Te lo confío

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En la casa del árbol, construída por Vegetta, se encontraba Rubén... Cubriendo su cara con su peludo gorrito con orejas de oso.

-Idiota, idiota ¡Idiota!- se repetía una y otra vez, tanto mental como verbalmente.

Se sentía terrible Vegetta, su mas confiable amigo quería saber algún secreto de él... En la mañana el ojivioleta le iba a contar el suyo.

-¿Qué voy a hacer...?- voltéa hacia la imagen en la que salían ambos abrazados.

Con cara triste se aleja y baja del árbol, saltando hacia otro árbol más pequeño. Cayendo sobre las ramas y aterrizando al suelo.

-¿Qué te voy a decir Vegettita?- se encamina hacia su casa y entra, cerrando la puerta.

Se detiene en seco al ver la nieve en el suelo, toma un poco y la hace bolita para arrojarla a la pared, haciendo un ruido casi seco. Dándole una idea al peliblanco. Toma mucha más nieve mientras mira a su amada convertida en un muñeco.

-Mi Nieves... ¿Te puedo usar de excusa? Sé que no puedes responderme... Pero le diré a Vegetta lo que te pasó con el imbécil de Mangel...- Rubius trata de no tocarla, tal tacto podría derretirla.

Se aleja con la nieve en las manos y sube hasta su habitación y sale a la terraza cerca de esa pequeña cascada que tenía, tirando las bolas de nieve al agua.

-Pronto volverás a la normalidad... Solo unas explosiones más y volverás, te lo prometo.

La noche llega y tenía que ir a la casa flotante para confesarle tal secreto, sube por la montaña del tren y va corriendo hacia tal casa. Esquivando los monstruos de la noche y por fin, llegando a la casa.

-Vegetta, voy a pasar- dice mientras le manda un mensaje.

Pasa por el hueco y sube hasta la entrada principal, con el escudo en mano por las dudas. Las torretas estaban apagadas y la puerta de piedra abierta con Vegetta en ella.

-Entra, rápido- le tiende la mano y el osito corre a toda velocidad hasta la mano de el pelinegro, tomando su mano y siendo impulsado hacia dentro.

-Gracias- dice tratando de recuperar el aire.

-De nada, veo que no te cambiaste- lo mira de pies a cabeza.

Rubén se mira y se encuentra con la ropa de cura, la bata negra con las tiras moradas sobre sus hombros y la cruz blanca en su espalda.

-Oh... No, es que tenía prisa- ríe con nervios.

Vegetta lo mira por unos segundos y comienza a caminar hasta su casa. Siendo seguido por el osito a sus espaldas. Entran y se dirigen al primer piso, caminando sin darse mucho la palabra.

-Espera aqui- dice Vegetta mientras se va a la habitación y cierra con llave detrás de él.

Rubius se queda parado en la puerta y, con un suspiro, se da vuelta y observa por el ventanal de color lila. La vista era impresionante, casi que puede observar todo desde las alturas. Camina un poco más y se asoma por la puerta de la habitación del fornido. Se sonroja al ver la cama grande que tenía, con adornos de corazón colgados del techo de la misma, con sábanas moradas.

-Tremenda cama para una persona...- agacha la mirada recordando algo- Cierto que está Akila...- suspira- Y puede que la anciana de Merlyn- vuelve a mirar la cama con expresión triste- Y también Willy...

La cerradura de la puerta le saca de sus pensamientos y acciones; se voltea y sale alguien de ropas oscuras, adornada con pieles. Marcaba todo su abdomen y físico, y en la cara llevaba una máscara de un lobo, le cubría todo y no dejaba ver nada a excepción de unos ojos morados profundos.

-Yo... Soy el Lobo Nogtugno- se acerca y acorrala a Rubius contra la puerta de la habitación. El osito quedó atónito...

-¿El Lobo Nogtugno?- le mira a los ojos y, detrás del cristal lila, leyó los ojos de Vegetta- ¿Vegetta? ¿Tu fuiste el que me ayudó cuando estaba preso?

