¿Si tuvieras la oportunidad, lo harías?

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(Términos extraños se encuentran al final del texto para mejor entendimiento)

"Ningún personaje de la serie me pertenece, todo queda en nombre del creador de Date a Live"

Mi mundo ensueño

¿Sabes, Shidou? Desde el mismo momento en que te encontré, cuando nos vimos por primera vez, vi una luz anaranjada. De todos los humanos que había encontrado, tú no huiste; de todos los que me atacaron, tú me diste una mano. Te has encontrado con tantas que mis sentimientos no supieron controlarse... y aun así, tú estuviste ahí.

¿Aún me escuchas? ¿Estás conmigo todavía? Se siente tan frio este lugar...

¿Puedo pedir un día más a tu lado?

...

La campana de la escuela sonó, los ojos de aquella chica empezaron a abrir paso a la luz, una que le causo varias molestas antes de recobrar todas sus energías.

—Vamos, Tohka, la escuela no es un lugar para dormir...

Esa voz, en sorpresa, este volteo solo para verlo de nuevo.

—¿S...Shidou?

—Vamos, tenemos que irnos.

—L-Lo siento, no espere quedarme dormida...

—Tranquila, fue al final de la clase, no te perdiste de mucho la verdad.

—Mm... —Al mirar sobre la ventana, el pequeño atardecer acompañaba el cielo que antes juraba estaba azul—. ¿Cuánto tiempo...?

—Te dormiste mucho, yo te intentaba despertar y tu quedaste, creí que te habida sucedido algo... hasta Origami se acaba de ir.

—¿¡E-Ella se quedó!?

—Claro —Este giró para ver la puerta abierta—. Decía cosas como "no dejare que ella despierte junto a él" o "así demostrare que soy la que más te ama".

—T-Tobiichi —Lo dijo con tonó resentido.

—Pero, le dije que se fuera. Después de todo, hoy prometimos algo.

—¿E-Eh...?

—La cita, ya sabes, ayer.

—¡O-Ohhhhh! —Esta se levantó de su silla mientras sus ojos brillaban en euforia—. ¿¡De verdad dije eso ayer!?

—¿No lo recuerdas?

—Mm... —Esta presionó su mentón rebuscando en sus memorias—. N-No lo recuerdo... ¡Pero, no me molesta, es más, bien hecho Tohka del pasado!

—Jajajaja. Estas muy rara hoy —Shidou le sonrió con su típica alegría—. ¿Nos vamos?

—¡Sí!

...

Los dos chicos, juntos, caminaban en el atardecer que tanto prometieron tener ese día. Tohka, ahora con un pan de kinako en su mano y una alegría rimbombante, subía las escaleras a tal punto de llegar a aquel sitio donde se encontraron en su primera cita.

—¡Mira, mira!

Entre aves avistadas y un bello ambiente impecable, Tohka corrió a la barandilla solo para ver por completo el atardecer que hace mucho había olvidado. Dejando que la brisa despeinara su cabello, esta suspiro una nueva vida de la reciente brisa que también era una acompañante de esta aventura.

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