❥ Prólogo .୭̥

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Las alarmas sonaron tan fuerte que pudieron haber roto los tímpanos del más débil, era una terrible señal. La ira de estarse perdiendo interminablemente en cada habitación del lugar, los hacía enfurecerse en mayor medida hasta que sus rostros no eran capaces de aguantar las marcas que les salían, unas llenas de rabia irremediable.

Tanto Muzan como la última luna superior que resistió, habían salido disparados de lugar y así logrando una huída exitosa. No habían razones ya de porque quedarse en el lugar, su objetivo era uno completamente distinto y quedaba poco tiempo. Kibutsuji sabía que Nezuko se estaba volviendo humana poco a poco, no habría ya tiempo de lograr encontrarla y digerirla, por lo que quedarse no era la mejor opción. Debías mantenerse cuerdo, por más imposible que fuese debía lograr sus propósitos sin ninguna interrupción. Ninguna más.

El criador de demonios estaba cabreado a más no poder, de haber sido directamente llevado a una trampa, que de no ser por los pensamientos de la primera luna no hubiera seguro salido de allí, hasta que calmará sus ganas de deshacerse de una vez por todas de todos esos pilares, de todas esas personas que no eran más un jodido estorbo para el mismo Muzan.

—Bien. —escupió en rabia. —Esto no quedará así, me deshaceré de la forma más horrible y despiadada. —cualquiera que viese su rostro en ese momento sentiría un temor que haría a todos sentarse de rodillas para pedir clemencia, ante su deseo de seguir viviendo. —Veo que tienes a uno de ellos en brazos. —su mirada quedo fija en Kokushibo, quién en manos poseía al mismísimo pilar de la niebla, quién desde lejos era el más joven de todos ellos. —Encargate de él. Ahora que no cuento más con las lunas superiores, buscaré formas de crearme nuevas marionetas. —mencionó para desaparecer en la oscuridad.

Era horrible el estado en que se encontraba el menor, de no se porque la luna superior decidió darle de su sangre en ese momento no la hubiera contado. Ahora tendría un discípulo suyo que de propia sangre venía, y que desde luego contaría con muy buenas capacidades. El momento de la verdad llegó, Kokushibo acomodo las piezas de su cuerpo según debían ser y con dificultad el menor se fue uniendo a ellas.

Parecía de nuevo un niño pequeño e inocente, su mirada andaba más perdida de lo usual, como si hubiera perdido algo trivial en él —no era de esperar, había dejado de ser humano— mientras movía ligeramente las extremidades de su cuerpo, el presente allí se había quedado sorprendido. El menor no mostraba rastros de querer consumir carne humana, parecía demasiada neutra su reacción cómo sí eso mundano deseo no lo estuviera consumiendo.

Quizás porque le estaba llevando su tiempo el regenerarse. En ese preciso momento el color tan característico de la parte inferior de su cabello, de aquel azul tan claro y resplandeciente empezaba a tonarse rojo carmesí. Bastante sino prácticamente similar al líquido que los humanos poseían en cada una de sus células. Las marcas que le salían al dejar su vida en plena cuerda con la vida y la muerte, ahora estaban del mismo color en sus mejillas siendo parte de su nueva apariencia.

Ese día Muichirou Tokito había perdido cualquier rastro de ser humano, además de haber sido definitivamente apartado de todos sus demás compañeros. De todas las personas que muy dentro suyo tenía aprecio, siendo borradas de su memoria tras cada segundo que transcurría. No obstante, esa sensación de que algo le faltaba para sentirse completo estaba presente.

✿℘ Demesne┊TanMui [ Cancelada ].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora