Roberto tenía la inteligencia suficiente para pasar el día sin cagarse encima, sin embargo se enfrentaba al mayor reto de su vida: coger el autobús. Pero nuestro amigo de 2 de IQ había aprendido a hablar con la Rosa de Guadalupe y acabó detenido por exibicionismo y tubo que ser operado de urgencia por "coger" al autobús.
Ya en el hospital decidió llamar a su amigo Doramion y juntos se fueron al mundo de Lyoko a vivir la vida hasta que... Plot twist, Doramion se sacó una cremallera de siempresucio y debajo de su traje apareció Willyrex, que había vuelto en forma de chapa. El puto chino formaba parte de una organización Judeo-Masonica-Feminista-Islamica-del Lobby Gay-Illuminati-Tierra Bolista que quería pegarle el Coronavirus.
Dada esta situación, nuestro amigo, el esfínter suelto, tuvo que utilizar su estrategia más poderosa: convertirse en catedral. Así que el Paradise decidió derribar la catedral a lo Notre Dame, lo que no sabía es que Nuestro Señor Monesvol se enteraría de esto y mandaría un ejército de piratas, espaguetis y coladores contra el Willyreh. Pero nuestro antagonista era astuto y utilizó sus poderes de lo más antuiguos de chino-japonés de lo más antuiguo para poner a la pasta a su favor. Roberto tuvo que tomar medidas y como bien había aprendido de sus años como catedral puso en práctica lo que se suele conocer cómo pasarle el marrón a otro. Llamó a su amigo el calvooooooooo de Vox que como no tenía nada que hacer acudió de inmediato y se encontró con semejante percal. Aprovechando la confusión Roberto huyó, dejando a su amigo atrás con pasta metida en todos sus orificios, incluyendo como no, el siempresusio.
ESTÁS LEYENDO
Érase una vez Roberto
HumorRoberto, siempre Roberto. Roberto es un ser asqueroso pero tiene amigos muy raros y a Diosito de su lado. Ellos le acompañarán por unas peripecias que ya le gustaría tener a El Cid.