Odio Inexplicable

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Kim Seungmin, el chico más aplicado y responsable que conocerás en tu vida. Era disciplinado y puntual, cosas que por estos tiempos eran difíciles de encontrar en un adolescente.

Con sus 16 años recién cumplidos el castaño con parecido a un cachorro, mantenía un buen comportamiento y por supuesto un buen desempeñó académico, estas dos cosas lo hacían permanecer en el cuadro de honor por tercer año consecutivo.

Con una sonrisa sincera esperaba a que el camarógrafo tomara la foto de este año, iba a volver a su casa con una buena noticia a pesar de que no se la fuera a contar a absolutamente nadie. Se sentía muy orgulloso de si mismo, todo el esfuerzo que puso en volver a tener ese pequeño lugar en la pared por otro año más rindió sus frutos.

El cegador flash de la cámara lo hizo darse cuenta de que ya era momento de volver a su clase de historia.

Agradeció al camarógrafo con una reverencia y lo mismo hizo con el director, solo que este si le regalo una sonrisa aprobatoria antes de despedirse. Salió de aquella sala de fotografía y camino por el pasillo desolado de su escuela para llegar a su aula.

Hasta su forma de caminar de alguna manera era perfecta. Con su espalda enderezada, su frente en alto, los brazos a los costados de su cuerpo y cada paso que daba le hacia mostrar elegancia y formalidad a pesar de ser solo un adolescente.

La única diferencia era que su expresión se mantenía sería, la sonrisa sincera se había desvanecido sin dejar rastro alguno de su presencia. Ahora mostraba la realidad de su actitud en aquella escuela de prestigio.

"El aburrido Min" o mejor "El chico fantasma" o tal vez "El mudo" porque si, los alumnos seguían pensando que él era mudo. No lo era, simplemente no veía necesario digirle la palabra a los individuos que asistían a la escuela junto con él, simplemente una pérdida de tiempo. Él no oía de un oído, tuvo un accidente cuando era niño que lo afecto en un importante sentido y había quedado sordo de su oído izquierdo.

A pesar de su pérdida auditiva y que podía hablar sin dificultad alguna, no le hablaba a nadie a menos de que fuera necesario.

No es que se sintiera superior a todos los demás, solo era que los estudiantes no merecían que él los tratara como iguales si ellos tampoco lo hacían. Inaceptable, pensó el castaño.

Su silencioso y tranquilo trayecto se vio interrumpido por un silbido que lo hizo girar su vista al lugar de donde provenía el ruido. Pero no encontró nada en aquel sitio, solo algo... Una alarma en su mente que repetía «¡Trampa!» pero ya era muy tarde.

Ya sentía el dolor en toda su espalda, ya sentía un dolor punzante en la parte trasera de su cabeza, ya se encontraba tirado en el suelo con sus ojos cerrados y la respiración agitada. Lo habían empujado con mucha fuerza contra los casilleros.

— Casi te nos escapas mudito...

Esa era la parte oscura de la vida de Seungmin, la parte en la que aparecía Wooyoung. Todo parecía oscurecerse cuando él aparecía en escena para hacerle la vida imposible, no exagera cuando dice "Imposible" pues el pelinegro lo odiaba sin razón alguna y eso le hacía pensar que simplemente lo quería utilizar como saco de boxeo, ya que no hacía más que golpearlo cada vez que se atravesaba en su camino.

Y ahí iban otros tres años consecutivos... Tres años consecutivos de golpes, insultos, bromas pesadas y mucho más que no quería recordar. ¿Que hizo para ser tratado de esa forma? Esa era la pregunta que rondaba por su cabeza cada día, por más que pensada y pensaba no le encontraba una respuesta a esa pregunta.

— Oye idiota te estoy hablando... ¿Donde diablos tienes lo que te pedí marica?

— N-No sé si lo sabes Wooyoung pero llamar a alguien homosexual no es un insulto hoy en día, además, la palabra "Marica" es muy antigua..  y sobre lo que pediste... Lamento informarte que no tenía dinero, por lo tanto, no lo traje.

¿Creyeron que se dejaba pisotear así nomas? Pues no, podía no devolver golpes pero si respondía con coherencia, cosa que su abusador personal no conocía ni hacía el intento de conocer.

Sintió su cabeza ser golpeada contra los casillero a su espalda, tuvo un pequeño mareo ante el golpe inesperado.

— ¡Maldito niño cerebrito! Vete a la mierda con tus respuestas de sabelotodo... Sé que tienes miedo de mí, eres tan... ¡Tan malditamente insoportable! La próxima vez que me respondas de esa manera trapeare el piso con tu puta cara, bastardo.

¿Lo ven? Puro odio inexplicable, la sola presencia de Seungmin parecía enojarlo a más no poder.

Supuso que después de esas "Bonitas palabras" por parte del pelinegro recibiría otro golpe, pero también supuso que este golpe era el que lo haría llorar en su casa y el que lo haría retorcerse en su asiento en el aula de clase. Cerro sus ojos con fuerza y espero lo que seguía.

Sólo que lo qué se supone que pasaría no sucedió en ningún momento, lo único único que escucho fue un golpe en seco. Abrió sus ojos y se encontró con una escena impactante frente a él.

— Vuelves a ponerle un dedo encima y te rompo un brazo, ¿Me escuchaste imbécil?

Eso gritaba el azabache recién llegado a un Wooyoung tirado en el suelo tocando su mejilla. ¿Quien es él? Se preguntaba Seungmin mientras miraba el perfil del chico que lo... Lo estaba defendiendo. Estaba seguro de que no lo había visto en ningún momento, debía ser nuevo. Y si era nuevo ¿Por qué defendía a un completo desconocido? En la mente del castaño eso no tenía sentido.

Seungmin sólo se dedico a mirar con atención la escena frente a él, puede que no conociera al chico que lo defendió pero se sentía agradecido con él. Era la primera persona que interfería en los abusos de Wooyoung

— .... Bien?

Parpadeo dos veces y se fijo en que el chico frente a el, no había escuchado su pregunta así que solo asintió y trato de levantarse. Hizo una mueca de dolor al sentir su espalda adolorida y toco su cabeza.

Miro al morocho y hizo una reverencia, agradeciendo su intervención al igual que su defensiva forma de actuar frente un notable acto de abuso.

— Hey, no te creas tan importante. Wooyoung es un imbécil, no lo hice por ti solo lo hice porque así tendría una excusa para darle un golpe sin que fuera de quejica con el director.

El castaño se enderezó y asintió, lo sabía tanta amabilidad hacia su persona no podía ser posible. Es como si todos los humanos a su alrededor tuvieran un pacto contra él, ayudarle o mostrar amabilidad sería un pecado.

Se encogió de hombros restándole importancia a la confesión del morocho y se encamino a su aula de clase fingiendo no sentir ninguna clase de dolor, al menos era bueno en eso. Fingir.

Imperfect Couple || SeungbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora