A los 16 años recuerdas palabras que te han dicho en la infancia, historias que hasta ahora esta corta edad has vivido o al menos podido imaginar. Milo es un chico que el cual le gusta imaginar, luego de cada día ama recostarse y dejar volar su mente por cada historia diferente, pero él buscaba alguien con quien compartir tales historias, soñando que al menos una de ellas fuese real. Miraba cada noche las estrellas pensando que alguien más también lo hacía.
Un día se puso a pensar que debía cambiar un poco su manera de ser, una manera tímida por naturaleza, por lo que decidió ir de caminata por su lugar favorito; un sendero lleno de árboles coloridos, dónde al final había un mirador natural que descubrió , con vista a una hermosa playa del pueblo. Cuando él estaba ahí, sentía que los problemas a su alrededor se desvanecían a medida que el ocaso dejaba, con sus últimos rayos de luz, un patrón de colores cálidos sobre la playa.
Antes de llegar a ese lugar el chico sintió algo raro, como un chispazo, un presentimiento vino a él, pero sin saber que era siguió su camino. Y cuando menos lo esperaba tropezó con algo; en el suelo, confundido buscó rastros de lo que fuera que lo había hecho caer y sin encontrar nada se levantó y siguió. Luego de caminar por otro lado rato empezó a extrañarse ya que el camino parecía igual, como si hubiese estado andando en círculos todo ese tiempo, por lo que comenzaba a preocuparse ya que quería llegar a tiempo para el atardecer, siguió caminando y repentinamente divisó una silueta femenina alado de un árbol y lejos de asustarse le causó algo de interés e intriga en el muchacho, la chica empezó a correr.
ESPERA!, gritó Milo, mientras corría y trataba de seguirla.
Entonces Milo llegó al mirador que había descubierto, y ella estaba ahí parada y él extrañado le preguntó su nombre, a lo que ella responde con una voz dulce: ''Leah''.
¿Y que haces por aquí? —preguntó enseguida Milo—
El chico notó que aquel presentimiento seguía ahí, se daba cuenta de que su corazón se aceleraba, no obstante no sabía a que se debía exactamente.
-Leah: Solo paseaba un momento por un sendero muy bonito que vi, estaba atardeciendo, así que decidí caminar un poco más adelante para ver el sol ocultarse, tengo que admitir que cuando te vi me asusté un poco.
Mientras ella hablaba, Milo la miró y sonrió sin ser consciente de que lo hacía. Ella mirándolo, con sus ojos que transmitían magia, se dio cuenta de la sonrisa de Milo y lo acompaño con una de las más simpáticas sonrisas que pueden existir. Desde aquella ocasión Milo sintió algo especial hacia aquella chica de cabello lacio, sus ojos eran como una ventana un paraíso, ese sentimiento era como algo que jamás había sentido.
El crepúsculo se iba formando y la chica lo vio y tratando de llamar un poco más la atención de Milo le dijo con su dulce voz: "Mira!, ahí está!", entonces, ambos contemplaron aquel bello atardecer juntos.
Leah, es una chica a la que los doctores habían estado investigando, ya que habían detectado una enfermedad muy rara y peligrosa, pero no contagiosa; pero eso era un secreto entre ella, los doctores y sus padres, ya que ella quería llevar una vida normal como cualquier otro joven, aunque los doctores temían que de no poder reconocer de que se trataba esta enfermedad podría acabar con ella poco a poco.
El tiempo siguió corriendo luego de aquel atardecer tan especial y ambos, Milo y Leah, se conocían cada vez más, a tal grado de confesar ese sentimiento que ambos sentían, eso que ambos vivían, y siguieron yendo de vez en cuando a aquel hermoso y tan especial lugar.
1 Año Después.
Milo había sido invitado a casa de Leah, ya estando ahí, todo parecía normal hasta que notó con leve sospecha los padres de Leah susurrando de vez en cuando mientras lo miraban con poco disimulo. Leah, también parecía comportarse un poco extraño.
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Las Estrellas Sobre Nosotros
RomanceEstamos deparados al destino, sujetos a lo que el tiempo nos traiga. Milo y Leah son dos jóvenes quienes, sin saberlo, el destino se convierte en su mejor aliado.