-Pog supuegsto que si monamí- con su mano sostiene el mentón de Rubén para que le mire. De a poco lo aprisiona contra la puerta, apegando su cuerpo al del contrario.

-V-Ve... Lobo Nogtugno.... Esto...- se sonroja y su gorro de oso le cubre los ojos- ¿Qué ha-haces?- siente todo el cuerpo sobre el de él y la puerta hace un ligero sonido.

-El Lobo Nogtugno puede haceg lo que las pelotas le canten- sonríe de manera maliciosa y con picardía.

El lobo saca su lengua y la pasa por arriba de los labios contrarios, haciendo una pequeña lamida. Rubén se sonroja a más no poder, trata de alcanzar algo con la mano y llega al manubrio, sin pensarlo baja la perrilla y abre la puerta. Ambos rodando hacia la habitación.

Rubius quedó arriba del Lobo y este con las manos por arriba de la cabeza. El osito se sintio muy poderoso de tener al mismísimo Vegetta debajo. Por un momento sintió ese deseo incontrolable de hacerle de todo al Lobo, pero pudo controlarse.

-V-V-Vege...- el oso sentía la cara arder, el lobo abrió lentamente los ojos hasta encontrarse con los verdes.

-¿Lobo Nogtugno recibirá algo o debe gobaglo?- lleva las manos a la cintura de Rubius y se la acerca a la entrepierna. Haciéndole notar al oso que estaba en una situación que debía ser afrontada, y él estaba igual.

-Yo...- le miraba y le era irresistible, la tela de licra remarca cada músculo del mayor, todo su cuerpo se podía ver... Todo...

Las manos fueron bajando hasta los glúteos de Rubius, dándole un escalofrío que le recorría todo el cuerpo hasta la nuca. La tensión era demasiada que sentía que iba a acabar, el roce era increíble y los toques le daban vibras que le hacían sentir más que vivo ¿Cómo lo hacía?

Su respiración se aceleró y Vegetta hizo un ligero movimiento pélvico, como si leyera los pensamientos de Rubén... Le hizo acabar bajo la túnica de padre que llevaba.

El Lobo le miraba con picardía, sabiendo que la respiración agitada y tratando de relajarse era por que había acabado. No podía sentirse más feliz y deseado. Se acomodó para acortar la distancia y acercarse lo más que pudo a ese rostro tan tierno.

-Tu mirada me hace entendeg... Que quieges más...- rozaban las narices mientras sentía los jadeos chocando con su boca.

-Esto es... Ile-ilegalísimo...-  quería desviar la mirada pero se encontraba hipnotizado por ese hermoso púrpura.

-Dícelo a mis huevos- terminado de decir eso comenzó a besar al oso mientras que este no se le negaba, hasta parecía que quería más.

La máscara del Lobo fue lo primero en caer al suelo, seguido del gorrito de oso. Las manos sujetaban la nuca de Rubius para hacer más profundo ese beso apasionado mientras que sus manos trataban de apegar el fornido cuerpo de Vegetta...

Lobo Nogtugno se separa para apreciar lo que tenía enfrente un Rubius en el suelo, jadeante y con esa expresión que Vegetta quería mantener o incluso ver si habían más como esa. Vuelve a besarlo y de poco a poco se va al lóbulo de la oreja y le da una pequeña mordida mientras le respira, dando a entender lo que se venía.

Uffff, me siento viva 😂😂😂😂, pero un poco mala por cortar la historia... No se si han visto ese meme que dice "Cuando vas en el primer capítulo y ya hay nopor (y sale la foto de OUOUOUOUOU WOW) 😂😂😂😂😂

Espero que la disfruten fujoshis, fundanshis y que saboreen bien... Ya que solo este es el comienzo.

💚💚💚💚💜💜💜💜

L@S LEO LUEGO ❤❤❤








🐺🐻






🐺Lobo Nogtugno... Te reto. Atte: El Bromas 🐻 ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora