espada que se mandaron a hacer.
Aun riendo un poco ante la torpeza de Song Jiyang, ZiChen se acercó hasta que sostuvo la muñeca de su novio. Cuando esos cristalinos ojos color miel lo miraron con exasperación y vergüenza, no pudo evitar que su corazón latiera con tanta ternura que casi lo deja traslucir en su expresión.
Habían estado juntos desde hace más de tres años y todo aun se sentía nuevo y fascinante.
Conteniendo las ganas de besar el sonrojo en sus mejillas tersas, habló al tiempo que usaba lenguaje de señas.
— ¿Quieres que te enseñe?
— No es necesario*
— No te enojes, A-yang, solo has tirado la espada unas cuarenta veces y roto cinco, aun quedan como quince más por romper.
Inflando las mejillas, golpeó el hombro de ZiChen mientras este volvía a reír.
— Suficiente ZiChen, deja de molestarlo o seré yo quien rompa una de las espadas en tu plano trasero.
Las bajas risas y murmullos no se dejaron esperar ante la llegada de Wang Haoxuan. Alto, con blanca piel y oscuro cabello que creaban un maravilloso contraste, el mánager de ZiChen era un hombre apuesto de mirada penetrante e intensa, uno que, pese a la primera impresión, era en su mayoría callado y gustaba de pasar desapercibido.
— Hey, mi trasero no es plano, —se defendió ZiChen, cubriendo con sus manos dicha zona, cuando algunos de los presentes miraron como deseando comprobar sus palabras — bien, no es muy grande, pero soy un hombre, está bien así.
