Comienzo Del Viaje

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'¿Por qué escogieron una hora tan malditamente tarde?'

Fue lo primero que cruzó la mente de Anna Arendal mientras esperaba en la esquina de su casa, con su maleta lista junto a sus pies, a que sus amigos pasaran a recogerla para lo que sería unos días acampando.

Después de haber tenido una semana pesada de exámenes finales, los chicos tuvieron la magnífica idea de despejarnos y disfrutar unos días en la naturaleza para reponerse. No me malentiendas, no era una aguafiestas que se encerraba en su casa sin salir por días... está bien; pocos días...

La idea de ir a la montaña del norte; a disfrutar de la fresca laguna, el aire limpio y la libertad que te daba era necesaria y añorada por todos, pero había algo que le causó cierta incomodidad en toda esta ecuación.

Las chicas, que por extrañas razones aún no comprende, parecían ser del agrado de su extraño y algo problemático grupo de amigos que consistía en Kristoff, Eugene, Hans y Olaf.

El que había dado la brillante idea del viaje fue Kristoff, ya que su papá tenía una cabaña que casi no usan en el área donde querían ir, así que se le hizo fácil pedirla por esa semana sabiendo que la respuesta seria afirmativa.

Fue en un pequeño receso que tuvieron en la escuela, estaban planeando que llevar y a qué hora partir cuando las chicas, mejor conocido como The Crush Club ya que todos tenían alguna clase de atracción hacia ellas, alcanzaron a escuchar y preguntaron si era posible que ellas fueran.

Eugene fue el primero en responderles, diciéndoles que estarían encantados y honrados de que los acompañaran a un viaje que pocas chicas disfrutaban. Y se preguntaran, ¿Cuál fue la causa de que respondiera tan velozmente? Simple; Rapunzel Corona.

Eran las más cotizadas de la escuela, formado por seis hermosas chicas; Rapunzel Corona, Mérida Dunbroch, Marshal Snø, Moana Motunui y Elsa Winters. Ellas eran el sueño de todos, tanto chicos como chicas, queriendo tener alguna clase de relación con ellas y, los más valientes, pidiéndoles incluso salir con ellos. Pero nunca aceptaban a nadie.

Y la reina de ellas, la mujer más hermosa que Anna haya posado sus ojos, era aquella rubia platinada con ojos tan azules como el mar antártico. Ella era la abeja reina del grupo; siempre perfecta, siempre por encima de todos en promedio, siempre la mejor. Ustedes creerían que alguien así seria una creída y demás, pero no ella; Elsa era la persona más amable y de corazón puro que podía existir. Tratando de ayudar a los que realmente lo necesitaban o dando pequeñas tutorías en su tiempo libre.

Así fue como Anna la conoció; así fue como cayó en su encanto.

Ellas pidieron si podían salir en la noche, ya que tenían alguna clase de compromiso del cual no podían escapar; y los demás no vieron ningún problema con eso. Anna no tenía problema con eso, y viendo que la platinada no se encontraba con ellas en el momento, pensó que no iría al viaje así que fue mucho más fácil asimilar la situación.

Pero jamás pensó que pedirían salir a las 11 de la noche.

Y ahí estaba Anna; con un simple pans negro, un hoodie color verde y sus converse grises, revisando su celular constantemente para checar los mensajes. Ya habían pasado 10 minutos esperando, estaba por llamar a los chicos cuando una camioneta negra se estacionó enfrente de ella.

Una camioneta Kai de quien sabe qué modelo sea, se detuvo frente a la acera. La parte del techo estaba repleta de maletas, todas amarradas con alguna clase de cable o cuerda para que no se perdieran en el camino. Mérida estaba en el asiento del copiloto alado de un sonriente y algo nervioso Kristoff.

- Ya era hora. - reclamó Anna, creyendo que la habían abandonado.

- Lo siento por tardar tanto. Tuvimos... un pequeño contratiempo en el camino. - Respondió, rascándose la nuca y con una expresión algo alarmada.

Un Viaje PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora